Mientras tanto, Gerard estaba escuchando los informes de su personal de operaciones en el campo de batalla.
La orden del emperador que fue entregada esta vez era para destruir a los rebeldes en la frontera sur.
Como siempre, era aburrido, poco interesante y nada gratificante.
—Duque, a este ritmo, creo que el barrido estará completo en menos de dos meses—el personal de operaciones terminó de informar.
Gerard frunció ligeramente el ceño porque el barrido tardaría más de lo previsto. Sin embargo, no tenía ninguna intención de dejar esta batalla en manos de sus subordinados.
¿La razón? fue porque a su juicio, el enemigo era muy débil y en sí, la filosofía de Gerard era no enfrentarse a los débiles.
¿No era demasiado dura la lucha entre un mago y una persona común?
Por lo general, Gerard observaba la batalla y se ponía en primera línea cuando su ejército era rechazado o cuando luchaba contra el enemigo.
El daño del enemigo era demasiado grande si iba él solo, así que tenía en cuenta a la vida humana a su manera. Como resultado, el tiempo de permanencia en el campo de batalla solía ser más largo, pero no le importaba mucho.
Si terminaba la guerra de manera rápida o lenta daba igual, ya que de todas maneras el emperador se llevaría los beneficios de todos modos. Gerard quería mantener la fachada de que querer seguir al emperador, aunque fuera de forma moderada.
Gerard se acarició la barbilla mientras aceptaba el informe y preguntó por algo que le pareció extraño recientemente.
—Por cierto, ¿qué llevan los caballeros recientemente en sus brazos?
—Oh, ¿lo ha visto?
En estos días, Gerard descubrió algo que nunca había visto entre los caballeros de Berchester, y era que la mayoría de ellos, llevaban flores de papel sus brazos.
—Son flores de papel. La señorita Lestia las dobló ella misma y se las dio a los caballeros.
—¿Ella?
—Sí. Existe un mito entre los caballeros de que ellos estarán a salvo si reciben flores de la dama de la casa a la que sirven. La señorita escuchó de la historia y las hizo ella misma.
—Hiciste algo inútil—susurró Gerard.
Si tenía que dar flores, pudo haberlo resuelto con dinero. No debió doblar flores de papel y regalarlas. Gerard no sabía si calificar aquello como ineficiente o solo in montón de basura.
—Pero la moral de los caballeros ha subido mucho. Es algo positivo.
Ante las palabras del personal, Gerard pensó en Lestia y recordó su última comida. Estaba preocupado por la forma en que se miraba ansiosa y parpadeaba sus grandes ojos grises.
No le importaba mucho, pero debió de haberle dicho que no se preocupara. Era una hermana menor segura de sí misma, pero de corazón blando.
Ella parecía que en cualquier minuto podría herirse y romperse con facilidad, a diferencia de sus otros hermanos, que vivirían bien dondequiera que se les dejara solos.
<Es más difícil de lo que pensaba.>
Como dueño de la familia, trató de asumir el papel de su padre, pero Gerard no conocía el de su padre. Aun así, lo tomó con responsabilidad y la dejó en el lugar más seguro, así que pensó que le iría bien, sin problemas.
Le dijo a Lestia que siempre le proporcionaría lo mejor, y también dejó a Lysian a su lado.
<Así es como se supone que debe ser.>
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La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.
Fantasy"Los hermanos peligrosos de la princesa" Lestia, quién creció en un barrio pobre y un tío borracho, apenas tenía para comer al vender sus flores. Una noche, cuando su tío fue chantajeado por unos matones a causa de una deuda, él trató de vender a Le...