Capitulo 20: Virtudes encubiertas

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Dia 9 de expedición
(Segunda parte)

Los dias anteriores a penas había tenido ocasión de tener largas conversaciones con Guadalupe. La historiadora habia tenido una infancia bastante dura, y sin embargo habia elegido agarrarse a la cara amable de la vida. Sus estudios la habían ayudado a reflotar y me daba cuenta de que, tal vez, investigar sobre los origenes de su cultura la ayudaba a evadirse del mundo.

Le gustaba tanto su trabajo, que hacía que cualquiera se sintiera sumanente atraído por sus conocimientos. Ciertamente esto, a pesar de que era una mujer bajita y regordeta, con un físico dentro de lo normal, la hacía especialmente llamativa.

- Entonces, este templo podria ser uno de los pocos vestigios de la cultura Chichimeca - Iba explicando mientras caminábamos - Los chichimecas eran pueblos nómadas que no solían permanecer mucho tiempo en una ubicación en concreto. Habitaban esta zona antes de la llegada de los mexicas o nahuas. Los conflictos bélicos entre las distintas civilizaciones los hicieron finalmente desaparecer.

— Alguien me había contado una historia completamente distinta — Murmuré, mirando de reojo a Andrés.

— Oye, perdona si he confundido al pueblo Chichimeca con los Mayas - Intervino el veterinario, haciéndose el ofendido — Las civilizaciones prehispánicas son muy complejas. En la escuela solo te hablan de los Mayas, Aztecas e Incas. No he tenido tiempo de documentarme.

Ja!

— Eso es escandaloso. Llevas aqui viviendo años. Al menos me podrías haber dicho que era un templo Azteca...cuadraría con la zona que estamos explorando — Le regañé.

— Oye troll, que hasta ahora tú tampoco te habias dado cuenta — Dijo, pasando por delante nuestra para abrirnos paso a machetazos por una zona de dificil acceso.

Lo observé dando fuertes golpes a diestro y siniestro. Por suerte, el dedo roto le afectó a su mano izquierda y no la derecha. Si no fuera por él, nos costaría más trabajo seguir avanzando.

— En eso llevas razón — Tuve que decir.

— Los Mayas estuvieron mucho más al sur. El periodo de actividad de los Chimichecas abarca desde los 1000 a.C. – 1800 d.C. Los Aztecas datan del 1325 d.C. Estamos hablando de culturas separadas más de 475 años.

— Dijiste 750 a.C. Tampoco acertaste en la antigüedad del templo — Le informé, con retintin — Listillo.

Él ignoró mi comentario. Yo también pasaria de mi comentario si estuviera en su lugar. Estaba siendo muy pesada. Confieso que a veces me dejo llevar y me gusta molestarle. Mi subconsciente quiere comprobar cual sólida e infinita es su paciencia conmigo.

— Bueno, eso podría ser — Intervino Guadalupe — Son fechas que van variando dependiendo de los nuevos descubrimientos.

Andrés se detuvo un instante e hizo un breve corte de mangas sin mirar atrás. Sonreí, negando con la cabeza. Qué ordinario era.

— ¿Como notas tu espalda, Guadalupe? — Pregunté, cambiando de tema.

La mujer llevaba colocada la mochila sobre el pecho y habiamos recortado su camiseta por detrás, para que la tela no se quedara adherida a la sangre que aún salía de sus heridas. Por supuesto, la experiencia es un grado y le untamos una crema que repelía insectos para evitar que los gusanos hicieran otra vez de las suyas.

— Bueno, el escozor es horrible y me duele respirar. Pero la verdad es que con la medicación me noto aliviada. Gracias por preguntar.

Continuamos caminando.

— ¿Y vosotros? — Se interesó ella también.

Andrés se puso a nuestro lado de nuevo.

— Me duele el ojo bastante, no puedo decir con seguridad si puedo ver. Me molesta abrirlo y la luz me deslumbra — Tomé la palabra — Lo de la barbilla y el labio lo puedo soportar.

Antes de irnos me habían curado y dado puntos en la barbilla. Lo segundo lo había tenido que hacer Andres siguiendo mis indicaciones. La tarea había sido ardua, tanto por el dolor que me producía mover los labios y la barbilla al hablar, como por tener sus enormes manos cubriéndome la boca.

Noté que ambos me miraban con preocupación. Eso desde luego confirmaba que mi ojo debía tener un aspecto pésimo.

No importa, Robin me querrá igual.

Andrés arrugó el entrecejo y se pasó la mano por la frente. Hizo el ademán de tocarme en el hombro, como para consolarme, pero observé que desistía a mitad del movimiento.

— Os pondréis bien. Nos pondremos bien, ya veréis — Dijo tratando de levantar los ánimos — Sólo hay que dejar que pase el tiempo.

— ¿Y tu, cómo te encuentras? — Quise averiguar.

Su nariz estaba muy inflamada y sangraba de forma intermitente por uno de los orificios nasales. El dedo de su mano izquierda lo tenia vendado al dedo adyacente para estabilizar la fractura. Contra todo pronóstico, seguía conservando su atractivo. Ahora mismo con el agravante de encontrarse lesionado/desvalido. Parecía un náufrago necesitado de atención.

— Todo en orden — Contestó, sin darle importancia al tema.

Esa respuesta me sorprendió viniendo de él. Siempre había sido un chico muy egoísta y sobredimensionaba demasiado cualquier cosa mala que le ocurría. Quizás esos años viviendo en Mexico, lo habían hecho madurar en algún sentido. O quizás esos dias de expedición, estaban moldeando su propia personalidad. O quizás simplemente se estuviera haciendo el machote. Sea lo que fuere, cuando se despojaba de su egolatría, se transformaba para bien e impresionaba.

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