Tengo una idea.

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#Mía

Ya ni siquiera me molesto en ver a Cloe y su despampanante aspecto. Ni siquiera me giro para darles la cara mientras ella y Raúl le plantan cara a mi hombre. No quiero, no puedo, la odio. La odio con todas mis fuerzas. He intentado no ser celosa, no sentir celos por ella porque a fin de cuentas Marcos está ahora conmigo. Pero no puedo evitarlo, o por lo menos no he podido hacerlo hasta ahora. Hasta el momento en que he visto a Marcos atravesar a Cloe con la mayor mirada de odio que he presenciado nunca. Una mirada tan fuerte, que me hace estremecerme sobre mi silla mientras abrazo a Olivia, que gracias a Dios está inmersa en un juego de mi móvil.

- Hijo de puta - susurra mi hombre mientras se vuelve a sentar a nuestro lado.

- Lo siento tío, pensaba que ya os llevabais mejor... como ahora va por la empresa y eso - le dice Emett en tono de disculpa. Yo me fijo en mi pobre amiga Alison, sé que por dentro está esperando que Emett no vuelva a cagarla con sus palabras. Yo también lo deseo.

- ¿Qué empresa? ¿Mi empresa? ¿En qué momento Raúl ha estado en mi empresa?

- Mami, papá está jugando con el mantel como cuando yo juego. Pero a mí no me dejáis hacerlo - me susurra Olivia al oído poniendo su manita para que nadie se entere, como si me estuviera contando el mayor de sus secretos.

Entonces decido ver lo que dice mi hija, y cuando me percato de que Marcos se va a llevar todos los platos de la mesa de un solo tirón en cualquier momento, pongo mi mano en su pierna a la espera de un gesto o una simple mirada que me diga que se está calmando.

- Marcos, Ryan nos lo contó, pensábamos que lo sabias y... - Dani se calla en el mismo momento en que ve a Marcos poniéndose en pie. No mira a nadie, solo se dirige a mí para dejarme un beso en la frente y marcharse.

- Voy al jardín a fumarme un cigarro, no pienso amargarle la boda a mis mejores amigos.

Suspiro mirando el sitio por el que se ha ido.

- Mía, te juro que yo pensaba que Marcos estaba al tanto de todo. Ryan nos dijo que Raúl estaba ya moviendo hilos sobre la herencia y todo el tema. No era mi intención que se pusiera así - me dice Emett de lo más arrepentido. Pobre. Él no tiene la culpa de nada.

- Iré a arreglarlo - anuncio dejando a Olivia en el suelo para ponerme yo de pie.

- Mami, ¿que es una herencia? - pregunta mi hija pillándome por sorpresa. No quería que ella estuviera al tanto en nada de esto, pero tampoco podía evitar que pillase algo de las miles de conversaciones que la rodeaban constantemente por mucho que quisiera mantenerla entretenida.

- Mejor te lo explico yo. Con tita Em todo es más guay, ¿o no Oli?

Sonrío cuando veo a mi hija asentir con una sonrisa satisfecha en su cara. Qué suerte porque Emma tuviese tan buena mano con los niños, aunque estaba segura de que en cualquier momento iba a llegar alguno de los otros niños a por Olivia para jugar con ella e iba a pasar del tema.

- Si llega llega mi suegra con Evan, dile que estaré en un rato ¿vale? - le digo a mi amiga con tono suplicante.

- Véte ya y arregla a esa bola de minas antes de que explote - comenta Sara divertida haciendo que todos se rían, incluso yo.

Vaya, pocas definiciones hubiesen cuadrado mejor con Marcos. Así que cojo mi bolso y me pongo en marcha hasta el precioso jardín, donde ya hay gente hablando, fumando, niños corriendo o enamorados besándose bajo la luz de la luna. Hacia una noche demasiado bonita y era un día muy memorable para todos y cada uno de nosotros, no podía dejar que Marcos no la recordara en un futuro así.

- Hola, ¿te puedo hacer compañía? - digo apoyando mi trasero sobre él balcón que rodea todo el jardín. Él me lanza una mirada rápida antes de volver a tomar una calada.

- No quiero cagar la boda de mi mejor amigo, nena. Te juro que no quiero, pero es que me lo están poniendo tan difícil... - entonces no lo dudo y le cojo la cara entre las manos para conseguir que me mire directamente a los ojos.

- No lo vas a hacer, cielo. Vas a disfrutar de lo que queda de noche, vamos a disfrutarla - susurro mientras él me acorrala, con sus brazos, ente el balcón y su cuerpo.

- Cálmame.

Apenas termina de hablar, cuando uno mis labios con los suyos,que saben a menta y tabaco. Él sonríe suavemente sobre mis labios, supongo que por mi atrevimiento, pero es que no me he podido resistir. Quiero tanto a este hombre, que si mañana mismo se acabase el mundo, la única tranquilidad que tendría sería la de tenerle a mi lado. Bueno, a él y a nuestros hijos, claro.

- Tengo una idea - le susurro cuando se separa de mí. Él me mira con una ceja alzada mientras acaricia mi cintura por encima del vestido. No es nada de lo que está pensando.

- Soy todo oídos.

- Dame un cigarrillo, quiero fumarme un cigarro contigo.

- ¿Qué? ¿Tú fumando un cigarro? - me dice alejándose un poco más de mí para poder observarme mejor. Parece que no se cree lo que le digo, ¿tan increíble es que me de un cigarro?

- Sí, un cigarrillo. Ni siquiera es un porro.

- Nena, apenas te gusta que yo fume mucho. No quieres fumar nada. Si lo haces para que yo no esté así, no tienes porqué hacerlo.

- ¡Oye! Solo te estoy pidiendo un cigarro para hablar contigo y charlar tranquilamente, no me voy a meter metadona ni nada de eso.

- Pero... - le interrumpo.

- Además, se me ha antojado. Y si no me lo quieres dar tu, me veré obligada a buscar a alguien que si que quiera ofrecérmelo - él suspira pesadamente mientras saca la cajetilla de su chaqueta de traje. Sabía que no iba a dejar que me acercase a nadie para pedir nada.

- Toma - dice extendiéndomelo el mechero. Yo sonrío triunfante y lo cojo rozando mis dedos con los suyos aposta.

- Ummm... cuanto tiempo sin probar uno de estos. Sienta bien - le digo antes de expulsar el humo suavemente por mi boca bajo su atenta mirada.

- Estás tan guapa - me dice embelesado. Y yo me muerdo el labio.

- Tengo otra idea.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora