Segunda ronda.

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#Marcos

Me despierto con una sonrisa en la cara al ver a Mía durmiendo plácidamente sobre mi torso y con sus dos brazos enredados en mi cuello, como si su cuerpo temiera que durante la noche me fuera a ir a alguna parte. Aprovecho mi vigilia para mirarla mientras la luz del sol entra por la ventana, y nuestra ropa y sus tacones tirados por cualquier parte es lo único que nos acompaña. Ella está tan guapa dormida, tan en paz sobre mi, pareciendo de lo más inocente, que me hace recordar la poca inocencia que tenía anoche mientras gemía y gemía sin parar mientras le besaba, le tocaba, le acariciaba, le succionaba...

Joder, ya estaba cachondo de nuevo. Ansioso por volver a probarla.

- Mmm - la escucho susurrar mientras me muevo suavemente debajo de ella.

¿Está soñando? ¿Está teniendo un sueño guarro? ¿Está teniendo un sueño erótico? ¿Conmigo?

- Joder - maldigo cuando noto lo mojada que está. Está mucho más que preparada para mi.

- ¡Ahh! - exclama de lo más sensual cuando abre los ojos de par en par al sentir mi miembro en ella. Pero no se sobresalta, simplemente deja caer su cabeza sobre mi pecho nuevamente mientras que yo me muevo con suavidad bajo ella.

- ¿Estabas teniendo un sueño erótico nena? - pregunto metiéndome otra vez de golpe en ella, caliente, profundo.

- Estábamos tú y yo en una playa - susurra con la voz adormilada todavía- los dos solos en una hamaca colgante.

- Sigue - digo aumentando la intensidad del movimiento mientras aprieto con ambas manos su culo.

- Tu lo utilizabas a modo de columpio. Te quedabas de pie frente a mi, duro, muy duro esperándome - relata con su jodida voz de cachonda mientras deja besos húmedos en mi cuello.

- Me gusta.

- Tú controlabas el columpio, y cuando mi cuerpo llegaba hasta el tuyo... ¡Ahh!

- ¿Qué nena? - pregunto cogiéndole firmemente de la nuca para ver su rostro mientras la penetro. Joder, que carita de niña inocente.

- Me penetrabas, tan rápido y tan profundo... umm- gimotea cuando tiro de uno de sus pezones.

- No pares, quiero escucharte.

- Luego volvías a balancear el columpio hacia atrás, privándome de ti.

- No me gusta eso - le digo antes de girar su cuerpo con el mío hasta quedar yo arriba y ella abajo. Me duele la polla de aguantar.

- Te gustaba, te gustaba dejarme con las ganas para después penetrarme con más fuerzas.

- ¿Así? - pregunto saliendo y entrando en ella con brusquedad. Joder. Como me pone escucharle gemir.

- Sí - suelta en un jadeo. Yo aprovecho y salgo de ella, para mover mi miembro de arriba abajo sin entrar de nuevo en su cavidad. Pero ella me sorprende gruñendo por la frustración y pegando mi cuerpo por completo al suyo.

- Vaya cielo, no sabía que tenías tantas ganas - le digo divertido. Que ganas de follarla hasta dejarla sin aliento.

- Muchas - susurra restregándose de nuevo frente a mí.

- Joder.

- En mi sueño, llegaba un momento en el que ansiabas tanto mi cuerpo, que tú mismo te subías a la hamaca y comenzabas a follarme salvajemente mientras yo gritaba y ambos nos balanceábamos de un lado a otro.

La miro fijamente, con sus ojos verdes de gata observándome y su labio inferior atrapado entre sus dientes. Jodidamente sexy, cachonda a más no poder y mojada para mi. Entro en ella, y me vuelvo loco.

- Agárrate al cabecero, cielo.

Ella me hace caso, yo comienzo a moverme. Fuerte, duro, hacia delante, hacia atrás, la sacó, me bajo, paso mi lengua por ella y vuelvo a penetrarla de golpe, ella gime, le cojo las caderas, la levanto, ella se mantiene agarrada al cabecero, gruño, le doy una palmada en el cachete. Estoy a tope, estoy encendido, estoy furioso, la quiero tan jodidamente mal.

- ¡Marcos!

- ¡Córrete preciosa! ¡Córrete! - gritó mirándole. Ella echa la cabeza hacia atrás mientras pone los ojos en blanco, y es entonces cuando siento que yo también me voy a correr. Así que aumento el ritmo. A Mía ya no le quedan fuerzas.

- ¡Ahh!

Joder. La estoy notando palpitar. Me corro.

- Joder - susurro echando mi cuerpo sobre ella y moviéndome lentamente para sentir el máximo.

- Dios Marcos, eso ha sido... - la callo con un beso antes de esconder mi cara en el hueco de su cuello y besarla para poder descansar.

- Buenos días, preciosa. No sabes como me has puesto.

Sonrío cuando la escucho reírse. Joder cómo amo su risa. Podría volver a follarla de nuevo solo por eso.

- Eres un pervertido, Marcos Rodríguez.

- Sí, Mía Hills. Y no te hagas la dura, sabes que eso te encanta - le susurro al oído mientras envuelvo mis brazos en su pequeño cuerpo.

- Ayer al final no estuvo tan mal, me lo pasé bien.

- ¿Con el final te refieres a cuando llegamos a casa y te follé en el mueble de la entrada porque no podías esperar? ¿O a cuando hice que te corrieras en mi boca mientras te desmaquillabas sentada en el tocador? - le susurro al oído mientras le muerdo el lóbulo de la oreja y comienzo a restregarme nuevamente sobre ella.

Joder, estoy otra vez preparado. ¿Qué cojones tiene esta mujer que ni me ha tocado y ya me tiene nuevamente así?

- ¿Que yo no me podía esperar? ¿Te recuerdo quien quería irse con tanta ansia de la boda? - me pregunta enfurruñada. Creo que me pone incluso más cuando se pica. Esa cara de diablilla traviesa.

- Me estabas poniendo malo bailando conmigo tan de cerca y metida en ese maldito vestido. Pasé toda la noche pensando en cómo quitártelo sin romperlo, quiero volver a verte con él puesto en otro momento. Me gusta.

- Sabía que te iba a gustar. Lo compré para ti - susurra sobre mis labios. Y enseguida me doy cuenta de su respiración agitada. Bajo mi mano para pasar mi dedo lentamente por ella. Está nuevamente mojada. Deseosa de más.

- Vaya, vaya... lo que tenemos aquí - le digo de lo más divertido mientras llevo mi mano hasta su boca para que ella misma se pruebe. Tengo que cerrar los ojos para obligarme a no cometer una locura cuando siento sus labios en él. Pero lo cierto es que no tardo mucho en ceder a mis deseos cuando le escucho pronunciar las palabras mágicas con el entusiasmo de una niña.

- ¿Segunda ronda?

TUYA (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora