Capitulo 55: Mentira

18 2 9
                                    

Dia 28 de expedición
(Tercera parte)

— ¿Entonces no interrumpí nada importante?

Esa noche Guadalupe se mostraba arrepentida por haberse acercado a la roca donde nos encontrábamos Andres y yo. El grupo que se estaba bañando al otro lado del lago, había visto una serpiente de grandes dimensiones introducirse en el agua, por lo que al ver que no dábamos señales de habernos enterado del suceso, la historiadora vino corriendo a ponernos en sobreaviso.

Como si precisamente volviese a revivir aquel instante, mi piel se tiñó de rubor.

¡Tierra trágame, engúlleme y teletranspórtame!

— ¡Mierda! Dime que no es verdad — Recordé que dijo Andrés, mientras apartaba sus manos de mi cintura y me apartaba con cuidado de la roca en la que estaba apoyada - Te juro que no es una amenaza, pero en estos momentos siento deseos de matar, pequeña.

Luego, se colocó delante de mi, en una actitud protectora.

— No te preocupes. Quédate a mi espalda.

Oh, estupendo. Más de su anatomía.

Antes de poder reaccionar, eché un vistazo a la parte posterior de su cuerpo y tragué saliva. Conteniendo las ganas de besar el espacio que quedaba entre sus omóplatos, pasé por su lado y conseguí esquivarlo.

— ¡Ya vamos! — Grité por encima de su hombro, para que Guadalupe se detuviera y nos diera tiempo de adecentarnos.

El veterinario trató de sujetarme.

— Pero...¿A dónde vas asi?

— ¿Así cómo? — Susurré, zafándome de su agarre — No estoy desnuda. Por si no te has dado cuenta, tú estás más desnudo que yo — Repliqué con determinación — Voy a quitarle la camiseta a Robin y ahora te la devuelvo.

Habilidosamente, Andrés logró capturar una de mis manos y frenó mis pasos por un instante.

— Tienes la piel de una tonalidad rojiza, echando humo. Los labios turgentes e hinchados. La mirada perdida y se te marca más de lo que permite el decoro por debajo de la camiseta ¿Entiendes? Estás extremadamente provocativa Lía.

Casi me resbalo de la impresión.

¿Andrés hablando de decoro?

— ¿De qué hablas? — Pregunté, todavía turbada por sus palabras — No podemos permanecer escondidos tras esta roca todo el dia.

Recorrí con la mirada su figura. Descubrí que él también mostraba todos los detalles que había descrito. Piel encendida, labios voluminosos y ojos brillantes. De hecho, más abajo, una parte concreta de su pantalón tampoco acataba las leyes del decoro.

Sin darme cuenta, me llevé la mano que tenía libre a la boca, ocultando una exclamación de sorpresa.

— No me mires así, troll.

Me puse nerviosa.

¿Enserio me había pillado mirando justo ahí? Menuda pringada.

Sacudí la mano para soltarme de la suya y salí corriendo del agua, olvidándome momentáneamente de la dificultad que tenía Andrés para caminar.

Esto desencadenó un efecto dominó humano que jamás habría previsto. Andrés perdió el equilibrio y se cayó, golpeándose contra la orilla. A su vez, mis pies quedaron enredados en sus brazos al caer y yo también quedé tendida justo a su lado en la orilla del lago.

🟢 ExpediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora