ALEXER. CORRIGIENDO

D I E C I S É I S

DESCONOCIDA.

—June... June, dime algo. —me habla con una sonrisa realmente torcida. —¿La viste? ¿Como es ella?

Frelighsburg es un pueblo grande, el pueblo de los perdidos. ¿Por qué le llamaban así? Por qué ahí nacieron muchos asesinos. Entre ellos, ella. ¡La que tanto busca él!

La única capaz de asesinar. ¿De verdad? No lo creo. Logró asesinar a varios, sin dejar evidencia dijeron idolatrando sus acciones. Y fue tan mentirosa como para hacer creer su inocencia a muchos.

Pero él lleva la ventaja en este juego y es lo que no le gusta a mi jefe. Siempre lo escucho decir; La encontraré y ella será mia. ¿Por qué? porque es perfecta y la perfección va conmigo. Sea a mi lado o... En mi cama.

Y su manera de idolatrar me enfurece, no ve a quien tiene al frente, quien daría lo que sea por él. No, todos ven a la chiquilla que ese pueblo de porquería de encargó de dar a conocer.

—No, solo a la nueva conquista de Alexer. —miento deliberadamente aunque a él no puedo mentirle, es un ser de otro mundo. Inteligente, estratega e increíble en sus creaciones.

—Oh.. Alexer —repite, jugando con el anillo de acero entre mis dedos. —Hijo de puta, se adelantó. ¡No espero ni un carajo!

Pego un respingo cuando él alza la voz, soy June Stewart. La más fiel compañera. Tan estúpida y sumisa a él, pero eso no le satisface, no lo llena como quiero que lo haga en mi.

—June. —me llama nuevamente, se levanta como un resorte y viene caminado a paso decidido. —¿Como es ella?

Retrocedo ganando que forme una pequeña sonrisa mientras baja su la mirada a mi.

Sus palabras me llegan a la mente; Pobre ingenua estúpida. No podría fijarme en ti cuando existe ella en mi mente. Para él soy tan inservible que no le soy de importancia ahora.

Después de todo lo que hago por él...

—Cabello rubio. —vuelvo a mentir, claramente no es, aunque la que vi tampoco se le asemeja, no tiene los ojos que describió la rubia.

—Ella. Es ella, debe ser ella. —sonríe como un loco y luego niega. —¡No! Ella no es rubia. Joder.

—Ojos cafés. —continuo.

—No, definitivamente, no es ella.

—Tiene...—dudo fingiendo recordar. —Tiene pecas.. Muchas pec...

—Mientes. —palidezco automáticamente, mi tranquilidad se va al carajo. Él puede deducirlo, sabe leer perfectamente el comportamiento humano a tan corta edad.

—¿Que? —balbuceo como una tonta.

—¿Estas mintiéndome, June? —lleva su dedo índice a mi mentón y me obliga a mirarlo.

—N..No, no claro que no. —me apresuro a decir.

—Si sabes lo que sucede cuando me mienten. ¿Verdad, June? —sonríe de lado, acerca su rostro al mio y me pongo roja con su cercanía. Veo mis labios con ansias.

—Si y.. No te miento, es lo que vi

—¿Crees que voy a besarte? Oh, que ilusa. —se ríe en mis narices. —Si solo fueses ella, sería distinto.

Pero no lo soy, me tengo que conformar con ser su mojigata, con sueños y deseos del matrimonio al estilo disney. Que para él son un puto asco.

—¿Viste a su madre? —pregunta y niego rápidamente.