Todo me parecía poco.

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#Mía

Me había despertado más pronto de lo normal, supongo que por la ausencia del cuerpo de Marcos a mi lado en la cama. Apenas eran las siete y la cama ya estaba vacía. Así que aproveché para darme una larga un relajante ducha, también bañé, vestí y amamanté a Evan, desperté a Olivia y le ayudé a ponerse el uniforme y a revisar toda la mochila para que no se le olvidase nada hoy. Y aún así llegamos tarde, un día más entrando al cole con la hora pisándonos los talones. Después me fui con Evan hasta la casa de mis suegros, y allí dejé miles de cosas escritas por si a Ramón o a cualquier muchacha del servicio, le entraba alguna duda con alguno de los niños. Me parecía una brutalidad dejar a Ramón a sus creo que sesenta años, con tres niños y un bebé.

- Eva, de verdad que nos podemos llevar a Evan a dónde sea que vayamos. Que él es un niño muy bueno, que no llora, no chilla, no nada. Solo come y duerme, come y duerme - le digo mientras me subo en el asiento del copiloto de su coche.

- Ah, pues por eso mismo señorita. Ese niño es un santo que apenas le va a dar trabajo a Ramón, así que confía en mí. Nos lo vamos a pasar muy bien hoy - comenta de lo más contenta. ¿Qué es lo que se trae entre mano?

- Espero que no me lleves a un centro de belleza, ayer fui a uno con las chicas - le digo amablemente. Después de haber visto los resultados en mi pelo, no quería que nadie lo volviera a tocar.

- Lo sé, me he dado cuenta nada más verte. Estás muy guapa, estoy segura de que a Marcos le ha tenido que encantar.

- Pues si - susurro mientras recuerdo como anoche me acariciaba el pelo una y otra vez hasta dejarme dormida.

-Oye Mía, dime algo. ¿Ya has comenzado a mirar vestidos de novia para el día de tu boda? ¿Has pensado en lo que te vas a hacer en el pelo? ¿En como quieres vestir a los niños?

-La verdad es que no he pensado mucho en ello, todavía no tenemos la fecha ni nada. Solo sé que quiero que sea por la tarde, para poder disfrutar toda la noche. Se lo he dicho a Marcos mil veces - anunció mientras me quedo embobada mirando a través de la ventana, pensando en cómo sería una boda en la que nosotros fuésemos los protagonistas.

- Ah, si. Mi hijo también me comentó algo de eso. Abre la guantera, hay algo para ti - me dice con los ojos llenos de ilusión. ¿Qué está pasando y porqué ella sabe tantas cosas que yo no? ¿Cuándo ha organizado Marcos todo esto?

Abro la guantera tal y como me dice mi suegra, y en ella encuentro un sobre de color marfil con un sello de cera roja en la abertura. Pero no pone nada en el, ni siquiera a quién va dirigido. ¿Pensaba Eva darme esto como regalo por la boda o algo? ¿Qué era? ¿Dinero? ¿Un vale para algo?

- ¿Qué es esto? - pregunto con curiosidad.

- Vamos, ¡ábrelo! - me anima con una radiante sonrisa en la cara. Yo le hago caso y abro el sobre con el mayor cuidado posible para no estropearlo. Saco la hoja también de color marfil y me fijo en los sutiles detalles dorados que la enmarcan. Pero no es hasta que veo unas letras doradas con nuestros nombres al final resaltando sobre el resto del texto escrito en negro, que decido comenzar a leerlas.

"Si has recibido esta invitación, es porque seguramente seas alguien muy importante en nuestra vida y en nuestra historia"
Te esperamos en el Luxty hotel de París, Francia.
No lo olvides, tenemos una cita el 31 de diciembre de 2021.
MÍA Y MARCOS

Pd: No se permite llevar más de un acompañante sin invitación. Los invitados podrán establecerse en el hotel y dejar sus pertenencias a partir del día 29 de diciembre. Y como consecuente, deberán abandonarlo el día 2 de enero de 2022.

- Dios santo - susurro cuando termino de leerla.

- ¿Qué te ha parecido? - pregunta mi pobre suegra algo asustada. ¿Cómo que qué me había parecido? ¿Acaso hay algo en ella que se pueda reprochar?

- ¿En qué momento Marcos ha hecho todo esto?

- La verdad es que el solo me dijo que me encargara de ellas porque él tenía mucho trabajo. Me dejó claro lo que quería poner y cuáles eran sus normas. Ah, y también me advirtió que nada de cursilerías. Ya sabes cómo es mi hijo.

- Osea que las has diseñado tú - digo sin dejar de mirar el papel que tengo entre las manos.

- Con la ayuda de mi amigo Patrick, que es quien se va a encargar de hacer todas las copias de la que elijas.

- ¿Elijas? ¿Hay más? - pregunto sorprendida. No creo que haya ninguna otra invitación que se adecue más que está a la sencillez y elegancia que estoy buscando.

- Oh cariño, hay muchas más. He invertido mucho tiempo en esto, Ramón está hasta arriba de verme con lazos, recorte y plumas para escribir por casa. Todo me parecía poco.

- ¿Y porqué me enseñas esta?

- Porque cuando se las enseñé a mi hijo, decía que esa iba a ser la que te gustase. Pero puedes mirar el resto si quieres por si otra te gustan más - asiento. Observó la invitación una y otra vez. Creo que no quiero ver otra, no quiero desenamorarme de la sensación que me ha producido esta.

- No. Quiero esta, es sencilla y elegante - digo orgullosa de mi elección.

- Es lo mismo que dijo él de ti - me dice con una sonrisa.

Sí, supongo que así soy.

- ¿Entonces me caso el último día del año en un hotel de París? ¿En la ciudad del amor? -pregunto emocionada. Estoy tan feliz que lo único en lo que puedo pensar es en ver a Marcos y comerle a besos.

- Sí, aunque juraría que no es casualidad. Ese hotel era de su padre, ni siquiera sabía que mi hijo seguía conservándolo. -Trago saliva pensando en la importancia que debe tener ese sitio para mi hombre.

- Yo tampoco sabía nada sobre ello.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora