Mi madre maneja tranquilamente en las frías y oscuras calles de regreso al edifico.
Ninguna dice nada desde la despedida con Perla y Pamela. Por alguna razón, Pamela se fue antes de que mi madre pudiera dirigirle la mirada, supongo que no debe ser de su agrado una psicóloga.
—Sage, irás por las tardes al salir de tus clases a las charlas, regresarás conmigo y dormirás temprano. —quiero replicar, protestar por su decisión, pero no es momento, solo asiento con la cabeza para seguir mirando por la ventana.
Detesto que quiera manejar mi vida cómo si fuese suya, pero de nada sirve replicar o contradecir sus decisiones. Ella siempre gana.
Llegamos a casa, mi madre y yo cenamos en un silencio incómodo para mí, después me metí en mi habitación y me eché a dormir queriendo acabar el día.
Al día siguiente casi ni desayuno, mamá no está y salgo mucho más temprano de lo normal para visitar a Nathalie.
Me planto fuera de la casa de Nath, no esta lejos de donde vivo.
—Por favor, ¿Puedes informarle a Nath que estoy aquí? —esta es la última vez que busco a Nathalie, después de desaparecer así como así.. Dejarme tirada y colgarme no debería estar buscándola.
Sin embargo, es mi mejor amiga y la quiero mucho.
—Pase, la está esperando en su habitación. —hago lo dicho hasta llegar a la habitación que ya conozco desde que Nathalie es mi amiga.
Antes de entrar, doy unos toques anunciando mi presencia, la puerta está entreabierta.
—¡Pasa! —abro la puerta y me encuentro a una Nathalie roja, su rostro con morados y su nariz mal envuelta en gasa.
—¿Que demonios, Nathalie? —las palabras salen de mi como si estuviera agonizando. Ella está desparramada en su cama, su rubio cabello es un desastre. Exagero mi expresión de asombro en cuanto ella desvía la mirada.
—La rinoplastia no era lo que esperaba. —se queda reclinada sobre varias almohadas.
—Pero... ¿¡Que has hecho?! —me acerco a la cama mirándola mal. —¡Que te hiciste! ¿Por qué te hiciste eso? ¡Tú nariz era perfecta!
—Baja la voz, tengo un horrible dolor de cabeza. —arruga la nariz aún con la gasa y cierra los ojos por el dolor.
—Nathalie Hanner. —la llamo con tono de reproche. —¿Estas loca? Eso no se hace. ¿Tus padres estuvieron de acuerdo?
—No, pero no lo sabrán. Ni les intereso. —rueda los ojos y palmea el espacio a su lado, indicando que me siente con ella. —¿Ahora entiendes por qué te corté? No puedo ni moverme.
—¿No puedes moverte? Pero si la rinoplastia es en la nariz, no es las piernas, tonta.
—Sage no solo fue rinoplastia, me sometí a masajes extremos para moldear mejor el cuerpo, y él no poder moverme por algo debe ser, me quedaré en cama. Ahora, cuéntame qué sucede.
Me siento a su lado y le cuento lo que sucedió con los Mellizos, del sueño, de que mi madre asegura que fue un recuerdo y que los conozco desde niños. Que debo ir a charlas y conocí a unas chicas super raras, a las cual mi madre con su herencia les paga la casa y sus gastos.
—¿Todo eso en dos días? ¡Diablos!
—Si y no sé si puedo confiar en Perla y Pamela.
—No, no confíes en ellas, pueden... son raritas, luego se te pega. —se ríe.
ESTÁS LEYENDO
ALEXER. CORRIGIENDO
Misterio / Suspenso1| La realeza maldita. COPYRIGHT © 2020 Evadne Reed. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, tampoco se acepta copiar palabras o frases de este libro, sé original y creativo...