Capítulo 3

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< ¿Qué puedo hacer? Me he disculpado, pero parece que siguen enfadados. >

Lestia no podía levantar la cabeza porque pensaba que algo estaba mal, pero el primero que rompió el silencio fue Lysian.

—Como era de esperar, lo mataré.

—Lysian— dijo Joel, agarrando el antebrazo de su hermano que estaba a punto de saltar del carruaje — No hagas las cosas más escandalosas. Gerard me ordenó que la trajéramos lo más silenciosamente posible.

—Maldición, demasiadas cosas que hacer—al final, Lysian reprimió sus sentimientos y se sentó de nuevo.

Joel se acercó a Lestia, la tomo por sus hombros y le dio un cálido apretón para que se enderezara.

—Lestia, no eres nada estúpida. Y no hiciste nada malo, ¿lo entiendes?

—¿Nada malo?

—Exacto, nada malo.

—Oye, está bien. ¿Qué hay de malo en no poder leer? Cuando lees solo te da dolor de cabeza—dijo Lysian tratando de corregir la situación causada por sus acciones.

Sin embargo, la situación no se había resuelto en absoluto. Lestia todavía no podía levantar la cabeza, y se encogió más que antes.

Joel finalmente suspiró y tomó el periódico que estaba en las manos de Lestia. Luego, señaló con su dedo índice la foto en blanco y negro del hombre que aparecía en la primera página del periódico.

—Aquí. Mira esto, Lestia. El de la foto es nuestro primer hermano; Gerard Berchester.

Era un hombre guapo, con rasgos profundos y pulcros, además de ojos inteligentes que no podían ser arruinados por una impresora barata.

Los labios apretados, la mirada silenciosa y sombría en su rostro parecían algo violentos.

—El hermano fue al palacio imperial para la sucesión del título, por eso nos pidió a nosotros que te trajéramos.

—El título... ¿la sucesión?

—Sí. Nuestro padre falleció no hace mucho tiempo y mi hermano se convirtió en el jefe de la familia, y finalmente hemos descubierto tu existencia.

—¿Nuestro padre?

—Sí, ya que también es tu padre.

<Padre.>

En eso, Lestia habló con urgencia. — Nunca he oído hablar de mi padre. ¿Cómo era?

En realidad, nunca había oído hablar de él. Su tío sólo le había dicho que su madre era una mujer que vendía su cuerpo. Lestia se removió en su asiento sin saber lo avergonzada que estaba, ya que su madre la había dado a luz y falleció sin contarle nada.

Y su tío dijo que no sabía de su existencia.

—Bueno... ¿cómo puedo explicarlo? El antiguo Duque de Berchester era un tonto—dijo Joel, evaluando a su padre con una voz fría. Su apariencia, que era gentil y elegante de pronto se hundió en la frialdad, era algo extraño, pero rápidamente borró aquella expresión de su rostro.

—Sí, fue un tonto. ¿Por qué mi padre dejó sola a una niña tan encantadora como tú? Lamento haber llegado tarde—Joel se disculpó, dobló el periódico y lo dejó donde estaba.

—De todos modos, Lestia, ya no me importa mi padre. El hecho de que tengas hermanos no cambia y aunque fuéramos medios hermanos, compartimos la misma sangre. Quiero decir...—dijo, y sonrió de manera juguetona. —Bueno, ¿qué dices, me llamarías hermano?

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora