Capitulo 8: Expedicion X

28 4 7
                                    

— No sé en qué andabas pensando cuando dijiste mi nombre — Le dije enfadada — Esto es una locura.


Tomé un bozal de la estantería de la unica clinica veterinaria que habíamos pillado abierta kilómetros a la redonda. Era de un bozal flexible de silicona, de rejilla. Luego busqué un collar ancho de pinchos para protegerle el cuello. Robin iba a parecer un pequeño punky, pero había que mejorar sus armas naturales si algo lo atacaba. El bozal solo se lo pondría en lugares infestados de ranas venenosas o cosas por el estilo.

— No te preocupes demasiado, que no va a ser para tanto — Dijo Andrés, como si todo fuera lo mas normal del mundo — Yo te veo perfectamente capaci...

Le lancé las cosas al pecho con rabia y lo hice callar.

— Esto no es una expedición, es un experimento. Somos cuatro españoles en un grupo de siete personas donde en lugar de haber un médico al cuidado de nuestra salud, han elegido a un pobre enfermero recién salido de la carrera. El Gobierno de este País nos esta utilizando para asegurar transparencia en su iniciativa y contar con ayuda económica internacional, ahorrandose gastos. No les importamos un bledo. Ni yo, ni tu, ni esos periodistas ni mi perro.

— Además hay un biólogo y un historiador — Puntualizó, obviando decir algo al respecto — Y baja la voz, es mejor acabar en la selva que en la carcel.

— ¿Y qué pasa? — Dije mientras abonaba lo que acabábamos de comprar — ¿El biologo y el historiador haran acopio de nuestros restos y escribiran un breve memorial para nuestras familias? Oh, me siento tan aliviada ¡Vamos no me jodas!

Salimos de la clinica veterinaria y regresamos al hotel donde nos alojábamos con el resto del equipo de la expedición. Saldriamos al dia siguiente de madrugada, en dos furgonetas bien avitualladas.

Andrés me tomó del brazo cuando atravesamos la recepción del hotel y me detuvo.

— Vamos, cálmate Lía. Yo pensé que esto te haria la misma ilusión que a mi — Se disculpó con voz trémula — Fuiste la única persona en la que pensé cuando me imaginé caminando a traves de la selva durante largas semanas.

¿Esperaba que eso sonara bonito?

— Igual me ha cambiado el carácter y me he vuelto un poco remilgada.

— Para nada — Aseveró Andrés.

— Veamos. Repasemos. El templo está en una zona inexplorada entre la Meseta de cacatxla y Las cumbres de Monterrey — Me mantuve firme — Vamos a tener que atravesar ríos, pantanos, humedales y grandes densidades vegetales sin a penas medios.

— Efectivamente.

— Y no tenemos equipo medico — Repetí.

— Nosotros tenemos conocimientos médicos de sobra — Replicó, intentando aparentar tranquilidad.

Con una sacudida del brazo, me deshice de su agarre y proseguí mi camino. Ya estaba harta de escuchar sandeces.

— Te lo recordaré cuando no sepamos qué dosis de antibiotico inyectarte si se te necrosa la piel o se te gangrena la pierna a causa de una picadura — Le grité, mientras subia las escaleras hacia mi habitación.

Cerré la puerta de un portazo. Robin se acercó ladrando y haciendo piruetas contento.

— Hola pequeño. Algo tengo que hacer contigo para ponerte a salvo. Creo que el Gobierno mexicano va a tener que pagarte un cuidador, una habitacion de hotel y tu manutención. No se si llevarte conmigo.

🟢 ExpediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora