#Mía- No me vengas con esas Marcos, sabes perfectamente que yo no dejaría que eso sucediese. Pero nada de lo que has dicho justifica la forma en la que le has hablado esta mañana a tu madre, la forma en la que me has tratado a mí después. ¡Nada de esto justifica que te largues por ahí a beber durante horas sin decir nada! ¡Nada de esto justifica que te comportes como el marido que me niego a tener!
Bum. Y se hace el silencio en el cuarto. Yo me callo observando, con apenas un hilo de oxígeno en mi cuerpo, cuál es la reacción de Marcos. Y en cuanto sus ojos conectan con los míos lo veo claro, él no se esperaba en lo más mínimo que yo le fuera a hablar así. Y le ha dolido. Y aunque una parte de mí se alegre por saber que así se ha dado cuenta, otra se rompe en mil pedazos cuando le veo agarrar el manillar de la puerta para salir.
- ¿A dónde vas? - susurro esperando que no se quiera ir de la casa otra vez.
- Abajo. Es mejor que me vaya antes de que siga hablando contigo y después me arrepienta de lo que puedo decir.
Me quedo mirando el camino por el que ha salido como si eso me lo fuera a traer de vuelta. Lo único que quería era ir hacia él o que fuese Marcos quien volviese a la habitación y nos pidiésemos perdón mutuamente y nos reconciliásemos como hemos hecho otras muchas veces, pero esta parecía no ser la ocasión... Y a pesar de que intento maquillarme y arreglarme por y para mí, no puedo evitar pensar en mí hombre en lo poco que me va a gustar irme esta noche a emborracharme y ver a tíos desnudos, sabiendo lo mal que estábamos nosotros aquí.
Para cuando bajo con un pequeño vestido blanco pegado a mi cuerpo y mis tacones nude haciéndome algo más alta, Marcos ya está en su despacho trabajando, y cuando no encuentro a Olivia por ninguna parte, me supongo que estará con él.- Señora, ¡está usted guapísima! - dice Carmen mirándome de arriba abajo con una sonrisa.
- ¿De verdad lo crees Carmen? ¿No llevo mucho escote? ¿No está el vestido muy corto?
- No le dé más vueltas señorita Mía, parece usted una famosa. - Yo me río ante sus ocurrencias. Aquí el único que salía en revistas o en televisión alguna vez era Marcos hablando de la empresa. Yo no estaba en nada de eso.
- Gracias, Carmen. Por cierto, ¿sabes si Olivia está con Marcos?
- Sí señora, están los dos en el despacho. La señorita Olivia parecía hoy un poco triste, y ya sabe que su marido no soporta verla así.
- Sí, cierto. Iré a verlos.
- Yo voy a preparar la cena, páselo muy bien esta noche.
- Ah, si, casi se me olvidaba. Carmen, sé que te tienes que ir a tu hora de siempre esta noche, pero te pido que me llames si ves que Marcos y Ryan se ven un apuro.
- Me puedo quedar hasta más tarde si usted quiere, señora.
- No, claro que no Carmen. Usted ya hace demasiado por esta familia.
- No es ninguna molestia - pero yo niego con la cabeza en su dirección. Marcos no es tan cafre, el problema era Ryan con una beba. Tendrían que arreglárselas solos.
-Ve a hacer la cena, yo iré a despedirme. Tengo un coche esperándome.
- Por supuesto.
En cuanto Carmen se marcha y me deja sola en mitad del pasillo, me llega una presión al estómago. Mantenerme firme con Marcos nunca había sido mi fuerte, y eso ambos lo sabíamos. Pero aún así intento no hablandarme y echarme a correr hasta el para llenarlo de besos cuando pego en la puerta y escucho a mi hija decirme que pase. Lo primero que veo es a Olivia sentada en una silla al lado de su padre, con la mitad de la cara tapada por el enorme escritorio, y Marcos a su lado explicándole cosas de la empresa que dudo que pueda estar entendiendo.
- Hola - digo tímidamente desde la entrada.
Marcos me mira, y entonces sé en cuanto veo la forma en la que me está observando sé que voy bien. Sé que estoy guapa, bastante incluso podría decir cuando veo el brillo en sus ojos mientras recorre mi cuerpo detenidamente con la mirada. Yo también le miro, y en cuanto nuestros ojos chocan sé que él está tan mal como yo. Soporta la situación casi menos que yo.
- Mami mira, papá me está enseñando nuestros hoteles. Dice que hay uno que se llama como yo, Olivia. - Yo asiento sonriendo en su dirección mientras me acerco a ellos.
- Y otro con el nombre de tu hermano- interviene Marcos. Esas son noticias nuevas para mí, ¿en que momento ha comprado otro hotel?
- Vaya - susurro impresionada.
- Iba a ser una sorpresa - me dice el sin dejar de mantener el contacto visual conmigo un solo segundo.
-Tengo un coche esperando, pero quiero que sepas antes de irme que Evan está tomando su siesta y que he dejado biberones en la nevera por si le entra hambre. Carmen estará aquí hasta que se vaya para lo que sea, y si me necesitáis, me llamáis y vendré enseguida.
-Hoy no nos preguntas que nos parece lo que te has puesto - es todo lo que me contesta.
- ¿Qué os parece? - me doy una vuelta rápidamente mientras mi hija aplaude emocionada.
- ¡Estás guapísima mamá! ¡Estás guapísima! -sonrío dejándole un beso en la frente.
- Pórtate bien con papá y hazle caso en todo lo que te diga, si te dice que te vayas a dormir es a dormir, no a jugar con las muñecas - ella asiente, y yo me reincorporo sobre mis pies. Y cuando veo que Marcos no va a decirme nada cojo mi bolso de mano del escritorio y me dispongo a dar media vuelta. Hasta que me frena su voz.
- Mía.
- ¿sí? - digo girándome.
- Estás preciosa.
Sonrío, y sin decir nada más, me marcho triunfante de allí.

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TUYA (III)
RomanceTERCERA PARTE DE "Eres mía, preciosa" Después de todo lo sucedido en la vida de Mía y de Marcos, parece que el amor ha ganado... ¿O todavía es muy pronto para saberlo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite e...