¡Ya viene la novia!

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#Marcos

- ¡¿Y si no aparece?! ¡¿Y si se arrepiente tío?! ¡Ella es modelo tío! ¡¿La habéis visto?! ¡¿Para que se va a querer casar conmigo?! - exclama Ryan mientras se afloja el nudo de la corbata por decimocuarta vez.

- ¡Ryan quieres callarte ya! ¡Lili se muere por ti, no va a ir a ninguna otra parte que no sea ese altar! - le grito a la cara mientras abro mis brazos de par en par.

Joder. Me estaba poniendo de los putos nervios.

- Sí, vale si. Lili me quiere, eso lo sé. ¿Alguien me arregla la corbata? - pregunta como si nada.

- Arréglala esta vez tú, Emett. Porque como tenga que volver a hacerlo yo, lo mismo se me va la mano y le ahogo- le digo a mi amigo mientras me doy media vuelta para buscar el paquete de tabaco que tengo en la chaqueta del traje.

- ¿Cuándo viene el coche por nosotros? - pregunta Dani desde el sofá.

- ¡DANIEL DEJA DE PONERME MÁS NERVIOSO! - grita Ryan haciéndome reír. Si no fuera porque tiene que llegar hasta ese altar y contraer matrimonio con mi mejor amiga, ya le hubiera pegado la paliza de su vida.

- Viene ya tío - responde Emett a Dani mientras termina de acomodarle la corbata a Ryan.

Nos habían peinado, vestido, nos habían bañado en colonia, mi madre se había llevado a Evan después de vestirlo, nos habían ofrecido champán, puros... no habíamos parado esta mañana. Al pobre Ryan le habían dado miles de indicaciones sobre todo lo que tenía que hacer y lo que no en la ceremonia... ¿de verdad era tan difícil casarse? ¿Esto era todo lo que yo iba a tener que soportar para dejar por escrito que Mía era mi mujer?

- ¡Te juro Marcos que como yo huela a tabaco el día de mi boda, te dejo de hablar! - vuelve a gritar Ryan mientras me apunta acusante con el dedo. Apuesto lo que sea a que está sudando la gota gorda.

- Mira, me voy a la calle a fumar mientras llega el coche antes de que acabes con mi paciencia.

Emett se ríe mientras me ve salir de la sala. Yo enciendo el cigarro con gusto, lejos de todo el estrés que lleva mi pobre amigo hoy encima. Y me entretengo viendo a hombres y hombres de un lado a otro en traje, entrando y saliendo de la casa.

- ¡Hijo!

Me giro con una sonrisa sabiendo ya de quién se trata.

- ¡Hombre, Ramón! - exclamo mientras dejo que me estreche con fuerza entre sus brazos.

- Acabó de dejar a tu madre en el coche que va ya para la iglesia con Evan y con la madre de Ryan.

- Sí, nosotros también nos vamos ya - le digo mientras tiro mi cigarro para ir a avisar a mis amigos de que nuestro coche ya está aquí. Pero Ramón me para los pies antes de que siga andando.

- Que sepas que la próxima boda a la que vaya, espero que sea la tuya.

- Joder -Y me voy de allí antes de que nos empecemos a poner sensibles.

Cuarenta minutos más tarde, estoy sentado en el segundo banco frente al altar con mi hijo en brazos mientras ambos nos entretenemos con los gestos de mi cara. Está tan guapo como su padre, tiene el mismo porte, la misma clase.

- Marcos hijo, quieres dejar de hacer el tonto. Te va a pillar el cámara en cualquier momento y vas a salir de fondo en las fotos del novio con cara de loco.

- Nos estamos divirtiendo - le digo mientras veo a Evan reírse.

- Venga, dámelo y ve a calmar a tu amigo.

Miro a Ryan dando vueltas y vueltas por el altar mientras Emett le habla desde su sitio para tranquilizarle. La iglesia cada vez empieza a estar más llena, así que tendré que hacer caso a mi madre y dejar que ella coja en brazos a mi hijo. Ella sonríe triunfante en cuanto se lo doy.

- Que falta te hubiera hecho tener otro hijo, así dejarías de quitarme los míos - le digo antes de avanzar hasta mi amigo. La escucho sorprenderse por mi comentario a mis espaldas, pero ahora mismo eso es lo que menos me importa.

- Oye Ry escucha, tienes que hacerme caso de una vez y ponerte a pensar que todo va a estar bi- pero mi voz se corta.

La imagen de la mujer más guapa de este mundo entrando a la iglesia de lo más sonriente, me quita el aliento. Ella viene saludando y parándose de vez en cuando para hablar con sus amigos, que supongo que también serán de Lili. La luz del exterior recae sobre ella como si fuese un ángel iluminado, y aunque ella todavía no sea ha ha dado cuenta de cómo su simple entrada ha llamado la atención de algún que otro tío, yo ya estoy de los nervios pensando en lo guapa que sé caminando hasta el altar y ni siquiera va de novia.

- ¡Marcos! ¡Mía está súper guapa! - exclama mi hermano pequeño poniéndose en pie para observarla.

Y joder. Sí que estaba guapa, estaba guapísima. Era Preciosa por fuera y por dentro, y era completamente mía. Tenía mucha suerte con ella y por eso no podía dejar que nada ni nadie se interpusiera en nuestro camino.

- ¡Ryan! ¡No sabes cómo está Lili de guapa! ¡Se muere por ti! - le dice dándole un abrazo antes de llegar a nosotros. Bien, creo que ese comentario solo ha hecho poner a mi amigo más nervioso, y ver el culo de Mía en ese vestido mientras se abrazaba, me ha hecho ponerme nervioso a mí también.

- Dios mío - susurra Ryan mirando nuevamente al Cristo como si este le fuese a dar una charla para calmarse o algo. Pero yo tengo la boca demasiado seca como para volver a ejercer de psicólogo.

- Hola mi amor - susurra Mía girándose hasta quedar a centímetros de mis labios. Yo no puedo evitarlo, la cojo de la cintura para pegarla a mí y robarle un buen beso.

- ¡Ya viene la novia! - escucho decir a mi madre. Pero la verdad es que ahora mismo no me interesa en lo más mínimo quien viene y quien no.

- ¡Marcos para! ¡Estamos en la casa De Dios y nuestros mejores amigos se van a casar! ¡Para! - dice ella entre risas intentando alejarse de mí. Yo le sonrío y le dejo que se acomode sin alejarse de mi cuerpo.

- Estás preciosa - le susurro al oído antes de que se ponga a saludar a mi madre y a mis hermanos. Y se que me ha oído en cuanto la veo sonrojada mirándome de reojo.

- ¡Hola mi amor! ¡Pero qué guapo estás! ¿Cómo se ha portado? - pregunta Mía a mi madre mientras lo cine en brazos.

- Muy bien, es un niño muy muy bueno. Algo travieso, pero ni la mitad que su padre - mi madre me mira con cara de advertencia como si yo estuviera haciendo alguna trastada o algo.

Ay mamá, si tú supieras.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora