#MarcosEn cuanto mi socio japonés me estrecha la mano, sé que he hecho las cosas bien. Lo mismo tendríamos que hacer un viaje a Japón el año que viene para ver cómo iba la apertura de los tres hoteles que acabábamos de acordar.
- ¡Ryan! - exclamo una vez que me aseguro de que mi socio se ha metido en el ascensor y no puede escucharme.
Ryan se gira para mirarme, tiene una carpeta y algunos que otros papeles en la mano. Frunce el ceño en cuanto me ve y segundos más tarde, aprieta la mano de uno de mis empleados y se despide de él con una palmada en el hombro.
- ¿Quién es ese? - pregunto mientras le abro la puerta de mi despacho para que pase.
- ¿Estas celoso cariño? - responde con tono divertido.
Cierro la puerta tras de mí mientras le veo dejar los papeles sobre mi escritorio y aflojarse la corbata.
- Déjate de polladas. No puedes pasarte con la relación que tienes que mantener con los empleados. No son tus colegas, te lo he dicho mil veces.
- Te cojo un poco de esto - dice abriendo el whisky que le acabo de servir al japonés. Caro, excesivamente caro.
- Sírvete.
Me siento en mi silla nuevamente y le observo beberse el líquido de un trago. El cabrón sabía muy bien la calidad de lo que se estaba bebiendo, no iba a perder una oportunidad así.
- Supongo que esto significa que has cerrado el trato - dice mirándome inquisitivamente. Yo asiento.
- Supones bien.
- ¡De puta madre tío! ¡Eso significa millones! ¡En cuestión de un año duplicaremos el dinero invertido en la construcción de esos hoteles con la ganancia de tan solo uno de ellos!
- Esa es la idea -digo orgulloso. No había sido fácil llegar hasta aquí, llevábamos siete meses intentando llegar a un acuerdo que nos beneficiase a ambas partes.
- ¡¿Y porqué no lo estás celebrando?! - grita mientras se echa otra copa sin borrar la sonrisa de su cara.
- Tengo que ir a recoger a mi hija del colegio en media hora. Hoy le recojo yo.
Mis ojos se van inmediatamente a la foto que tengo día a día frente a mí para recordarme porqué y por quien trabajo tan duro. Siempre me había gustado esa foto. Era de el primer cumpleaños que pasé con Olivia y con Evan ya en el mundo, él apenas tenía una semana en ese entonces. En la foto se veía a Olivia intentando soplar las velas de mi tarta con mi ayuda, y Mía a nuestro lado mirándonos con una sonrisa y Evan en sus brazos. Seguramente el mejor de mis cumpleaños hasta ahora.
- ¿Y eso? - pregunta mi amigo sacándome de mis pensamientos.
- Le he dicho a mí mujer que hoy saldría antes para recoger a Olivia y que así ella pudiera ir con la tuya a comprar el vestido para la boda.
- ¿Con Lili? ¿En qué momento habéis planeado todo eso y porqué no me ha dicho nada?
- Porqué lo he decidido hace unas horas, antes de que llegara el japonés - digo haciendo una breve pausa- Creo que Mía últimamente está un poco sobrepasada con todo.
- Yo sé cómo se llama ese "todo".
Le miro desafiante. Claro que lo sabe. Él sabría todo de mí incluso si yo no sé lo contase porque me conocía como a la palma de su mano. Pero yo ya había dejado de lado el tema y le había prometido a mi mujer que no había nadie más que ella, y pensaba cumplir con mi palabra. Así que decido cambiar de tema radicalmente.
- ¿También tengo que llevar traje el día de tu boda no mamón? - le digo bromeando mientras le propinó una fuerte palmada en el cogote.
- Si yo me lo pongo, tú también.
- ¡Pero es que tú eres el novio! - digo negando con la cabeza mientras me río.
- Oye Marcos...
Su tono de voz, no me va a decir nada bueno.
- ¿Qué pasa? - pregunto levantando la cabeza para mirarle y analizar brevemente sus expresiones en busca de algo. Pero nada, su rostro no puede ser más neutro.
- Tú hermano viene a mi boda, le he invitado yo.
Silencio. Le miro impasible, sintiendo una opresión en el pecho. Se suponía que la boda de Ryan iba a ser un día especial, un día para que toda su familia y amigos nos divirtiésemos. FAMILIA Y AMIGOS.
- ¿No vas a decir nada? - vuelve a hablar él.
- Porqué - dijo tajantemente. Y en cuanto la palabra sale de mi boca, me doy cuenta de que parezco mucho más cabreado de lo que realmente estoy.
- También es amigo nuestro Marcos, sé que se ha comportado como un imbécil contigo pero - le interrumpo.
- Me dejó como cabeza de familia y futuro encargado de la empresa familiar siendo un niño. He criado a mis hermanos como si yo fuera su padre, y he tenido que lidiar con el mío propio mientras él vivía la vida a costa del dinero que pedía.
- Lo sé.
- Yo no puedo decirte a quien tienes que invitar y a quien no en tu boda, pero desde luego que no lo quiero ese día cerca de mí ni de mi mujer.
- Tú madre también va, vais a tener que llevaros bien. Y yo no voy a poder estar controlándoos ese día - le miro, sé que tiene razón. Ese día es para él y para Lili, no para dos imbéciles como nosotros y nuestra estúpida relación.
- También irá Cloe - digo suspirando al pensar en cómo se tomará Mía la presencia de Cloe en la boda de su mejor amiga.
- Todos los invitados pueden lleva a un acompañante, está puesto en la invitación.
- Claro.
Me levanto de mala gana apagando el ordenador y guardando todos los papeles en los cajones, cuando me doy cuenta de qué se tratan los papeles que traía Ryan en la mano. Ha conseguido un presupuesto para remodelar el hotel de París de mi padre.
- ¿A dónde vas? - me dice poniéndose en pie también. Supongo que se esperaría otra reacción por mi parte cuando viera aquellos papeles, pero no le voy a dar la satisfacción de verme contento después de lo que acabamos de hablar.
- Ya te lo he dicho, tengo que recoger a mi hija.
Y dicho esto, cierro la puerta de mi despacho detrás de mí mientras saco las llaves de mi coche. No pienso discutir más con nadie, estoy harto.
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TUYA (III)
RomansTERCERA PARTE DE "Eres mía, preciosa" Después de todo lo sucedido en la vida de Mía y de Marcos, parece que el amor ha ganado... ¿O todavía es muy pronto para saberlo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite e...