V E I N T I C U A T R O

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SAGE BRONOVA.

—¿Quien eres? —pregunto retrocediendo hasta que mi espalda choca contra la ventana.

—¿Quien soy? ¿Es lo que preguntarás? Pensé que sería otra cosa, pensé que me atacarías por estar aquí. —bufa negando.

—¿Que haces aquí?

—Ah, vine a jugar cartas contigo. —bromea. —No seas ingenua, necesito de tus artimañas.

—Te has equivocado, largo de aquí. —señalo a la ventana, todo me dice que entró por ahí. Y aún no puedo verlo, porque esta en la oscuridad de mi propia habitación.

—¿Eres de Frelighsburg, no?

—Si, pero..

—No me equivoqué. —asegura convencido de lo que dice. —Ya me tienen en la mira, necesito que elimines un objetivo, en manzana DF, un hombre de unos...

—¿Perdón? —le interrumpo y se calla al instante. —Yo no soy una asesina. ¡Largo de mi casa!

Empieza a caminar en mi dirección, tiene el rostro cubierto por un pasamontañas negro, solo puedo ver sus ojos y sus labios.

Unos ojos grises e inyectados en sangre por completo.

—¡Detente! —estiro mis manos frente a mi con las palmas, indicando que se detenga. —No sigas, porque voy a...

—¿Que? ¿Vas a apuñalarme? Intentarás... ¿¡Matarme?! —esto último lo grita contra mi rostro, está tan cerca que puedo ver la combinación de sus ojos, pego un brinco en mi lugar.

No, no...

—Quizá.. —susurro intentando contener los nervios traicioneros.

—Oh, no lo harías. —empieza a sonreír mostrando sus dientes blancos. —Pero yo sé quién sí, tú novio.

Tan rápido como terminó cubrió mi cuello con una sola mano, y aprieta sin importar nada, ni el que ya no sienta el aire en mis pulmones y un vacío se instale en mi garganta.

Instintivamente guío mis manos a la suya en un intento de quitarlas, me empieza a faltara más el aire y siento como si mi cabeza fuese a explotar.

—Tienes mucha suerte, como para que el hijo de Aidan Bekler sea quien acabe contigo. —aun mantiene su mano en mi cuello, me gira y hace que retroceda hasta que la parte de atrás de mis rodillas choque contra la cama y seguido me tire sobre ella.

Se coloca encima de mi, aún sosteniendome del cuello, hasta que deja de presionar, pude tomar una bocanada de aire antes de que apriete de nuevo.

—¿Sabes? Me encantaría follarte. —se acerca a mi oído y aclara su garganta. —Sin control, hasta que todo tu bello cuerpo de porcelana se tiña de recordatorios de que fuiste de Aedam Bekler.

Nuevamente su agarre en mi cuello se hace más suave, rápidamente me apresuro a tomar más aire y así no morir asfixiada.

—Das Eigentum eines Mobsters. —su tono cambia y habla en un idioma que no puedo entender del todo, pero creo que es Alemán.

—¿Vas a... matarme? —me atrevo a preguntar, él levanta su rostro para mirarme. Se quita el pasamontañas y fija sus ojos en los míos.

—Si no me ayudas, te mataré. —su dedo índice recorre mi mejilla hasta bajar por mi pecho y detenerse en medio de mis senos. —Tengo un serio problema, y tú, digamos que tienes una lista llena de fantasmas.

—Yo no los asesiné, no recuerdo haber hecho lo que se me acusa.. es la verdad. —musito cansada de hablar con alguien como él

—Shh, shhh.. —su dedo índice cae sobre mis labios, obligándome a callar. Ahí es donde al parecer se percata de la herida en mi labio inferior. —Así que, a Alexer le gusta rudo, ¿eh?

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora