Capítulo 83

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—Príncipe Kissius. Qué extraño. Ciertamente no recuerdo haberlo invitado a este lugar—la emperatriz señaló claramente que Lysian no había sido invitado al salón.

Y luego habló mirando a las personas presentes.

—Además, estás en mi palacio. ¿No es muy grosero que un hombre entre así en una reunión social de mujeres? Las jóvenes deben estar muy sorprendidas.

Sin embargo, Lysian descruzó los brazos como si no le importara en absoluto lo que decía. Luego caminó directamente al lado de Lestia y se enfrentó a la emperatriz de frente.

En un instante, todos en la salón observaron a Lysian mientras contenían el aliento.

—¿Lysian...? —Lestia miró al pelinegro con una expresión de perplejidad, pero Lysian la miró instándola a permanecer en silencio.

Luego se interpuso entre Lestia y la Emperatriz.

—Es su majestad quien no tiene modales. Ha incriminado a mi persona sin conocer nuestra relación.

Para ocultar su expresión distorsionada, la emperatriz abrió el abanico que había colocado a su lado y se tapó la boca.

Era un chico descarado.

No podía creer en su reunión social viniera a decirle a ella, que era la emperatriz del imperio, que estaba inculpando a alguien injustamente, además de acusarla a carecer de modales y cortesía.

Quería castigarlo de inmediato, pero le entristeció estar en una situación en la que no podía hacerlo.

Pero no podía bajar el rabo aquí.

—Acusación falsa. Observe esta piedra de mana que hizo la joven Berchester. Es un producto desconocido que está más allá de los canales de distribución de la familia imperial. Es un delito.

El broche que la emperatriz confiscó como prueba, brillaba intensamente ante la luz.

Pero Lysian no se inmutó en absoluto.

—Ya se lo he dicho. La señorita de Berchester me pertenece, así que puede considerarse una investigadora mágica de la familia imperial.

La emperatriz se echó a reír.

—Estás mintiendo, duque Kissius.

El emperador nunca le ha dado a Lysian la autoridad para manejar la magia de la familia imperial.

La magia era un poder de la corona.

El emperador no trató de compartirla, ya que Lysian demostró un rendimiento excepcional en otras áreas.

Sin embargo, había hecho una piedra de mana con Lestia.

—Ahora veo quién ha cometido el crimen, gran duque Kissius. Fuiste tú.

La emperatriz no pudo ocultar su alegría ante la idea de que Lysian participara en actos ilegales.

Y esto lo había dejado claro.

Lestia Berchester era la debilidad del gran duque Kissius.

No podía creer que haya entrado en el campo del enemigo como una polilla dirigiéndose al fuego en caso de que algo saliera mal.

Sin embargo, Lysian miró a la emperatriz con una expresión arrogante y pronunció unas palabras inesperadas.

—No es ilegal. Hace poco su majestad el emperador me ha confiado la autoridad administrativa del departamento imperial de magia.

—¿Qué, qué...?—la barbilla de la emperatriz tembló de forma natural.

Si no se hubiera tapado la boca con el abanico de antemano, todos los presentes habrían visto a la emperatriz desconcertada.

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora