Capítulo 85

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A la residencia del duque de Berchester, llegó el carruaje que Lysian le había enviado a Lestia.

Seis caballos de deslumbrante pelaje blanco tiraban de un carruaje con un tono azul pastel y un colorido adorno dorado.

Los caballos y el carruaje eran tan hermosos que llamaron la atención de la gente. Además, tenía un vívido diseño de la familia imperial.

Parecía como si estuviera presumiendo, diciendo: "El duque Kissius invitó a la señorita Berchester al palacio".

No importaba cuánto le hubieran dicho a la emperatriz, era necesario convertir aquellas palabras en realidad.

¿Pero era necesario hacer algo como esto?

Los tres hermanos de Berchester se acercaron con disgusto a Lestia, quien estaba de pie frente al carruaje.

—Litty, ¿tienes que ir con Lysian?

—No tienes que ir. Solo tienes que hacer los movimientos correctos, al final se detendrá.

—Así es, Lestia. Si has cambiado de opinión incluso ahora, por favor dime.

Pero Lestia respondió claramente.

—No es necesario, porque fue algo que decidí hacer. Quiero hacerlo.

Entonces Mathius se aferró repentinamente a la gran Lestia.

—No se puede evitar. ¡Entonces iré al palacio con Litty! A diferencia de Joel y mi hermano, hoy no tengo nada que hacer.

Entonces Lestia sostuvo el broche en la mano de Mathius. Era el broche con la piedra de mana para Angela.

—Hermano Mathius, por favor dale este broche a Angela en mi lugar.

—¿Eh?

—Dale también mis saludos, te lo ruego. Sólo puedo confiar en mi hermano Mathius.

—¿Eh? ¿de verdad? Solo confía en mí—Mathius asintió en un instante, ya que el tono y la expresión de la petición de Lestia eran admirables.

Fue después de que Lestia quien ya se había subido al carruaje y cerró la puerta, que se sintió manipulado por su hermana menor.

—Entonces volveré. —Lestia sonrió y se apartó de las miradas punzantes de sus hermanos mayores.

—Lo siento hermano Mathius, pero me gustaría hablar con Lysian a solas el día de hoy.

Quería tener una charla más profunda sobre cómo le había ido a Lysian. Había tantas cosas que quería preguntar y saber.

Entones el carruaje se deslizó rápidamente hacia el palacio.

—Bienvenida.

Nada más llegar al palacio imperial, los sirvientes de Lysian se inclinaron cortésmente y saludaron a Lestia, e inmediatamente fue acompañada a una cómoda sala de estar.

—¿Podría esperar aquí un momento? Su majestad se acostó tarde y recién se levantó. No tardará en llegar.

Lestia les dijo que estaba bien, pero pensó que era extraño.

—Lysian entrenaba el manejo de la espada todas las mañanas... ¿ya no lo hacía estos días?

Era Lysian, quien nunca se había saltado el entrenamiento de espada ni siquiera cuando estaba en Berchester.

Si Lysian hubiese seguido haciendo lo mismo que aquel entonces, debería haberse levantado antes que Lestia.

No podía creer que acabara de levantarse en este momento.

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora