La noche me habia hecho recapacitar. Andrés no tenia la culpa de la pésima gestión de quien había organizado la expedición y no merecía mis desaires. Era tan solo una marioneta más de aquel teatro político con intereses ocultos, bajo la badera de la conservación del patrimonio nacional. Pasaba en todas partes, a todas horas.
Consegui que el Veterinario de la zona me recomendase un lugar de confianza donde poder dejar a Robin mientras tenia lugar la expedición. Concretamente, en la casa de uno de sus auxiliares. Para evitar que hubiera problemas en el pago de sus gastos, programé una transferencia semanal automática desde mi cuenta española. Además, por si ocurriera un desastre, dejé relleno un documento de cesión de propiedad al veterinario para que en mi ausencia, pudiera autorizar la devolución del animal a España. Vamos, un rollo burocrático que al menos me dejaría dormir mejor.
Me disculpé con Andrés durante el desayuno, cosa que hizo que su actitud volviera a ser tan cálida como siempre. No le dio importancia e hizo como si jamás hubiésemos discutido.
— No te rayes — Dijo, guiñándome un ojo.
Una de las furgonetas trasladaba a los componentes de la expedición y la otra transportaba todos nuestros enseres. Los ocupantes de la primera furgoneta nos fuimos presentando uno a uno durante el trayecto.
— Mi nombre es Juan. Un gusto conocerles ¿Alguna anotación medica que quieran hacerme?
Juan era el enfermero del equipo, un chico joven, menudo y delgado. Su experiencia sanitaria era nula, pero lo cierto es que sus notas en la facultad eran excelentes. Al menos eso era un consuelo.
Nadie dijo nada en concreto, salvo Jose Maria, que apuntó tener una seria alergia alimentaria a los frutos secos.
— Mi nombre es Guadalupe. Un gusto también conocerles.
Guadalupe era historiadora. Se habia especializado en todo lo relacionado con las culturas indigenas de mesoamerica. Concretamente, su interés principal eran los materiales y vestimentas utilizados en los diferentes estratos sociales de estas civilizaciones. Su aspecto no era para nada atlético. Era mas bien regordeta y mas bajita que sus compatriotas. Sin embargo, su carácter era fuerte y no parecía amilanarse por nada.
— Mi nombre es Maria. Tengo ganas de aprender cosas de todos vosotros.
Maria era biologa. Era una chica tan delgada como Juan, de tez palida y tenia una peculiar mancha depiel en forma de media luna en una de sus mejillas. Parecía simpatica. Seguramente tarde o temprano generase algun conflicto entre los chicos.
Los biólogos saben mucho de todo y hablan de una manera extraña. Son involuntariamente pretenciosos. Recuerdo que una vez me dijo uno que la diferencia entre un biologo y un veterinario radicaba en que ellos se encargaban de conocer a los animales y nosotros de arreglarlos. Basura.
— Estamos llegando — Anunció el conductor.
Había pasado una hora desde que nos montamos en la furgoneta y ya nos habíamos familiarizado con el olor corporal a sudor de todos y cada uno de los componentes del equipo.
Una lastima romper la magia.
— Puto calor — Murmuró Andrés, antes de abandonar el vehículo de un salto.
Al salir, respiramos aire puro y descargamos las cosas en una cabaña de la aldea a la que habíamos llegado. La gente hablaba una extraña lengua que solo Guadalupe entendía y nos miraba con curiosidad. Sobre todo a los españoles, que debiamos parecerles fantasmas humanoides.
La extraña aventura comenzaba.
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🟢 Expedición
AdventureMexico 2021 Siete personas son reclutadas para documentar y cartografiar el actual estado de un antiguo templo Chichimeca. Celia, junto con el resto del grupo que conforma la expedición, descubrirá los secretos que oculta la selva y hasta donde es c...