XXXVI | 1/2

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Todas las palabras que ella me dijo cuando era una niña ingenua retumban en mi cabeza a tal grado de causarme un fuerte dolor en la sien.

—¡Deja a esa ingrata! —pego un brinco ante su repentino grito. Observo por el rabillo del ojo a Perla obedecer, se levanta dejando el cuerpo inmóvil de su hermana en el suelo. —Cariño, abre la página de la OMC, tenemos cosas que hacer y mucho que planear.

Eso último me hace cuestionarme aún más. Mi pobre cerebro tiene tanto que asimilar, tanto que entender. ¿Por qué menciono esa página donde vi aquello que me enseñó Aedam?

Me siento tan perdida, que me enfurece no saber nada, odio sentir que es bastante fácil caer en sus mentiras.

—Si ella no viene a nosotros, haré que la traigan por mi, ellos irán a por ella como siempre. —esto último me provoca escalofríos. La mujer que tenía en un pedestal es completamente diferente a como yo la tenía.

Ella no es mi madre, ella es una mujer perversa, sin sentimientos que golpea a sus hijas, las manipula  y oculta muchos secretos, esa mujer es ella. Es Solange Bronova, la imagen del respeto y honestidad es solo una máscara para ella.

¿Por qué nunca me quisiste, mamá?

Decidida me encamino a una de las habitaciones, busco una ventana para así poder salir por ella y escapar de ese terrible lugar. Aún tengo dudas pero lo que tengo claro, es que no volveré a ver a mi madre de la misma forma, no la veré como mi figura modelo, porque yo no quiero ser como ella.

Yo ahora quiero ser peor para que tome una cucharada de su propia medicina.

Encuentro una ventana y me salgo casi tropezando con los nervios que cargo, Perla es su favorita; porque ella no le reclama como Pamela o yo, le sigue y le obedece sin rechistar. Es su marioneta.

Me encamino al edificio donde está el departamento de Alexer, me quedo ahí desde que decidí dejar la casa de mi madre, la noche en la que me reveló sus sentimientos por Alexer, por mi Alexer.


—¡Señorita! ¿Cómo está? Tiene un mensaje en el teléfono, solo ponga el número 131 del buzón. —el guardia del edificio se preocupa por mi, me pregunta como estoy, me ayuda en lo que puede, él me tendió las llaves del departamento de Alexer, para que pueda acceder si problema.

El terrible sentimiento de angustia no desaparece de mi pecho, lo busqué, hace días decidí ir a buscarlo a las comisarías y no hubo rastro de él.

Simplemente, no me daban información. Le sonrío a Will, el portero del edificio, un señor mayor pero agradable.

—Gracias, Will.. —sigo mi camino cabizbaja. —Que tengas buena noche.

Por unos segundos fijo la mirada en la luna, las estrellas. Una ligera brisa me atraviesa y me abrazo a mi misma e intento darme calor, mis brazos se estan expuestos al ambiente frío.

Entro al ascensor y no tarda en subir. Una vez ya en el piso accedo al departamento lo más rápido posible.

Otro día más sin saber de ti, Alexer.

¿Hay posibilidad de que ese mensaje de voz, sea de él? Corro en dirección al teléfono del departamento y pongo el código de buzón que me dió el portero.

Empieza a sonar, sigo algunos pasos y me detengo cuando se pone la grabación.

¿Me dirás donde está? —una voz distorsionada pregunta en un silencio abrumador, siento escalofríos recorrer mi cuerpo como si la escena estuviera frente a mi.

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora