#Mía- ¿Qué haces? -pregunta Marcos en el silencio de la noche- ¿Qué hora es?
- Las cinco - respondo mientras me pongo las mallas de correr.
- Espérame, hoy voy contigo - me dice poniéndose rápidamente en pie y dirigiéndose al vestidor.
- No hace falta que vayas de carabina, campeón. Estoy bien.
- ¿Cuantos kilómetros vamos a hacer? ¿Cinco? ¿Siete? - pregunta pasando de mis palabras y paseándose sin camiseta mientras me muerdo el labio mirando sus abdominales.
- Díez - contesto orgullosa. Él sonríe orgulloso también mientras me dirige una sonrisa de infarto. Dios mío.
- Podemos ir hasta la casa de mis padres a recoger a los niños y desayunar con ellos allí - me propone antes de meterse el cepillo de dientes en la boca. Yo termino de atarme los cordones de las zapatillas y me levanto para ir hasta el y abrazarle por la espalda.
- Me parece bien - susurro dejándole un beso en el hombro desnudo mientras paso mis manos a lo largo de su abdomen sin ningún disimulo.
- ¿Quieres que calentemos antes de salir cielo? - pregunta de lo más arrogante y atractivo - No puedo dejar que te dé un tirón ni nada así.
No le digo nada, simplemente dirijo mi mano a su pantalón de chándal y dejo que se pierda por ahí mientras él observa mis movimientos de lo más tenso. Sonrío cuando meto mi mano en sus calzoncillos en busca de mi fiel amigo, y muerdo el hombro de Marcos cuando la encuentro.
- Bingo - susurro.
Él apoya ambas manos con fuerza en el lavabo sin dejar de mirarme a través del espejo. No habla, no se mueve, solo me observa con los ojos nublados de placer. Tanto, que siento como yo misma me estoy mojando bajo su mirada de deseo, de depredador.
- Joder, como me agarras la polla nena.
- ¿Más? - pregunto sonriendo. Él gruñe, y me lo tomo como un sí de respuesta. Acelero el ritmo de mi mano y la presión que ejerzo sobre ella mientras escucho a Marcos gruñir. Y entonces se me ocurre.
- Nena - pronuncia con la voz ronca cuando quito mi mano de su miembro. No le ha hecho ninguna gracia.
- Date la vuelta, por favor.
Él me hace caso, y apoya su culo en el lavabo mientras yo me deslizo por su cuerpo hasta quedar de rodillas. Está apunto de decir algo cuando la intrusión de su miembro en mi boca le corta la voz de un momento a otro, y le hace soltar un gruñido descomunal.
-Joder, Mía.
Beso la punta, lamo su tronco, juego con su prepucio, abro mi boca y la saco, luego la meto, le miro desde mi posición sin dejar de trabajar, él gruñe mientras me tira del pelo, eso me pone más cachonda, está muy dura, disfruto de ello. Bajo mi boca a sus huevos y los succiono sin dejar de mover mis manos de arriba abajo por su miembro.
- Ummm - susurro antes de volver a introducirla en mi boca. Y cuando toca lo más profundo de mi garganta, lo siento.
- Nena - me avisa a duras penas. Así que aumento el ritmo sin dejar de mantener el contacto visual con él. Y entonces siento el líquido quemando mi garganta. Apenas me da tiempo a tragármelo cuando Marcos me aparta de él con fuerza y me sienta sobre el lavabo, tirando de mis mallas hasta dejarlas en los tobillos.
- Marcos - digo con la voz agitada por la excitación. Dios.
- Blanco - dice mientras pasa la lengua por la tela de mi tanga haciéndome temblar de placer.
- Esto es mío nena. Tu eres mía, preciosa.
Entonces comienza a darme besos sobre la tela por toda mi feminidad, besos que se vuelven cada vez más húmedos, besos que se vuelven leves mordiscos. Aparte el tanga hacia un lado y no tarda en pasar su boca por mis labios, haciéndome chillar de placer. Dios santo bendito, como habíamos mejorado en esto.
- Siiiii - gimoteo apoyando mi cabeza Contra el espejo mientras le observo trabajar.
Y joder, lo está haciendo tan bien...
- Eso es nena, yo sé cómo te gusta - susurra antes de darle una lamida a mi clítoris.
- Marcos - susurro mientras me dejó llevar por el placer que me está dando.
- No puedo creer que quisieras salir a correr por ahí estando así de mojada, completamente preparada para mi. Es que te gusta provocarme, ¿verdad, cielo? - me dice antes de volver a hundir su lengua en mí.
- Yo... - pronuncio a duras penas, pero él me calla.
- No, cielo. Eres muy mala, sabes lo mucho que me gusta encargarme de ti.
De repente noto como mete tres dedos de golpe en mí y comienza a moverlos frenéticamente mientras sigue jugando con su lengua sin perder la vista de mis expresiones. Chillo cuando saca y mete los dedos como si de su miembro se tratase. Estoy a punto de correrme.
Tres
Dos
-Marcos...
-Hazlo.
Uno.
Me dejo consumir por el placer sin dejar de mover mis caderas en el aire para hacer al orgasmo lo más duradero posible mientras Marcos se deleita observándome. Creo que si sigue mirándome así, vamos a tener una segunda ronda en cuestión de segundos. Y no me quedan fuerzas ni tiempo.
- No, campeón. No me mires así. Sigo manteniendo en pie lo de ir a correr, no voy a permitir que acabes con toda mi energía - le digo mientras me preocupo por restablecer el ritmo de mi agitada respiración.
- Una pena, porque yo te iba a hacer sudar mucho más que un recorrido a trote. - Me río mientras le observó apartarse de mí divertido, para limpiarse la po***.
- Qué tonto eres.
Me pongo en pie cuando me encuentro estable, y comienzo a limpiar mi zona íntima también antes de ponerme las mallas como las tenía antes. Me miro al espejo feliz antes de hacerme un moño bajo. Hoy me siento muy guapa.
- Calma tus hormonas, fiera. Irradias tanta felicidad, que cualquiera se va a dar cuenta de que te acabo de follar - suelta Marcos cuando pasa por mi espalda para abandonar ya vestidoel baño.
- ¿Es qué acaso eso tiene algo de malo? - pregunto. Él me mira como si no se creyera lo que acabo de decirle. Creo que ese orgasmo me ha inflado la seguridad en mí misma.
- Créeme nena, cuando te digo que para mí mejor que mejor.
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TUYA (III)
RomanceTERCERA PARTE DE "Eres mía, preciosa" Después de todo lo sucedido en la vida de Mía y de Marcos, parece que el amor ha ganado... ¿O todavía es muy pronto para saberlo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite e...