#MarcosNo solo tengo que bajar las escaleras con las manos sobre mi pantalón para intentar controlarme, sino que además tengo que soportar la mirada cómplice de Ryan cuando ve la situación en la que me encuentro. Diablos, como voy a disimular nada si mi mujer no me da tregua. Apenas hace cinco minutos que he cumplido con mi deber y ahora quiere más. Que no es que me queje pero...
-Venga ya mamonazo, es que ni el día de mi despedida de soltero puedes estar antes que yo.
- Perdón, perdón hermano. Ya estoy listo, ya nos podemos ir. Dame cinco minutos para despedirme de mis hijos - le digo mientras paso por su lado para dirigirme hasta Olivia, quien ha dejado de ver su programa favorito para poner su atención en mi.
- El padre del año - escucho a Ryan burlarse mientras yo llego hasta mi hija. Juro que si no estuvieran mis hijos delante, le enseñaría como tiene que respetarme.
- ¿Ya te vas papi? - dice mi niña poniendo su cara más angelical. Otro de los numerosos rasgos que ha heredado de su madre. Increíble.
- Sí cariño, prométeme que vas a cuidar de todos mientras yo no esté.
- Si, papi.
Yo sonrío y la cojo en brazos para estrecharla contra mí, a lo cual ella responde gustosa colocando sus pequeños bracitos alrededor de mi cuello y apretando su agarre contra mi. Intento no soltar una carcajada cuando me doy cuenta del tremendo esfuerzo que está haciendo mi pequeña por estrujarme entre sus brazos, a sabiendas de que su fuerza comparada con la mía, es casi nula.
-Te quiero. Pórtate bien y hazle caso a tu madre, voy a despedirme de tu hermano - le digo antes de dejarle un fuerte beso en la mejilla y sentarla nuevamente en el sofá.
Me reincorporo sobre mis pies para dirigirme a Carmen, quien se encuentra al lado de Olivia con Evan en los brazos mientras me mira con adoración. ¿Qué le pasa? ¿Nunca ha visto a un padre demostrándole cariño a sus hijos?
- Es usted un padre maravilloso, señor Marcos.
- Solo pretendo dar lo que yo nunca he tenido - le digo mientras dejo un beso en la frente de mi hijo. Este niño se pasa la vida durmiendo, no se a quien ha salido.
- Claro... pásaselo bien señor - me dice un poco avergonzada. No voy a tocar más el tema, no quiero hablar más de esto, no quiero que Olivia se dé cuenta de algo y empiece a preguntar. Es una niña muy perspicaz.
- Hasta luego Carmen. Quédese las horas que haga falta hasta que los niños se duerman, lo tendré en cuenta a la hora de pagarle -digo claramente.
- Claro, señor.
- Marcos... - escucho a Mía quejarse por detrás. Pero me hago el sordo, no voy a ceder, sé cuanto cansan los niños en una casa con tantas cosas para jugar, tirar, romper... en fin.
- Oye tíos ¿qué pasa? ¿porqué no nos vamos ya? - escuchamos decir a Emmet, quien llega al salón con cara de desesperación.
- ¿De qué vas vestido? - le digo mirándole de arriba abajo mientras me aguanto las ganas de reír.
- De follador.
Entonces los tres estallamos a carcajadas mientras giro la cabeza para comprobar que Olivia no se haya enterado de nada. Este Emett, cualquier día lo voy a matar con esa boca. ¿Dónde está Alison cuando necesito que alguien le regañe?
- Bueno, nos vamos nena. Tengo el móvil a mano, te quiero.
Escucho a mis amigos por detrás hacer los típicos sonidos de asco que hace un niño cuando ve a sus padres dándose cariño, y les hago el corte manga por la espalda mientras me pierdo en mi mujer. Mía me coge la cara con ambas manos sin importarle lo más mínimo quien pueda vernos y me acerca a ella para darme un beso feroz, con ganas, de los que hacen que me la quiera comer a besos sin importar nada más.
- Joder - escucho decir a Ryan.
Esta bien, demasiado espectáculo.
-Nos vamos - digo firmemente cogiendo la chaqueta de la silla sin volver a mirar a mi mujer a la cara y dándome a continuación media vuelta para salir cuanto antes por la puerta principal mientras la escucho reír. Que cabrona es.
- Joder hermano, Mía no pierde facultades ¿eh? - suelta Emett llegando hasta mí y enganchándose a mi cuello.
Claro que mi mujer no pierde facultades, de eso también me encargo yo. Pero creo que mi amigo no se está dando cuenta del tema que está tocando, está caminando sobre fuego.
- Cállate Emett, no vayas por ahí - le advierte Ryan.
Sí, este sí que me conoce.
- Oye, ¿porqué estamos aquí? ¿No habéis mandado a que saquen mi coche o qué?
- Sube a ese ya - me dice Emett abriendo la puerta y empujándome dentro. Juro que le voy a estrangular en cuanto salga de aquí.
- ¡Marcos, hombre! - escucho decir a alguien mientras me reincorporo en el asiento del copiloto y miro para atrás.
- Joder, Ricky - digo abrazándole como puedo desde mi sitio.
- Nos vamos - anuncia Emett mientras pone el coche en marcha y sale de mi casa.
- Dani hermano - digo saludándole a él también, quien me devuelve el saludo felizmente.
- Vaya casita te has buscado eh, esto para uno solo se queda grande - dice Ricky mirando hacia todos lados mientras nos alejamos de mi casa. Yo asiento orgulloso.
- Desde luego - susurro para mi mismo.
- ¿Y Ryan? - pregunta Dani.
- Con el resto.
- ¿Qué resto? - pregunto a Emett completamente confundido. Él me señala los dos coches que nos siguen el paso por el espejo retrovisor. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? ¿Tan absorto estaba pensando en mí mujer?
- ¿Y quienes son?
- Sí, eso, ¿quiénes son? - digo tan perdido como Dani. ¿En qué momento se había apuntado más gente al día de hoy?
- Son unos cuantos amigos del fútbol, de cuando estudiábamos. Y algún que otro amigo del trabajo de Ryan. - Yo me giro inmediatamente para asegurarme de que lo que ha dicho es cierto.
- ¿Estás diciendo que esta noche me tengo que emborrachar con gente de mi empresa? ¿Qué mis empleados me van a ver así? ¿Sabes la credibilidad que voy a perder yo con eso en mi negocio? - vociferó casi enfadado. No me lo puedo creer.
- Tú sí, pero Ryan no es del todo él jefe y son sus amigos - dice Emett excusándose mientras el resto del coche se mantiene en silencio observándo nuestra escena.
- No me jodas con esas, Emett.
- No te amargues la noche Marcos, es solo un rato. Y todos sabemos que sabrás arreglarlo. Además, ¿cuando has perdido credibilidad tú? - suspiro y me froto los ojos por la frustración.
- Yo te mato.
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TUYA (III)
RomanceTERCERA PARTE DE "Eres mía, preciosa" Después de todo lo sucedido en la vida de Mía y de Marcos, parece que el amor ha ganado... ¿O todavía es muy pronto para saberlo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite e...