Pasé varias horas delante del ordenador para dejar anotaciones en las fichas clinicas de mis pacientes. Me conecté a través del Team Viewer y accedí al ordenador de la clinica. Quienquiera que fuera que sustituirme agradecería algunos consejos.
Preparé una ensalada con aceitunas, mayonesa, atún y trozos de queso para almorzar. Andrés estuvo ayudandome a preparar la comida y luego se encargó de poner la mesa siguiendo mis indicaciones. En realidad, con un bol y un tenedor estabamos apañados, pero para que no se estropease la mesa de madera colocamos también unas bandejas, unos posavasos y unas servilletas.
— Estoy bastante nerviosa. No me des demasiado la lata — Le previne, mientras tomábamos asiento.
Robin se tumbó debajo de la mesa.
Andrés se había quitado la parte de arriba del mono y la llevaba anudada a la citura. La camiseta que tenía puesta era de color blanco, manga corta. Le sentaba muy bien.
Sonrió. Se pasaba el dia sonriendo de esa forma atractiva ensayada.
— No te preocupes. Ya te he dicho que lo siento. Aunque no voy a negar que tengo ganas de vivir esta aventura contigo.
Mastiqué un poco de ensalada y lo miré de reojo ¿Qué bicho le había picado? Estaba siendo un poco pesado. Seguro que me ocultaba más cosas. No tenia ganas de averiguarlas, ya me habia generado un dolor de cabeza tremendo saber que viajaría ese mismo Lunes al otro lado del charco.
— Tengo que llamar a Pedro — Dije todavía pensativa.
— Me dijo que te dijera que ya tenía a alguien en mente.
Dejé el tenedor dentro del bol y junté mis manos en forma de triangulo.
— ¿Habeis arreglado también mi sustitución? — Pregunté, estupefacta.
— Algo así — Contestó Andrés, mientras daba de comer un trozo de queso a Robin.
— No le des eso. Te cargarás su higado y su páncreas — Lo interrumpí — Entonces ¿Ya lo habéis gestionado todo?
— Mas o menos — Otra respuesta vaga — Pero estoy seguro de que él agradecerá que lo llames - Luego hizo una pausa - Dejame darle un trozo de queso. Un trozo no hace daño.
— Los perros de ciudad son muy delicados — Le expliqué.
— Ya lo sé. Prometo no darle más que uno.
— Dáselo si eso te hace más feliz.
Robin le quitó el queso de la mano antes de que se arrepentiera. Y se marchó al dormitorio para comérselo a escondidas.
— Es un perro inteligente — Comentó Andrés.
Terminamos el almuerzo y dejamos las cosas recogidas. Andrés se sentó en el sofá y cerró los ojos, para dormir una siesta corta.
Lo miré desde la distancia. No habia cambiado, seguía siendo un poco egoísta. Hacía/deshacía a su antojo. Quería sentirme hacer especial por el hecho de haberme escogido, pero yo sabía que en realidad los veterinarios especialistas en especies exóticas éramos muy pocos. Lo bueno es que indirectamente ese hecho me daba la oportunidad de hacer un verdadero break en mi vida. Llega un momento en que la rutina te consume.
Salí del salón-comedor y me fui al dormitorio. Robin dormía plácidamente sobre la cama.
Abrí el armario y pensé lo que debía llevarme. Aquello seria un viaje largo, en plena entrada del verano, por lo que mientras menos ropa llevase mejor.
Cogí la mochila de montaña y la rellené de algunas prendas: Dos camisetas, dos pantalones transformables de cremallera, cuatro bragas y tres pares de calcetines. El sujetador era prescindible, tedría suficiente con el que llevaba ya puesto. Lo que fuera usando, lo iria lavando y colocando sobre la mochila para que se secara mientras continúabamos con la expedición. El neceser lo metí al final: Gafas de sol, deshodorante, peine, navaja, pasta y cepillo de dientes. Y por último, dos bolsas de plástico y una cuerda larga. Son cosas que siempre vienen bien tener a mano.
Pensé en meter un también kit de emergencia, pero sería mas sencillo si lo preparábamos estando ya en México.
México ¿Qué se me había perdido a mí en México?
— Ey - Lo llamé — Cómo se llama ese templo del que tanto hablas.
Un ronquido me hizo saber que Andrés no me había escuchado. Di dos fuertes palmadas en el aire y conseguí despertarlo.
— ¿Qué pasa? — Murmuró desorientado.
— ¿Podrias hablarme del templo Maya que vamos a buscar?
— Esta datado alrededor del año 750 a.C. Se piensa que ya había sido abandonado mucho antes de la llegada de los colonos españoles — Dijo soñoliento.
— ¿Cómo se llama?
— K'áak'o' pixan — Dijo, volviendo a cerrar los ojos y acomodándose en el sofá.
Robin apareció de repente, saltó a su lado y apoyó la cabeza sobre su regazo. Estaba muy a gusto con su nuevo amigo que le regalaba queso.
— ¿Qué significa? — Quise saber.
— Alma en fuego o Fuego del alma.
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🟢 Expedición
AdventureMexico 2021 Siete personas son reclutadas para documentar y cartografiar el actual estado de un antiguo templo Chichimeca. Celia, junto con el resto del grupo que conforma la expedición, descubrirá los secretos que oculta la selva y hasta donde es c...