Mejor llamamé Mía.

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#Mía

- ¡Te juro que vas que lo rompes nena, que ganas tenia de verte! -me dice Polo mientras se engancha a mi. Casi no puedo soportar el peso de su cuerpo con estos tacones tan finos, y la sensación de que se me va a salir un pecho o de que se me va a ver la ropa interior en cualquiera momento, apenas me permite moverme para sostenerle.

- ¡Yo también te he echado de menos! ¡Mi vida sin ti no es tan intensa! - le digo gritando sobre la música mientras nos reímos. Creo que yo también necesito engancharme a alguien o a algo para no caerme.

- ¡Eh, aquí estáis! -dice Emma apareciendo de la nada - ¡Toma Mía! ¡Esto es para ti!

- ¡¿Otro Em?! - le digo mirando el cubata que me ofrece. Dios mío, creo que yo ya he perdido la cuenta.

- ¡Sí, la ocasión lo merece! ¡Venga vamos!

Entonces Emma, con sus enormes tacones y su pelo rojo sobresaliendo entre la multitud en la discoteca, me coge de la mano y me arrastra tras ella con Polo casi a cuestas. Y cuando llegamos al reservado, mis pies se frenan involuntariamente ante lo que veo. Alison tiene a un chico, boy o striper... como se llame, bailando a su alrededor mientras ella se ríe a carcajadas. Otra de las amigas de Lili, que yo acabo de conocer, está más que contenta mientras otro hombre vestido, o más bien a medio vestir, se contonea a su alrededor. Y Lili, ella es la que se casa, es la que está en medio sentada en una silla mientras que un chico cachas se mueve obscenamente sobre sus caderas. ¿De verdad estaba mi amiga cómoda ahí? ¿Sabía ella que le esperaba todo esto? ¿Lo sabía Ryan?, Dios mío, ¿esto era lo que les esperaba a los chicos mañana? ¿Cuántas tías se le podrían poner Alfredo Ramos a Marcos? ¿Y yo en casa?

- ¡Oh nena, me encanta! ¡Vaya chulazos! ¡Yo también quiero uno para mí! - Emma y yo nos reímos al escuchar a Polo, que entre tropiezos y trompicones llega hasta donde están los hombres haciendo su trabajo.

- ¡Este chico es flipante! ¡Lo mejor que pudimos hacer fue conocerle! - me dice Emma sonriendo. Y asiento, ¿a quién no le caía bien mi amigo?

- ¡Emma! ¡Mía! ¡Venid! - nos grita Alison desde su sitio mientras sonríe. Nosotras nos abrimos paso en el reservado y nos unimos a ella y al resto de las chicas que les gritan a los stripers como si fuesen los primeros hombres sin camiseta que ven en su vida.

Media hora más tarde yo también estaba chillando a cada movimiento que hacía el chico que le había bailado a Lili, y que ahora se movía ante nuestro amigo Polo. Todas gritábamos y nos reíamos a carcajadas cada vez que Polo intentaba tocar más allá de lo que ese hombre tendría permitido en su profesión. Habíamos perdido la cuenta de las copas bebidas, y ninguna, absolutamente ninguna de nosotras se había preocupado de nuestras respectivas parejas ni lo que habíamos dejado en casa. Hoy era un día de chicas, sin más.

- ¡Dale más duro nene! - grita Emma cuando el chico chas comienza a hacer flexiones sobre Polo. Nuestro amigo palpaba por todas partes, cualquiera diría que la despedida de soltera era suya.

- ¡Ay Dios mío! ¡Yo muero con él! - dice Lili riéndose a carcajadas. Y no era para menos, el chico tuvo que cambiar de voluntario cuando Polo, un poco pasado de copas ya, intentó asomarse por el pequeño tanga que llevaba para bailar, a ver qué escondía.

- ¡Polo!

Pero no puedo decirle ni una palabra más porque la risa no me deja. Polo se ríe a carcajadas intentando convencer al chico de que no es para tanto, de que siga bailando y moviéndose a su alrededor, pero creo que este se siente un poco intimidado. Y en cuestión de segundos, la cuñada de Lili, Rebecca, la hermana de Ryan, está ocupando su lugar. Menos mal que no me ha tocado a mí.

- Vaya chulazo, no sabe lo que se pierde - dice mi amigo con indignación cuando llega hasta nosotras.

- Casi le violas ahí en medio - le digo yo.

-Y estás medio casado con Matt - interviene Lili.

Ay si, cierto. Mi maridito, voy a llamarlo a ver cómo está - y se marcha de allí tambaleándose de un lado al otro mientras sale del reservado con el móvil en la mano.

- Hola preciosa, creo que eres de las pocas a las que me queda por hacer un baile - escucho decir. Cuando me giro veo al chico cachas, ahora que lo veo también tremendamente guapo, inclinado sobre mí con sus manos apoyadas en mi rodillas.

- ¡Eh! ¡¿Qué?! ¡¿Yo?! - Dios mío, si Marcos supiera.

-¡Vamos Mía! ¡Dale! - grita Lili.

- ¡Venga nena! ¡Demuéstrales quien eres! - grita Emma esta vez mientras todas me miran sonriendo expectantes. Hasta el chico que tira de mí con su mano unida a la mía sonríe. Dios.

- Relájate y disfruta, preciosa.

- Mía, mejor llámame Mía - le digo mientras me sienta en la silla sonriendo. Asiente.

Y las luces se vuelven a apagar, ahora el foco de luz solo está puesto en nosotros dos. Y a pesar de mis nervios, puedo escuchar perfectamente a todos mis amigas riendo y gritando cosas mientras el chico se mueve sobre mí como si estuviéramos follando.
Se da una vuelta a mi alrededor, luego me acaricia la cara, restriega sus marcados abdominales por mis rodillas y se acerca a mi oído.

- Es un gusto trabajar con chicas como tú, Mía.

Yo trago fuerte mientras le escucho y noto todo su miembro pegado a mis piernas y su respiración chocando con la mía. Cuando paso mis ojos de ahí a los suyos, me veo obligada a inclinarme un poco para atrás. ¿Porqué está tan jodidamente cerca?

- ¡Eh! ¡Se ha acabado el show campeón! - escucho gritar a Polo por alguna parte. Yo suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo cuando el chico se separa de mí y me pongo en pie para volver con mis amigas. Pero el chico me da la vuelta antes de poder bajar un solo escalón del escenario y me hace quedar cara a cara con él.

- Una pena. Me llamo Cárter.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora