V E I N T I U N O

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UN AÑO ATRÁS.

ALEXER CAVALIER.

Correr.

Lo que hacen todos. Sin detenerse, sin mirar a los demás. Es correr o morir y apuesto a que nadie quiere morir hoy. Mucho menos a manos de ellos.

—¡Huyan! ¡Bola de parásitos! —El ambiente se llena de sonidos explosivos, balazos, las personas a las que les tocan las balas caen y son aplastados por los demás que escapan desesperados del lado sur del pueblo.

Porque desde que llegaron se dividió el pueblo en silencio. Mientras ellos hacen destrozos en el lado sur, los del lado norte están con murallas y planchas de metal en todas las puertas del vecindario.

Lo peor de todo, es que aún no conozco a quien cojones buscan. ¿Quien es el maldito objetivo?

Los Mellizos Wester, conocidos como... Reyes del Caos.

Los que han sido una bomba y tendencia entre los nuestros, en la OMC no paran de hablar de ellos como los destructores de pueblos.

Si eres el objetivo de ellos, prepárate, porque no llegan a pedir ni a rogar, llegan a acabar y llevarse lo que creen suyo.

—¡Vaya! Miren a quien nos venimos a encontrar. —no abandona su tono de burla. Ella esta con su típica expresión divertida y arrogante, el monstruo con el que compartió vientre está serio, mirándome como si fuese un inferior a ellos. —El chico de Bondi Beach. —finaliza la melliza psicópata.

No respondo, los conocí ahí. Pero me dan igual.

—¿Por qué aún sigues aquí? ¿Algún juego con las pueblerinas?

—¿Que te hace pensar, que tendría juegos con alguien del pueblo? —respondo fríamente, sin expresión de diversión.

—No lo sé... Tu dime. —se acerca a pasos decididos, relame sus labios. —Las Bronova. —sonríe de lado antes de llevar una mano a su cabello. —¿Las conoces, corazón?

Me tenso con su sola mención, aunque no lo demuestro, sabe que me da igual todo.

—¿Cual es mi nombre? —entierro mis dedos alrededor de su cuello y ella ni se inmuta porque la tomé desprevenida.

—¿Cual es el mio? ¿Acaso te molesta que no recuerde el tuyo, pero tu sí el mío, corazón?

Espero a que su hermano quiera atacar por ella pero no sucede. Solo se queda de pie mirando la escena, sin inmutarse.

—Este es mi territorio. ¿A que se debe su incompetente presencia?

—Verás... no te tenemos miedo, Alexer. —alardea ella mirando a su hermano.

—Deberías.

—Lo sé. Me hiciste un gran favor y no te tengo miedo. —enrosca sus manos alrededor de la mía. —Pero Izan, no lo sabe y si yo se lo dijera...

Hago más presión en mi agarre en su cuello, ella solo se mantiene tranquila, mirándome y retándome con la mirada. Desde esas jodidas inyecciones estoy empezando a actuar como un estúpido sociopata.

—Decirme, ¿Que? —el pequeño monstruo se hace presente. Izan Wester habla, serio, mirando a su hermana como si fuera su mayor enemiga.

—Nada importante. —la suelto.

—Solange Bronova. —menciona cambiando el tema. —¿Donde está ella?

—Esa mujer, no vive aquí. Hace mucho que se fue. —contesto con seriedad. Se largó y se la llevó con ella, maldita bruja.

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora