Epílogo II

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#Mía

No puedo evitar reírme al ver como Marcos me aprieta contra él delante de todos los invitados para ponerme frente al altar sin importarle en lo más mínimo el agarre de Carl sobre mi brazo. Así es, había decidido que no había nadie más indicado en el mundo para mí que mi chofer y prácticamente padre, de toda la vida.

- Tú - suelta Carl bruscamente hacia Marcos cuando nota la ausencia de mi brazo sobre el suyo - espero que hagas muy feliz a mi niña.

Me aguanto las ganas de llorar al verle el semblante algo nostálgico. Él me ha cuidado durante todos estos años, ha sido mi cómplice en múltiples ocasiones, él siempre me ha cuidado mientras mis padres viajaban por trabajo, él mismo fue quien me trajo a este lugar para estudiar, y también fue quien me recogió hace unos años cuando una de mis peores pesadillas. Él vino a ver a Olivia nacer, y aunque haya sido en la distancia, siempre había estado para mí. Así que que era la persona idónea para esto, y sabía que incluso mis padres, que estaban sentados entre el resto de invitados observando la escena, eran conscientes de que había elegido la opción correcta.

- Claro que si - le responde Marcos de lo más formal antes de bajar el tono para que solo escuchemos lo que va a decir nosotros tres - ahora deja que nos casemos.

Sonriente me doy media vuelta y me pongo de cara al sacerdote de la familia mientras Marcos sostiene mi mano entre las suyas firmemente. Ambos escuchamos lo que el padre relata, nos levantamos y nos sentamos cada vez que él lo hace, y nos mandamos las mismas miradas cómplices que cuando nos conocimos. Nos ponemos cara a cara, interiorizo las palabras del padre sin dejar de perderme en los ojos grises del hombre que tengo delante mientras siento mi corazón bombear con fuerza.

- En la salud y en la enfermedad - susurro completamente absorta en su belleza.

- En la riqueza y en la pobreza - continúa él tirando de mí para pegarme a su cuerpo.

- Para amarte y respetarte por encima de todas las cosas.

- Todos los días de mi vida - pronuncia suavemente acortando la distancia aún más.

- Hasta que la muerte nos separe - susurro a duras penas cuando noto su aliento sobre el mío.

- Hasta que la muerte nos separe.

- Puede besar a la...

No escucho más. De repente solo estamos Marcos y yo queriéndonos como siempre, con un anillo en nuestras manos que simbolizan mucho más que lo que nos queremos. De hecho, cuando Marcos pasa su mano por mi cintura para pegarme aún más a él, noto como quiere demostrarme lo mucho que me quiere en el gesto. Igual que yo a él. Nos separamos por falta de aire sin dejar de juntar nuestras frentes. Le miro, me mira, y sonreímos los dos. No es hasta entonces que caigo en la realidad del momento al ver a todos los invitados de pie sonriendo, aplaudiendo, chiflando e incluso soltando algún que otro comentario que me hace morir de la vergüenza.

- ¡Fuiiiit! ¡Fiuuuuuuu! - chifla Ryan.

- ¡Viva los novios! - se escucha a Polo.

- ¡Ese es mi amigo! - exclama Emett levantando ambas manos en el aire haciéndome reír. Yo me río observándolos a todos por unos segundos alegrándose por nuestro momento, incluso me atrevería a decir que he visto a mi madre con una sonrisa en la cara.
Siento el agarre de Marcos apretando mi mano fuertemente mientras habla con el cura, como si se pensase que me iba a ir a alguna parte. Y aprovecho para dejar que alguno de mis amigos me abracen. Polo, que me dice lo mucho que me quiere al oído. Lili, que se limpia las lágrimas de los ojos con Isabella en sus brazos... e incluso Eva.

- Gracias Mía por devolverme a mi hijo, gracias por haber arreglado todos mis errores - me dice al oído mientras la gente va saliendo de la Iglesia para esperarnos fuera - eres lo mejor que le ha pasado a mi familia en mucho tiempo.

- Felicidades hijo - escucho decir a Ramón cuando me separo de mi suegra.

- Tenéis que iros fuera, los novios deben salir ya - avisa el cura. Ellos asienten rápidamente y se dan media vuelta con los niños para irse por el mismo sitio que el resto.

- ¡Mamá! ¡Espera! - grita Marcos- ¡Los niños van a salir con nosotros!

Le miro rápidamente con toda la felicidad del mundo. Sé que si me mira ahora me verá con los ojos brillosos, y es que esto ni siquiera estaba planteado, pero lo cierto es que me hace sumamente feliz. Y así se hace, con Evan en los brazos de Marcos y cogido de mala manera con una sola mano, Marcos me mira con una sonrisa sin soltar la que le queda de la mía mientras Olivia camina delante de nosotros la mar de contenta.

- ¿Lo tenías planeado? ¿Era una sorpresa para mí? - susurro mirándole a los ojos. Si no tuviera el ramo de novia en la otra mano, ya estaría acariciándole la cara para besarlo.

- No somos una familia que deja a nuestros hijos fuera de nada, y tú y yo sabemos lo que es eso. Así que ahora que somos una familia de verdad, vamos a salir como tal nena.

Le beso. Y antes de que la gente se impaciente más, salimos de la Iglesia los cuarto juntos, seguramente más felices que nunca. Olivia corre con sus primos y Marcos le da nuestro hijo a Ryan en cuanto ve la lluvia de arroz y de flashes que caen sobre nosotros. Quiero detenerme, detenerme a dar besos, abrazos y agradecimientos a todos, pero mi hombre apenas me deja sonreír a una cámara cuando ya está cogiéndome en brazos delante de todos para a continuación, meterme en el coche nupcial no tal rapidez, que me hace reír a carcajadas.

- ¡¿Qué haces?! - le digo riéndome a carcajadas cuando se lanza a besarme y a tocarme nada más arrancar el coche.

- ¿Cómo que qué hago? - pregunta de lo más sensual sobre mis labios- Nena, no puedes presentarte así vestida, con ese vestido para volverme loco y un anillo que grita en el mundo que eres mía, y pretenderme mantenerme lejos de tu cuerpo hasta esta noche - me dice firmemente mientras me acaricia las caderas sin dejar de mirarme a los ojos.

- Es verdad, no puedo hacerlo.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora