Capítulo 46

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—Eh, esto es...

El lugar donde se detuvo Lysian era un puesto que vendía linternas flotantes que se podían llevar a la playa.

El comerciante actuaba mientras los invitaba con una voz alegre, y varias personas encendían las linternas llevándolas hacia la playa.

—Es una lámpara flotantes. Deberías probarla mientras estés aquí—Lysian señaló el puesto.

Entonces, un comerciante que se veía lo suficientemente bien, se acercó a Lestia.

—¡Cliente! ¡Dale fuego al dios del mar y pide un deseo!

—¿Deseo?

—¡Sí! Hay una leyenda que dice que el dios del mar codicia el fuego. Entonces, si envías fuego al mar como un regalo, te concederá tu deseo.

—¿Eh? Pero el fuego se apaga cuando llega al mar, ¿no?

—¡Ja, ja! Así es. ¿Pero no ley querer lo que no puedes tener? Supongo que lo mismo ocurre con el dios del mar.

Es un dios que desea lo que nunca podrá tener. ¿Cómo se sentiría si el regalo desapareciera tan pronto como tocara su cuerpo?

De alguna manera parecía una historia triste, así que Lestia se mostró reacia a llevar una linterna. Sin embargo, no tuvo más remedio que comprarla ante las siguientes palabras del mercader.

—Pero lo que es más importante que Dios, son los deseos de la gente de aquí. Todos esperan que sus familias regresen a salvo. Así que en estos días estamos vendiendo linternas a un precio de ganga. ¡Deberías elegir una también!

A segunda vista, la gente juntó sus manos y rezó fervientemente después de dejar las linternas en el mar. Algunos incluso se secaron las lágrimas después de terminar de rezar.

De esa acción surgió un sentimiento de anhelo y desesperación.

Lestia pudo notar vagamente que eran familias de los soldados que fueron a la guerra con Gerard.

—Entonces, deme una también.

—¡Bien pensado! ¡Que tus deseos lleguen al dios del mar! —el comerciante encendió una linterna y se la entregó a Lestia.

La linterna de papel blanco brilló en un instante, y el aire caliente llenó el objeto.

—¿Has pensado en un deseo? —preguntó Lysian y Lestia asintió con la cabeza mientras caminaban a la playa, luego, envió la linterna hacia el mar y no se olvidó de juntar las manos para pedir un deseo como hacían los demás.

<Por favor, que el hermano de Gerard y los caballeros vuelvan a casa sanos y salvos.>

Primero rezó por la suerte de Gerard, luego pidió por Joel y Mathius.

<Espero que el hermano Joel y el hermano Mathius consigan todo lo que quieran hacer con buena salud, y regresen felices.>

Y antes de pedir su último deseo, miró a Lysian y cerró los ojos con fuerza.

<...Y quiero que Lysian se quede conmigo por mucho tiempo sin ir a ningún lado.>

Ahora que no había nadie a su lado, pensó que sería muy solitario si Lysian se fuera a algún lugar. Sin embargo, aunque lo pensó para sí misma, creyó en que el deseo era demasiado egoísta.

<Entonces, espero que Lysian sea feliz a mi lado.>

Pero después de decirlo, parecía ser un deseo extraño.

¿No era como un deseo maldito que indicaba que Lysian que no podría ser feliz si no estaba cerca de ella?

Al final, Lestia se vio obligada a corregir todo su deseo.

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora