XXXVII | 2/2

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Una respiración ronca y pesada se escucha al otro lado de la línea, sólo puedo oír los latidos acelerados de mi corazón en espera de una respuesta.

—¿Quién habla? —me atrevo a responder nuevamente, la persona del otro lado bufa, como si estuviera sonriendo.

—Sage, tú intentaste matarnos. —no puedo reconocer la voz, tiene ese aparato que distorsiona e impide reconocerla.

No es verdad, nada de lo que dicen es verdad, no lo es. ¡Todo es un sueño! Voy a despertar y nada de eso seguirá aquí.

Intento pellizcar mi brazo y me lo aparto cuando duele. No es... No es un sueño.

—No se quien eres, pero no voy a detenerme hasta saberlo y si tú...

—El enemigo está cerca de ti, muy cerca, Sihana. —lo escucho reír. —Pero mejor ve a curar a tus amantes.

Y sin más ni darme tiempo a responder, corta la llamada. Me deja totalmente confundida. Reposo el teléfono en su lugar y salgo de la habitación rápidamente para ir a ellos.

Me encuentro con la escena donde el portero está con Alexer y el médico con Kyler que ahora se encuentra sobre la alfombra recostado, su rostro completamente pálido, aún tiene sangre en su abdomen.

Me encamino a la alfombra y me pongo de cuclillas frente al médico.

—¿Esta grave? —pregunto en un susurro. Pongo la vista entre el portero y Alexer.

Alexer entre abre sus ojos y los fija en mi.

—No, sólo debo hacer una pequeña sutura y deberán tener reposo absoluto. —su mirada pasa de Alexer a Kyler.

Me limito a mover la cabeza asintiendo a sus indicaciones, siento el temblor en mis piernas y los nervios a flor de piel.

El portero Will se levanta y se hace a un lado para que pueda posarme a lado de Alexer.

—Ya puedes irte, Will. —el rubio habla acomodándose sobre el sillón. —Todo esta bien, puedes irte.

Él mencionado asiente con las cejas hundidas, no tan convencido. Se retira del departamento no sin antes despedirse de mi con un asentimiento de cabeza y coloca nuevamente su gorra de seguridad sobre su canoso cabello.

Me siento a su lado y sostengo su mano, el forma una sonrisa y no se muestra débil, apoya su cabeza en mi hombro.

—¿Estas bien? —inquiere en un tono bajo.

—Tengo cosas que contarte, así como tú a mi. —estas últimas cinco palabras las pronuncio lentamente para que sepa a qué me refiero.

—Lo sé... —responde en un suspiro cansado.

Me quedo observando el cuerpo de Kyler, tiene rasguños y la cortada que el médico se empeña en cerrar con los hilos, la escena no me molesta para nada. De hecho solo mantengo mi vista en el pelinegro de ojos verdes que está recostado en la alfombra.

Es demasiado atractivo, es como Alexer y me cuestiono sin respuesta el que lleguen a parar justo aquí, igual que Alexer de magullado pero ambos aquí.

Después de la sutura, Alexer echó al médico que quería hacernos preguntas hasta por los codos.

Él médico se fue no sin antes darnos unas pastillas azuladas, dijo que son para tratar el dolor. Kyler está sentado en el sillón frente a Alexer, ambos con el semblante serio por la presencia del otro.

—¿Y, bien? —rompo el silencio, me inclino hacia adelante y poso mis codos sobre mis muslos, dirijo la mirada a Alexer y después a Kyler. —¿Que pasó?

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora