Llevo así como unos seis años.

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#Marcos

Ver a mi mujer así iba a acabar conmigo. Si ella es la única que siempre se mantiene en pie ante cualquier cosa joder, ¿de donde había salido ahora Cloe? ¿Porqué está aquí? ¿No se ha ido de la ciudad? ¿Habrá hablado con mi mujer? ¿Y ese niño? ¿De quien es ese niño? ¿Cabe la posibilidad de que sea hijo mío? ¿Qué pasa con su infertilidad?

- Ese hijo no puede ser mío nena, y casi que me atrevería a decir que tampoco de ella. Pero ahí yo no me puedo meter.

- ¿Cómo estás tan seguro? - agáchela la cabeza antes de contestar. Con este tema, tengo que ir con pinzas.

- La conozco Mía, y por muy dolida que esté conmigo por haberme quedado contigo, no creo que tenga tanta maldad como para ocultarme así. No le pega.

Y no sé si lo he arreglado si lo he empeorado con esto último que he dicho, pero por lo menos estoy siendo sincero. No pienso mentirle a mi mujer. Cloe puede ser muchas cosas, pero mala persona no, y eso me lo había demostrado miles de veces.

- La tienes en un altar - suelta ella como si nada dejándome a cuadros. Ella parece arrepentirse de lo que dice en cuanto termina la frase.

- ¿Qué?

- Lo siento, ese comentario ha estado fuera de lugar. Lo sé, solo que hoy al volver a verla han pasado mil cosas por mi cabeza, y más al ver a ese niño... Marcos, si por alguna razón resulta que ese niño lleva tu sangre, que sea tuyo y de ella, yo...

Pero a mi mujer se le cortan las palabras en un sollozo y yo me siento mal al instante. Joder. ¿Porqué tenía que encontrarse ella esa escena? ¿Porqué yo no?

- Para ya Mía por favor, deja de hacerte daño con algo de lo que ni siquiera estamos seguros porque me estás matando. No soporto verte así joder - le digo mirándole a los ojos. A todos y cada uno de sus preciosos rasgos ahora mojados. Dios mío, ¿como se puede poner tan mal cuando se trata de Cloe sabiendo lo que siento por ella?

- Es que - dice entre sollozos- Marcos yo creo que aunque tuvieras otro hijo de otra mujer, yo no sabría estar sin ti.

- Yo sin ti tampoco nena, creo que de eso ya te has dado cuenta.

- Marcos, yo te quiero, y si ese niño es tuyo, tendrás que hacerte responsable sobre él como con nuestros hijos. Lo entiendo perfectamente y aunque me duela, no pienso ponerte en ninguna situación.

- ¿Qué estás diciendo?

- Pues que si las cosas salen así, nosotros nos subimos al carro y tiramos de él juntos. Las dos familias. Y tú ejerces de padre con quien tengas que hacerlo. Pero quedar te quedas conmigo.

Yo me río a carcajadas intentando no alzar mucho la voz para no despertar a Evan. Y luego le planto un beso a mi mujer en la boca con todas las ganas del mundo mientras la pego a mi. Ahora ella también ríe. Y yo me la comería a besos. Mi noche había sido una mierda hasta que ella se ha reído conmigo. ¡Qué me ha dicho que estaría conmigo aún teniendo un hijo de otra mujer! ¿Cuántas mujeres en el mundo estarían dispuestas a pasar por algo así?

- Recuérdame que te ponga el anillo lo más pronto posible, no vaya a ser que con todas estas cagadas y sustos, te vayas a escapar por ahí. Y entonces acabarías conmigo.

- Estás loco - susurra acariciándome la cara. Yo le beso la mano sin dejar de mirarla.

- Por cierto, mañana tenemos que ir a casa de mis padres. Sé que no viene a cuento, pero sino te lo digo se me va a olvidar - ella asiente sabiendo que estoy en lo cierto.

- ¿Y eso? ¿Te ha dicho algo tú madre de mí?

- ¿Mi madre?, la he visto dormida en la cama de Olivia con ella en brazos.

- Sí, es muy buena abuela - dice con pena. Y al instante sé que como pase unos segundos más observando su disgusto, se va a entristecer acordándose de los cabrones que tiene por padres.

- Vamos a casa de mis padres porque mi hermano Raúl ya está aquí. Me lo he encontrado hoy en la discoteca a la que nos ha llevado Emett.

- Por eso has venido tan pronto - yo asiento.

- Prefería volver a casa y calmarme contigo, a tener que pasar un solo minuto allí frente a mi hermano, queriendo partirle la cara.

- Parece que ninguno de los dos hemos tenido un buen día, ¿eh campeón?

Campeón. ¿Cuántas veces me habrá llamado así?

- Eso parece.

- Y para colmo vuelves a casa y me encuentras a mí así. ¿Te ha dicho algo? - me pregunta con la preocupación en sus ojos. Nena, no hay nada de lo que preocuparse si no se trata de ti o de nuestra familia. Y él no entra en ese saco.

- Nada, no tiene absolutamente ningún argumento con el que atacarme. Supongo que solo quiere dinero, como siempre - le digo más tranquilamente mientras ella se entretiene en acariciar el lunar de mi cuello.

- Parece que todos son un poco oportunos últimamente en nuestra vida, ¿no? Quiero decir,  estamos a días de la boda de nuestros mejores amigos.

- Y a meses de la nuestra - la interrumpo. Ella se ríe.

- Sí, y de la nuestra también. A eso me refiero, son momentos bonitos, no deberíamos de tener todas estas preocupaciones.

- Creo que mejor vamos a olvidarnos de todo esto un rato nena. Ahora solo somos tu y yo, sin preocupaciones - susurro en su oído antes de comenzar a bajar mis besos por su cuello. Ella se relaja al instante y enreda sus brazos en mi cuello, ya no está llorando.

- Te quiero tanto... - le escucho decir.

- Repítelo- le exijo mirándola fijamente a los ojos.

Santo Dios, ¿cuántas cosas buenas voy a tener que hacer en esta vida para compensar que me hayan puesto a esta mujer en el camino?

- Te quiero, te amo Marcos, estoy excesivamente loca por ti.

- Nada de excesivo nena, yo estoy obsesionado contigo. Llevo así como unos seis años.

La sonrisa en su cara crece rápidamente, y yo también sonrío mientras le beso con ganas. Ella enreda sus piernas en mi cintura, perfecta para mí y para la noche que nos queda.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora