Capítulo 93

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Seighton creó inmediatamente una nueva espada de color rojo y chocó contra espada de Lysian.

¡Chaeng-! ¡Clap-! ¡wosh-!

El agudo eco de las espadas enfrentándose a una velocidad tremenda llenó la biblioteca.

—Ma, majestad. Esta... no... es mi voluntad. Yo sólo... yo... —Seighton jadeó y se defendió.

Su cuerpo ya estaba cubierto de heridas y cicatrices. Eran heridas heridas que le habían infringido al atravesar la férrea seguridad de la mansión Berchester.

Era el resultado de la fidelidad a la orden de la emperatriz.

[—Aunque mueras, mata a Lestia Berchester y muere.]

El cuerpo de Seighton se resistía desesperadamente a la orden, pero el collar, que usaba para impedir su locura, le obligaba a seguir la orden de la emperatriz.

—Lo sé—Lysian también se dio cuenta de que Seighton estaba siendo manipulado por la emperatriz.

Si realmente hubiera querido matar a Lestia, habría sido más fácil utilizar su poder mágico en lugar de estrangularla.

—Pero no puedo perdonarte.

Ahora, Lysian no podía moverse y juzgar la situación con calma.

Al ver como el cómo el autor había apretado el cuello de Lestia con fuerza, en el momento en el que presenció aquella la situación, pensó que su corazón se había detenido.

¿Qué hubiera pasado si llegaba un poco tarde?

Si perdía a Lestia, que por fin podía estar con él. Si no podía volver a sentir el calor de ese pequeño cuerpo... de solo imaginarlo, provocaba que la sangre dejara su cuerpo.

Entonces, sólo se sentiría aliviado si cortaba el aliento del autor que bloqueaba la respiración de Lestia y le cortaba los dedos. Era justo que tuviera una muerte dolorosa y sufriera más de lo que sufrió Lestia.

Así que, sin dudarlo, puso toda su fuerza en la espada.

—Argh—Seighton fue empujado una vez más hacia atrás, apenas pudiendo evitar un punto vital.

No había piedad en el ataque de Lysian.

Estaba harto de los malditos Onleadres. Esa estúpida espada que aparecía en sus pesadillas cada noche, asechándolo.

Semillas interminables con un irritante cabello rojo.

Si hubiera sabido que esto pasaría, debería de haber secado las semillas y borrarlas de la historia. Para que ni siquiera la emperatriz, ni nadie, pudiera aprovecharse de su poder.

La razón desapareció, y sólo la ira dominó la cabeza de Lysian.

—¡Ugh...! Oh, no...

Cuando Lysian cortó profundamente el torso de Seighton, éste sintió que ya no podía aferrarse a los hilos de la razón.

—..........Lo siento.

Finalmente, con las últimas palabras de disculpas, se rindió a la orden de la emperatriz y perdió el conocimiento.

Al mismo tiempo, el poder mágico de la espada de Seighton se volvió más feroz. Y los iris color escarlata, ubicados en los globos oculares, comenzaron a elevarse.

Lestia gritó brevemente al sentir un estallido de locura en el cuerpo de Seighton.

—¡No! ¡Es peligroso! ¡Lysian ......! ¡Tenemos que correr!

Pero era una tormenta.

Lysian no estaba ni siquiera un poco desconcertado por el cambio de Seighton. No le importaba si la espada mágica de Seighton era el resultado del potenciador que había utilizado la emperatriz.

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora