#Marcos-¿Quieres parar de dar vueltas ya y dormirte un rato?, son más de las cuatro de la mañana - me dice Emett con los ojos cerrados y tumbado en mi sofá.
- Es que soy gilipollas. A ver, explícame porque he dejado que Ryan fuese solo a recogerlas y he decidido quedarme aquí.
- Tú no has decidido nada, chaval - me dice mi amigo divertido. - Tú no te has ido a ninguna parte porque lo último que te hace falta después de lo que hemos pasado, es que la policía te detenga por pegarle una paliza a un boy o stripper o lo que sea. Te conocemos.
- Ya... - susurro mientras me salgo al jardín para encenderme el quinto cigarro de la noche. ¿Porqué cojones estaba tan malditamente nervioso si había hablado con mi mujer y sabía que no había hecho nada con nadie? ¿Porqué estaba tan jodidamente desesperado por verla?
Y como si pudiera leerme el pensamiento a distancia, me llega un mensaje suyo al móvil.- "Estoy de camino a casa. Espero que tengas tantas ganas de jugar como yo".
Tiene que estar de coña. Miro el mensaje una y otra vez. ¿Seguirá borracha? ¿Es consciente de que a la que le importa follar con tres niños y unos cuantos de adultos al otro lado de la pared es a ella?
- Shh - escucho a lo lejos.
Cuando levanto la mirada de la pantalla veo a Ryan con Lili en brazos y mandando a callar a Polo y a Mía, que no paran de reírse mientras intentan llevar a la hermana de Ryan a rastras. Yo me acerco rápidamente para ayudarles en cuanto me doy cuenta de cómo van, y me doy cuenta de que les pillo por sorpresa cuando aún con el cigarro en la boca, cojo en brazos a una Rebecca casi inconsciente, para meterla en casa sin que salga una sola palabra de mi boca. Y mi mujer me mira fijamente mientras se muerde el labio, sé lo que está pensando. Le encantaría ser ella quien estuviera en mis brazos ahora mismo.
- ¡Ya me gustaría a mí ser Rebecca ahora mismo, hombretón! ¡O Mía dentro de un rato! - escucho decir a Polo a mis espaldas para después escuchar a mi mujer reírse. Yo no me reiría tanto cielo, yo no me reiría tanto.
- ¡Pero no lo eres! - le contestó alzando la voz antes de entrar a la casa. Aquí ya no se puede gritar.
- Venga ya, ¿esa es Rebecca? - me pregunta Emett poniéndose en pie y encendiendo la luz. Parece que se ha espabilado de un momento a otro.
- La misma. La voy a llevar a la habitación en la que se queda Polo cada vez que viene. Que duerman juntos.
- Sí, mejor que en el sofá. - Yo asiento y me marcho hasta dejar a la chica en la cama. Le quito los zapatos y le pongo una manta por encima, si no fuera la hermana de Ryan, ni de coña me molestaba en hacer nada de esto.
-Oye hermano, ¿y Alison? - escucho a Emett preguntar cuando vuelvo al salón. Mis ojos se van hasta mi mujer, que parece estar radiante a pesar de ir sobre esos andamios que todavía no se ha quitado.
- Ahora viene, está de camino con Emma y alguna chica más. Con permiso, me voy a llevarme a mi futura esposa a que duerma antes de que se despierte y quiera pasarse el resto de la noche abrazada al vater - asiento en dirección a mi amigo mientras le veo desaparecer por el pasillo. Menos mal que Mía y yo decidimos dejar suficientes habitaciones por si teníamos más hijos, porque mi casa parece ahora un hotel.
Y hablando de Mía, ella me lanza una seductora mirada antes de pasar por mi lado y rozar su mano con la mía para después marcharse escaleras arribas mientras sube seductoramente. Por suerte Polo está sentado dándonos la espalda, y Emett está demasiado concentrado en llamar a su novia como para prestar atención a los métodos de seducción de mi prometida. Así que no digo absolutamente nada y me doy media vuelta para subir tras ella en cuanto tengo oportunidad. Y para mi sorpresa, la encuentro frente al espejo de nuestra habitación descalza e intentando desabrocharse el vestido que lleva puesto.
- No puedes escribirme cosas así por mensaje y después pasearte como si nada frente a mí, Mía- le digo la voz ronca mientras me acerco a ella para a continuación bajarle lentamente la cremallera de su espalda... que acaba en su cintura. Trago saliva cuando llego al final de ella y veo el tanga de hilo negro que lleva esta noche. Esta mujer va a terminar por volverme loco.
- ¿Por qué cielo? - me responde inocentemente mientras se da la vuelta para mirarme a la cara. Y cuando levanta sus manos para sujetarme la cara, el vestido cae al suelo. La miro, me mira, sonríe pícara, sabe muy bien lo que hace.
- Porque me entran las ganas de follarte, y de follar esa boquita tan sucia que tienes sin importarme en lo más mínimo que todos nuestros amigos puedan escucharte gemir mi nombre una y otra vez - le digo apretando su cuerpo al mío hasta quedar a centímetros de su boca y sin dejar de mirarle a los ojos.
- Marcos...
Bien. Ya la tengo donde quiero. Ahora me toca a mí.
- Primero cielo, vas a pedir perdón por portarte mal esta noche - le digo tirando de su nuca hacia atrás con una mano mientras que con la otra aparto el tanga a un lado y hundo tres dedos de golpe en ella. Y sonrío cuando la escucho gemir.
- ¿Estas celoso cariño? - ahora es ella la que tiene su mano rodeando todo mi miembro, con sus labios sobre los míos, cachonda en un tanga negro y con mis dedos en ella... totalmente decidida. No podía ponerme más.
- No son celos, es que no me gusta que toquen lo que es mío - susurro introduciendo otro dedo más. Ella se retuerce y yo la miro antes de lanzarme a su cuello.
- Marcos...
- Ponte de cara a la pared e inclínate un poco, cielo.
- Pero... - le interrumpo.
- Hazme caso nena, lo vas a disfrutar.
![](https://img.wattpad.com/cover/246942761-288-k998727.jpg)
ESTÁS LEYENDO
TUYA (III)
RomanceTERCERA PARTE DE "Eres mía, preciosa" Después de todo lo sucedido en la vida de Mía y de Marcos, parece que el amor ha ganado... ¿O todavía es muy pronto para saberlo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite e...