Capítulo 18

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Después de que Lestia regresó herida, Dora cuidó y revisó cada rasguño día y noche, ya que estaba preocupada de que los rasguños provocados por el clavo oxidado empeoraran.

—Es un alivio, señorita. A juzgar por la profundidad de la costra, no creo que deje cicatriz— Dora golpeó con suavidad la almohadilla de algodón empapado con desinfectante en la herida. Lestia cerró los párpados y recibió los toques en silencio.

Cuando se enfrentó a los ojos preocupados de Dora, sintió que era un gran error hacerse daño. El hecho de que alguien se preocupara por ella causó sentimientos complejos, tanto de agradecimiento como de pena.

—Bueno, señorita, le prepararé el desayuno enseguida. Asegúrese de comer bien para recuperarse pronto.

Como de costumbre, se sirvió la comida en la mesa de la sala. Los platillos estaban realmente deliciosos, como siempre, pero Lestia de alguna manera se sentía vacía.

< ¿Los hermanos...habrán comido?>

No había visto ni a Joel ni a Mathius correctamente durante dos días. Los dos apenas mostraron sus caras y volvían a altas horas de la noche, como si estuvieran ocupados con algo.

<Quiero decirles que comamos juntos>

Pensó que hablaría más con Joel y Mathius cuando volviesen a la mansión, quería hablar de su familia y de la identidad de los matones que la secuestraron. Sin embargo, rara vez hubo una oportunidad para reunirse.

<No, están ocupados, no puedo interrumpir. Esperaré lentamente.>

Lestia sacudió la cabeza y aclaró su decepción.

Afortunadamente, Lysian vino a Lestia a la hora establecida para ayudarla con sus estudios.

<Hoy, me aseguraré... le pediré a Lysian que cene conmigo>

Lestia estaba decidida y como siempre, esperó hasta el final del horario matutino de Lysian.

Lysian le dijo que estuviera en silencio dentro de la mansión hasta que todas sus heridas de la mejilla se curaran, así que Lestia se dirigió a la biblioteca en lugar del campo de entrenamiento, y repasó lo que había aprendido hasta que llegó Lysian.

Lestia se preguntó cuánto tiempo había pasado y apartó la mirada del libro.

—¡Lysian!, ¿Ya estás aquí? ¿Eh...?

Pero hoy, Lysian no estaba solo. Curiosamente, tres caballeros del ducado de Berchester estaban detrás del Lysian. Entre los caballeros, pudo ver a Franker, quien le había dicho que quería recibir flores de Lestia.

Lestia lo saludó con alegría.

—¡Sr. Franker!

—Oh, Dios mío, es Franker. Llámeme Franker. ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! —Franker aplaudió y miró a Lysian que estaba frente a él. Sin embargo, el pelinegro los presentó brevemente como si no importara.

—Lestia, estos son tus caballeros a partir de hoy.

—¿Eh? ¿Mis caballeros? —Lestia parpadeó porque no podía comprender el significado de esas palabras. Sin embargo, como si hubieran estado esperando este momento, los caballeros caminaron delante de Lestia, se arrodillaron sobre una pierna y la miraron fijamente.

—Es un honor poder servir a la princesa.

—Como los dientes y garras de un valiente león que gobierna el noroeste, dedicaremos nuestra espada y nuestro corazón a Lestia Berchester.

—¿Aceptará nuestro juramento de lealtad?

¿¡Juramento de lealtad!?

Cuando salieron las colosales e inimaginables palabras de los caballeros, Lestia se avergonzó y se vio obligada a mirar a Lysian, pero él dijo con indiferencia.

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora