#MarcosHabíamos bebido, habíamos comido, nos habíamos echado mil y una foto con cada uno de nuestros amigos, había tenido que soportar el estúpido baile de los novios. ¿De verdad es necesario hacer un baile que parece de hace siglos en el día de tu boda? ¿De verdad Lili y Ryan habían contratado a un coreógrafo para eso? ¿De verdad mi amigo se había prestado a algo así?
- ¡Mami yo también quiero bailar como la tía Lili y el tío Ryan! - exclama Olivia mientras mueve los brazos al hablar, exagerando tanto sus expresiones que casi me veo obligado a no reírme.
- Bueno, pues si te gusta bailar cielo, te apuntaremos a una academia - le responde mi mujer de lo más dulce mientras le pasa la mano por el pelo para peinarla. A veces pensaba que Mía era con diferencia, la mejor madre que había visto en mi vida y no lo decía porque se tratase de mi propia mujer.
- ¡Si! ¡Ya quiero que llegue mi boda para bailar así con mi marido!
BUM. Acabo de escupir todo el vino de mi boca sobre Emett, quien está sentado frente a mi en nuestra mesa.
- ¡¿Pero se puede saber de que cojones vas?! - me grita poniéndose en pie. Suerte para mí y para los novios, que hay música de fondo y solo le vemos quejarse quienes estamos cerca de él.
- ¿Estás bien? - pregunta Mía a mi lado con una expresión divertida. A mí no me hace ninguna gracia lo que acabo de escuchar.
- Eres muy pequeña para estar ya pensando en él día de tu boda, Olivia - le advierto señalándole con el dedo. Ella me mira casi que intimidada y se abraza al cuello de Mía para esconder su cara en él.
- Cariño... - le dice mi mujer con tono de pena.
¿Pero qué? ¿Es que acaso he dicho algo malo? ¿A caso había algún padre en el mundo que quisiera escuchar a su hija de cinco años hablar de su boda?
- Deja a tu padre Oli, él es un antiguo - interviene Emma mientras le acaricia el pelo a Olivia y yo le fulmino con la mirada. Antiguo...
- Por lo menos me alegro de todo lo que te queda por pasar en la vida, tu hija va a tener tantos pretendientes como quiera y yo estaré ahí para verlo -suelta Emmet con tono de broma, pero lo cierto es que la broma ya se me está haciendo pesada.
- Déjale en paz Emett -interviene Dani en mi defensa dejándome completamente sorprendido.
- No me digas que tengo que hacer, enano - le contesta Emett propinándole una colleja en la cabeza.
- ¡Idiota! - se queja Dani. Y entonces me doy cuenta de que está cogido de la mano de Sara, quien mira la escena con cierta diversión en sus ojos. Por algún motivo que desconozco, parece que la chica se ha enamorado de él. Y eso me alegra enormemente, porque significa que lo mismo él ya se ha olvidado de la mía.
- ¡Chavales! - escucho decir a mis espaldas haciendo que me ponga alerta al instante. Parece que ahora todos se llevan bien con todos.
- ¡Raúl, tío! ¡Tómate una con nosotros! - exclama Emett acercándose a él.
Esto tiene que ser broma. ¿Primero Ryan y ahora este? ¿En qué momento se habían vuelto todos tan amigos de mi hermano? ¿Es que habían quedado a mis espaldas sin mí o qué? ¿Tanto les había unido una simple despedida de soltero?
- ¡Trae eso! - dice con tanta felicidad en la voz, que casi me levanto de golpe para propinarle un puñetazo en la boca y cerrársela de una vez. Mía se debe de haber dado cuenta de mi estado de humor, porque no ha dudado en poner la mano con la que no está cogiendo a Olivia, sobre la mía.
- ¿Estás bien? - me susurra mirándome a los ojos y acariciándome la cara mientras sostiene a nuestra hija, quien también me mira con cara de preocupación. Así que suavizo mi rostro al instante y le dejo un beso en los labios a mi mujer antes de acercarme a Olivia y dejarle otro a ella sobre la punta de su nariz.
- Estoy bien.
- ¡Hermano! ¡Y mi pequeña Olivia! ¡Que niña tan preciosa! ¡Ha salido a su madre!
Mi instinto me hace ponerme de pie enseguida, aún con la furia corriendo por mis venas. Nadie puede tomarse esas confianzas para hablar así de lo que es mío, nadie. Y mucho menos él, el tipo que me hizo pasar de ser un simple niño, a ser un adulto y cabeza de familia en cuestión de horas.
- Marcos - escucho decir.
Y por primera vez en mucho tiempo, quien me nombra para advertirme de que frene lo que estoy a punto de hacer no es mi mujer... es Cloe. Ni siquiera me había dado cuente de que ella estaba allí de pie parada al lado de mi hermano hasta que se ha dirigido a mi. Así que le dedico una rápida mirada de desaprobación antes de volver a mirar a mi hermano, ella ya no es nadie para tomarse unas confianzas así.
- No te metas, esto no te incumbe.
- Marcos, no vuelvas a hablarle así a mi mujer - me dice mi hermano utilizando el mismo tono autoritario que uso yo cuando algo realmente me molesta. Y qué coraje me da el hecho de que nos parezcamos.
- Tranquilo, el problema lo tengo contigo. Estoy deseando que cojas el dinero por el que has venido y te vuelvas a largar de aquí. No pintas nada en este sitio, ni con mis amigos, ni con mi familia - le susurro cara a cara. Tampoco pretendo aguarle la fiesta a los novios.
- Marcos ya vale, Ryan y Lili se van a dar cuenta. No es justo para ellos - me dice Mía desde su asiento. La miro. Sé que no es justo para ella, sé que ni siquiera soporta estar tan cerca de Cloe. Y la entiendo, yo no podría ni compartir el mismo aire que alguien que haya estado con ella por años.
- No te preocupes Mía, nosotros ya nos vamos. Sólo queríamos saludar - vuelve a intervenir Raúl con esa forma de hablar tan parecida a la de nuestro desgraciado padre...
- Raúl, déjalo - le susurra Cloe tirando de su brazo hacia ella. Es entonces cuando me permito fulminar la con la mirada, dejar caer todo mi odio sobre ella. No puedo creer que haya acabado con la mayor basura que haya podido encontrar.
- Claro que si mi amor. Pero hermanito, que no se te olvide que tú y yo tenemos que tratar asuntos que valen mucho más que un fajo de billetes.
Y se va por donde ha venido. Hijo de puta.
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TUYA (III)
RomanceTERCERA PARTE DE "Eres mía, preciosa" Después de todo lo sucedido en la vida de Mía y de Marcos, parece que el amor ha ganado... ¿O todavía es muy pronto para saberlo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite e...