Yo estaría encantada.

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#Mía

No voy a mentir diciendo que me quedaba completamente tranquila sabiendo que Marcos iba a salir con los chicos, confiaba en él más que en mi propia vida y sabía que él no iba a poner en peligro la estabilidad que teníamos ahora mismo como familia. Pero la verdad es que verle caminar de un lado a otro en nuestra habitación, con la esa camisa negra metida por los pantalones, arremangada hasta los codos y el pelo peinado perfectamente, hacia qué todas y cada una de mis hormonas de mujer "ya no embarazada", le desease un poco más si es que se puede.

- Mi madre estará a punto de llegar cielo. Ya sabes, si necesitas cualquier cosa solo tienes que decírmelo y estaré aquí en dos minutos - dice desde nuestro baño mientras le veo echarse su colonia favorita. Cierro los ojos cuando el aroma llega hasta mis fosas nasales, ese olor me trae tantos recuerdos...

- Llevabas está colonia el primer día que nos acostamos - suelto de repente. Madre mía, ¿Por qué he dicho eso? ¿Estaba pensando en voz alta?

- No vayas por ese camino nena, sabes que si empiezo voy a llegar tarde a todas partes - me dice acercándose peligrosamente a mi. A medida que se acerca a mi le veo más y más guapo, tan sexy que todas mis inseguridades sobre esta noche crecen notoriamente.

- Te voy a echar de menos esta noche - susurro sobre sus labios cuando lo tengo inclinado sobre mi. Podría quedarme así para siempre.

- Para un poco mujer, vas a conseguir que me vuelva loco.

Y a continuación une sus labios con los míos, con necesidad. Yo también le necesito a él. Así que alzó mis brazos hasta dejarlos enlazados por detrás de su nuca y lo acerco a mi. Le quiero, y además, está increíblemente irresistible esta noche. Sonrío cuando deja caer su cuerpos sobre él mío, estamos solos en la habitación, es el momento.

- Ummm - susurro en su oído sabiendo que eso le iba a incitar más.

- Para, nena para - me dice levantándose de la cama y apartando su cuerpo del mío. Yo me cruzo de brazos. ¿Qué hace?

- No me mires así. No queda ningún invitado en la casa, los niños están abajo con Carmen y tú estás completamente irresistible esta noche.

Mierda, me arrepiento en el mismo instante en que mi boca pronuncia las palabras, de habérselo dicho. Ahora se lo va a creer todavía un poco más. Le miro. Me mira. Ahí está, su sonrisa de arrogante, de un hombre hecho y derecho, sexy y arrogante.

- Irresistible, ¿eh? - dice mirándome con una ceja alzada. Y me veo obligada a unir mis piernas para controlarme, pero Marcos parece haberlo entendido a la perfección. O eso me da a entender cuando alza de nuevo la cabeza para mirarme y pedirme explicaciones de lo que está pasando a través de sus ojos.

- Te deseo.

Sin más. Es todo lo que le digo, todo lo que sale de mi boca hacia él. Y parece que lo ha entendido perfectamente porque sé que he conseguido salirme con la mía en cuanto vuelve a echar su cuerpo sobre él mío y hunde su cara en mi cuello haciéndome gemir. Dios mío, parece que él necesitaba esto tanto como yo.

- Mira lo que me haces nena, me vuelves loco, irracional. Aquí estoy para darte placer mientras todos mis amigos me esperan - susurra mientras se deshace de mi ropa a una velocidad sorprendente. Yo grito sorprendida por su fuerza.

- Marcos.

- Shhh. Será rápido cielo, lo prometo.

Y de repente rompe mi tanga con las manos haciéndome reír a carcajadas. Sé que en cualquier momento comentaría algo, pero está demasiado concentrado en colocarse en mi entrada para...

- ¡Ah! ¡Marcos! - gritó cuando siento como se mete de un solo golpe en mi, sin lubricar antes con sus dedos, con su lengua, nada.

- Estabas ya tan prepara para mí, que no ha hecho falta nada más. Joder. Agárrate al cabecero de nuestra cama nena.

- ¿Qué? ¿ Por qué? - le digo haciendo lo que me pide. Creo que se va a volver loco.

Y así es. Marcos comienza a moverse sobre mí con tanta intensidad que solo consigue ponerme aún más si es que se puede. Tan guapo y atractivo, haciendo esperar a sus amigos por mi, para complacerme.

- Mira lo que me haces mujer, pierdo el control cuando estoy contigo.

- ¡Ahh! - es lo único que sale de mi boca entre embestida y embestida. Dios mío, ¿que ha comido hoy?

- Te juro Mía, que si no tuviera que irme, iba a estar follándote hasta que me doliera la polla.

- Marcos - susurro con un hilo de voz.

- Lo sé, nena. Espérame.

Y de un momento a otro su ritmo aumenta, ahora se mueve más rápido sobre mí. Le noto llegar a mi interior, cubriendo todas y cada una de mis paredes mientras me chupa, pellizca o azota mis pechos. Creo que no voy a poder aguantarlo mucho más.

- ¡Marcos!

- Correté nena.

- ¡Ahh!

- Eso es cielo - dice él mientras se sigue moviendo dentro de mí, más lentamente. Notando como mis palpitaciones le rodean la polla.

- Ha sido genial - susurro en su hombro cuando para.

- Voy a salir de ti nena- asiento y me retuerzo cuando lo noto. Necesito descansar unos segundos más antes de recobrar la compostura.

- Te voy a echar de menos esta noche - digo mirando hacia el techo de nuestra habitación aún con las piernas entre abiertas. Estoy segura de que si toco todavía por ahí, me sentiré palpitar.

- No te preocupes cielo, podrás disfrutar de mí el resto de tu vida - me dice inclinándose sobre mí para dejarme un casto beso. Y enseguida me doy cuenta.

- ¿Porqué tu siempre acabas vestido y completamente inmaculado y yo no?

Pero lo único que consigo escuchar es su risa antes de darse media vuelta y meterse de nuevo en nuestro baño. Y para colmo esos pantalones le hacen buen culo. ¿Cuantas mujeres le mirarían hoy?

- Porque yo te necesito tanto que no soporto tenerte con nada que pueda suponer una barrera entre nosotros, aunque sea una simple camiseta. Y tú, te entregas tanto a mí que se te olvida el resto.

- No es justo- le digo mientras observo cómo coge su móvil de la mesita de noche y se lo guarda en el bolsillo trasero del pantalón.

- Pues a mí me encanta.

- Ya - digo de mala gana. ¿Qué me pasa?

- Ah, y cielo - me dice dándose media vuelta en mi dirección.

- ¿Qué?

- Vístete y ven a despedirme abajo antes de que me arrepienta de haber dicho que sí, y vuelva a meterme en esa cama contigo.

- Yo estaría encantada - le digo con mi mirada más sensual. Pero solo obtengo un gruñido por su parte antes de tomar el pomo de la puerta y salir por ella.

- Joder.

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora