Fuimos novios hace un tiempo.

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#Marcos

Aprieto la mandíbula mientras soporto como mi hermano envuelve a mi mujer bajo sus brazos y la abraza bajo la emocionada mirada de mi madre. Pero por algún motivo, siento que a Mía también le pasa algo, está rígida, incómoda, la conozco.

- Así que tú eres la chica que tiene loco a mi hermano, ¿eh? - mi mujer sonríe. Y aunque para cualquiera esa sería una sonrisa valida, yo sé que no es así. Asía ir me limito a cortar la situación de inmediato.

- Sí ella es. ¿Vamos a comer o que mamá? - pregunto mientras cojo a mi mujer del brazo y la pego nuevamente a mi. Lejos de él y de cualquier comentario que haga a Mía incomodarse aún más. Ramón me fulmina con la mirada, pero es que él no ve lo que yo veo.

- Sí, claro que si. Vamos - dice mi madre poniéndose en pie. Raúl se ríe al ver mi posesividad sobre Mía, pero él tampoco tiene la más mínima idea.

- Yo voy a avisar a mi chica también.

Yo asiento sin darle más importancia, a saber que tía es la que se va a traer ahora. Él siempre ha sido de estar con unas y con otras, nunca ha sido hombre de una mujer. Nadie en esta familia lo ha sido, hasta que conocí a Mía.

- Papi, ayúdame porfa - dice Olivia tirando de mi pantalón hacia abajo. Yo la miro, y a continuación veo su pierna extendida hacia mí para que le ate los cordones del zapato del uniforme. Me agacho para hacer un lazo con ellos antes de volver a recomponerme.

- Ya está cariño, vamos a comer.

- Gracias papi - dice mi hija antes de dejarme un beso en la mejilla y salir corriendo hasta el comedor.
Cuando entro en él, me doy cuenta de que mi madre tiene en brazos a mi hijo y le está dando el biberón mientras Ramón la mira como yo miro a mi mujer. Loco, enfermo por ella. Y me lamento al instante por no ser yo el niño al que mirasen así, se quieren desde hace muchos años, quizá yo era incluso más pequeño que Evan ahora y no lo he sabido ver hasta este momento.

- Nena, ¿qué es lo que te pasa? - le pregunto a mi mujer acercándome a su oído suavemente y  aprovechando que nadie nos está prestando atención.

- Son muchas cosas Marcos - susurra ella dejándome a cuadros. A mí tampoco me gusta la idea de tener que lidiar con mi hermano y su repentino interés por la vida familiar. Pero se supone que eso me iba a afectar a mi, no a ella.

- Pero no estás bien, se supone que el que tenía que estar mal hoy era yo. Parecía no importarte conocer a mi hermano.

- Y no me importa - contesta acariciándome la mejilla.

- ¿Entonces qué puede ser tan malo? -pregunto sin dejar de mantener el contacto visual con ella. Si fuera por mí, la cogería ahora mismo en brazos y la enceraría de por vida en una cúpula de cristal donde nadie Puedo era hacerle daño nunca. Pero sabía que mi idea no era algo políticamente correcto de cara a la sociedad actual.

- Eso.

Giro mi cuerpo para mirar en la misma dirección que está mirando ella, y en cuanto mis ojos captan la escena que tiene ante ellos, entiendo la razón por la que mi mujer está así. A ella parece que los ojos se les va a salir de las órbitas. Y a mí se me ha tensado todos y cada uno de los músculos que componen mi cuerpo.

Mi hermano, mi hermano Raúl está plantado de pie con una enorme sonrisa en la cara mientras echa su brazo sobre Cloe. Cloe, mi Cloe. Cloe, la misma mujer con la que creí que me iba a casar algún día, cogiendo en brazos a un bebé sin dejar de sonreír. ¿Qué cojones es esto? ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Ese es el niño del que hablaba Mía? ¿Ese es el bebé que se supone que se parece a mí? ¿Y porqué cojones lo tiene Cloe en brazos? ¿Qué hace ella aquí?

- Hermano, te presento a mi hijo David. Y a mi novia, Cloe - dice con tanto orgullo que me entren ganas de pegarle un puñetazo en la boca. Cloe ni siquiera es capaz de mirarme a la cara, se le tiene que estar cayendo la cara de la vergüenza en este mismo instante. Y no es para menos.

- Lo sé. Nos conocemos - digo firmemente mientras cojo la mano de Mía y la envuelvo con la mía, necesito saber que estamos bien y que está ahí conmigo. Así que siento un gran alivio en cuanto aprieta mi agarre sobre el suyo, estamos juntos en esto.

- ¿Os conocíais? - suelta mi hermano realmente extrañado en dirección a la que ahora es su novia y que un día fue la mía. Cloe está nerviosa, tan nerviosa que no es capaz ni de abrir la boca para dar explicación alguna. ¿ Qué cojones hacia liada con mi hermano?

- Fuimos novios hace un tiempo - digo sin alzar la voz. Olivia seguramente no se acuerde de ella, tampoco tiene porqué enterarse ahora de nada.

- ¿Qué? ¿Salías con mi hermano? ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Porqué no me has dicho nada? - le reprocha Raúl a Cloe soltando su agarre de ella inmediatamente. Mía se incomoda al instante, y me lo hace saber cuando agarra mi brazo con su mano libre y se pega aún más a mi.

- ¡Qué bien que ya estamos todos! ¡Sentaros! ¡Vamos a comer! - anuncia mi madre con su característica simpatía, apareciendo a nuestro lado por sorpresa. Pero nadie parece hacerle caso.

Mía está mirando la escena que tenemos en frente nerviosa, mientras que Raúl fulmina a Cloe esperando una respuesta, y Cloe me mira a mi esperando que la saque del lío en el que ella sola nos ha metido. Pero no pienso dar mi brazo a torcer.

- Ya vamos Eva - responder Mía tan agradable como siempre. Yo miro a mi mujer, y en cuanto veo el estado en el que se encuentra, aprieto el agarre de su mano en la mía y tiro de ella hasta la mesa nuevamente. No pienso dejar que las sucias ideas que puedan tener esos dos influyan en mi relación con mi mujer. Ya habíamos tenido bastante.

- Vamos.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora