Dia 3 y 4 de expedición
A Juan hubo que curarle la herida con varios flushing de suero fisiologico y betadine diluido. Además de darle puntos, para reconstruir algunos desgarros en tendones, y colocarle un vendaje, que procuraríamos cambiar dia y noche al menos durante los primeros siete días.
Jose Maria vino a buscarme unos metros más adelante, donde estaba el resto del grupo, porque Andrés prefería que lo hiciera yo. El procedimiento tuvo lugar bajo el efecto de un poco de anestesia local. Me negué a llevarlo a cabo en vivo y en directo.
Decidí no suturar la herida por completo, porque el aspecto del cepo era de todo menos limpio y habia que presuponer que aquella incisión se infectaria. Era mejor tener espacio para realizar mas lavados, reavivar bordes y facilitar el drenaje. Lo mismo que hacíamos en la clínica cuando nos llegaba un animal que había sido atacado por otro animal.
El pie de Juan se inflamó y supuró, pero por suerte, no tenia pinta de derivar en ninguna gangrena. Quizás por la antibioterapia profiláctica que tomó desde el primer momento, o porque tuvo suerte.
Sin embargo, debido a su estado, el avance de la expedición se retrasó. En lugar de hacer veinte kilómetros diarios, como teniamos planificado, tuvimos que reducir las rutas a la mitad.
Esto me preocuaba un poco, porque dentro de quince dias se nos acabarían las provisiones y el Gobierno mexicano tenia planeado lanzarnos más desde unos helicópteros, justo en la zona donde se pensaba que estaría ubicado el Templo. Y nosotros no estaríamos alli para recogerlas. Tuvimos que empezar a racionar la comida.
— La cosa se pone interesante ¿eh? — Dijo Andres, mientras colocaba su tienda de campaña al lado de la mia.
Tenía los pelos desordenados y una barba incipiente.
— Esta tarde Juan ha tenido fiebre — Le dije, pensativa — No sé si hubiera sido mejor devolverlo a la aldea.
— Créeme. Juan ha preferido quedarse por algún motivo. Y creo que ese motivo ha sido porque nos habríamos quedado sin enfermero. Y porque piensa que nosotros lo cuidaremos mejor que la gente de la aldea.
— Tardamos una hora en llegar a la aldea en furgoneta. Si pidiéramos ayuda, lo podrían recoger ¿no?
— Esto es asunto del Gobierno. Hasta que autorizasen su rescate, pasarían días. Imagina el desastre.
Tenía su parte de razón.
— ¿Y no hay ningun un enfermero de reserva? ¿un sustituto?
— No hay sustitutos para nadie. Salvo tu y yo, y los periodistas. Por eso vamos por duplicado.
Tuve que reírme. La verdad es que era impensable no contar con un plan de imprevistos, pero por lo visto asi eran las cosas.
— Si claro, como si nosotros cuatro fuéramos los importantes. No me imagino esta expedición sin Guadalupe. Por favor, que a Guadalupe no le ocurra nada.
Junté las manos como si estuviera orando.
— Cierto. Esa mujer es dura y tiene nuestras vidas en sus manos. Nos podría estar conduciendo hacia un precipicio y nosotros la seguiríamos como ingenuos corderitos.
¿Ingenuos corderitos?
Lo miré detenidamente. Andrés tenía las manos en los pantalones y se apoyaba contra el tronco de un árbol, haciéndose el interesate. Conocía de sobra esa estrategia. Ya habia terminado de colocar su tienda.
— Andrés, lamento informante de que tú no eres ningún ingenuo corderito.
Ante mis palabras, el susodicho elevó una ceja y esbozó media sonrisa.
— ¿Acaso tu si? Vamos Lía. Sabes que mi cabeza es mucho menos retorcida que la tuya.
— ¿Ah, si? Si sigues así no te diré dónde escondí tu pipa - Le contesté.
— Jaque mate - Dijo él, levantando las manos en señal de rendición.
Automáticamente, se dio la vuelta y se introdujo en su tienda, lo cual me hizo soltar una carcajada.
Qué poco espíritu guerrero.
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🟢 Expedición
AventuraMexico 2021 Siete personas son reclutadas para documentar y cartografiar el actual estado de un antiguo templo Chichimeca. Celia, junto con el resto del grupo que conforma la expedición, descubrirá los secretos que oculta la selva y hasta donde es c...