¿Cuánto ha bebido?

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#Mía

- Te voy a castigar cielo, te voy a castigar tanto que no vas a poder sentarte como mínimo en dos semanas.

Y tras esta inquietante y directa frase, Marcos me cuelga como si nada. Como si no fuese completamente consciente de lo que me causa escucharle hablar así, de mis piernas apretadas y mi ropa interior mojada.

- ¡Eh Mía! ¡Un chupito más amiga! - dice Emma llegando hasta donde yo estoy, con una botella en la mano y la sonrisa de contenta y borracha a la vez.

- Creo que si bebo un solo trago más, acabaré vomitando en menos de diez minutos.

- Sí, no pasa nada, te unirías al club - dice mientras señala a la cuñada de Lili y a dos chicas más vomitando en los cubos del hielo. Yo trago fuerte y aparto la mirada rápidamente de ellas antes de que se me suba y acabe siendo una más de ellas. Dios mío, ¿cuánto hemos tenido que pagar para que ni por estas nos estén echando de aquí?

- Creo que mejor vuelvo con el resto - susurro mientras mi amiga se ríe fuertemente de mí. Supongo que mi cara de fatiga debe ser un poema ahora mismo.

- ¡Amiga! ¡¿A qué no sabes qué?! - dice Lili en cuanto me ve llegar a donde están ellos.

- Ha llamado a Ryan - interviene Polo con cara de "nos hemos metido en un lío".

- ¿Qué? - suelto casi de inmediato.

- ¡Que la próxima en casarse eres tú! ¡Qué alegría! ¡Va a ser todo tan bonito! - grita Lili más borracha que una cuba. Yo intento sujetarla cuando prácticamente se deja caer sobre mi cuerpo con los brazos abiertos, pero entre el mareo que tengo yo y la altura de mis tacones, apenas aguanto segundos. Menos mal que está Polo para ayudarnos, como siempre.

-Gracias - le digo a mi amigo. Él me devuelve una leve sonrisa como respuesta y le quita a Lili la botella de la mano antes de que vuelva a llevársela a los labios.

- Vamos nena, su futuro esposo debe estar ya en la entrada esperando.

- Espera, - digo frenando mis pies en seco- ¿Marcos también viene?

- La verdad es que no lo sé, nena. Pero espero que tú pedazo de hombre no aparezca por aquí, ya bastante cachondo me ha puesto el ca hijas que quería ligar contigo como para ahora ver al tío con el que te vas a casar. Mi prototipo perfecto.

- Y el mío - susurro divertida.

Mi amigo me lanza una mirada cómplice, sabiendo todo lo que se me está pasando por la mente en este momento. Por eso, cuando salimos y veo que solo está Ryan ahí preocupado por su futura mujer, me pongo a pensar en lo mucho que echo de menos a Marcos. En las cosas que haría ahora mismo con él... en lo cachonda que estoy... en lo que le gusta que le diga cosas así.

- ¿Cuanto ha bebido? - pregunta Ryan cuando coge a Lili de los brazos de Polo.

- ¡Hemos perdido la cuenta amigo! - interviene Emma gritando felizmente mientras aparece con otra botella de alcohol en una mano derecha, y el cuerpo borracho también de Rebecca, la hermana de Ryan a su izquierda.

- ¿Enserio? ¿Mi hermana también? - nos regaña Ryan como si nosotros fuésemos los culpables de algo mientras cierra la puerta del copiloto de su coche tras dejar a Lili dentro. Nosotros no hacemos más que reírnos.

- ¡Venga Ry! ¡Que te invito a una copa! - le dice Emma sin quitar la sonrisa de su cara. Y yo no sé si es por el alcohol o qué, pero la cara de Ryan no hace más que hacernos reír a Polo y a mí a carcajadas.

- Me llevó a mi novia, y a mi hermana de aquí. Y vosotros deberíais iros ya también, no estáis ninguno en condiciones de conducir - nos dice con el típico tono de padre responsable mientras sienta a Rebecca en los asientos de atrás.

- Que quiere más alcohol dice, vaya tía- suelta Emma mientras niega riendo con la cabeza como si pudiese entender lo que la chica acaba de decir. Ryan la fulmina con la mirada, y yo me tengo que tapar la boca para que Ryan no pueda oírme riéndome de la situación.

- Venga Mía, sube - suelta Ry sin previo aviso.

- ¿Qué? ¿Yo? ¿Porqué? - pregunto mirando a mi mejor amigo. Todavía quedaba mucha noche.

- Como que porqué. No sabes lo que he tenido que formar para poder venir solo y evitar que Marcos la liase. Lo conoces, sube si no quieres que me mate por volver sin ti.

- Pero yo no quiero irme...

- Y no nos iremos - suelta Polo cruzándose de brazos. Yo me río por su reacción. ¿Desde cuando la gente borracha es tan graciosa?

- Os venís los dos, venga.

- Que no - contesta Polo rotundamente.

- Pues creo que se os ha acabado la fiesta - dice Ryan señalando hacia la entrada con el dedo.

Cuando nos giramos vemos a Emma y al resto de las chicas saliendo de la discoteca en muy malas condiciones. Y si todas habían salido del reservado, significaba que la discoteca ya estaba cerrando. ¿En qué momento de la noche había pasado el tiempo tan rápido?

- Vamos nena - me dice mi amigo mientras enrolla su brazo con el mío para entrar al coche dignamente. Ambos sabemos que por mucho que nos queramos quedar, la fiesta ya ha terminado aquí.

Cinco minutos más tarde, Lili, Rebecca y Polo, van dormidos en el coche mientras Ryan conduce concentrado y yo me lamento por el dolor de cabeza que voy a tener mañana. Todavía siento a mi cuerpo bailando en ese sitio sin poder moverme apenas para que no se me vea nada.

- Sí, nene -suelta Polo con su cabeza sobre mi hombro y la boca abierta. A saber con que puede estar soñando.
Entonces se me viene a la cabeza la idea perfecta para quitarme el aburrimiento de encima. Saco mi móvil del bolso y le escribo un mensaje a Marcos, a pesar de haber pasado de sus últimas cinco llamadas perdidas. Ni siquiera las había visto.

- "Estoy de camino a casa. Espero que tengas tantas ganas de jugar como yo".

Enviado.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora