Dia 2 de expedición
— Son quince dias se expedición. Otros quince días de reconocimiento del terreno y quince dias para volver. Es probable que la convivencia se vuelva difícil ¿Esto sacara el lado bueno, o el lado malo de la personalidad de cada uno?
María trataba de mantener conversaciones agradables, pero era complicado seguirle el ritmo. Hablaba sin parar.
— Depende — Contesté evasiva.
No estaba para tener conversaciones transcendentales.
Aquella mañana estábamos mucho más repuestos que el dia anterior. Ya no notábamos esa sensación extraña que habia dejado el Peyote en nuestro cuerpo, una relajación muscular intensa. Algunos además habíamos tenido un poco de diarrea.
Continuábamos avanzando por la selva, atravesando las zonas de mucha maleza a machetazos. Guadalupe iba guiándonos, haciendo uso de un mapa y una brújula.
El suelo era resbaladizo y estaba cubierto por capas y capas de hojas caídas. A nuestro alrededor había palmeras, cipreses, cargueros y arboles con frutos que mejor era no consumir. Salvo que tuvieras que decidir entre eso o la muerte.
El silencio que imperaba solamente se rompía por el canto de algunos pajaros, monos, el zumbido de insectos voladores y nuestro propio paso.
En el camino nos encontramos con dos serpientes de cascabel, una adulta y otra juvenil, que por suerte se abstuvieron de atacarnos. Llevábamos botas altas de protección, pero si la mordedura te pillaba por sorpresa en alguna otra zona del cuerpo, no lo contabas.
— ¿Por qué no me explicas algo interesante de esta selva? — Le dije a Maria, en tono conciliador.
— Pues es difícil poder decir algo más que lo que a simple vista ves. Las especies botánicas y la fauna parecen ser las tipicas de esta zona de centromerica, aunque a decir verdad esta selva me recuerda mucho a la que hay en Brasil, cerca del amazonas.
— ¿Por qué?
— Aquí no es tan frecuente la palmera que camina. Como esa que tienes a tu derecha. Se la considera mas una especie invasora.
Me señaló una extraña palmera, cuyas raíces crecían al aire y elevaban la planta hacia una altura de más de un metro de distancia del suelo.
— Es una palmera que tiene la habilidad de desplazarse, creando nuevas raices en sus laterales y dejando morir otras. Parece que tuviera piernas, por eso se la llama asi.
— No había visto nada igual en mi vida — Confesé.
De repente, un grito proveniente de la parte de atrás del grupo, nos hizo detenernos y correr en la dirección opuesta.
Juan se encontraba en el suelo, quejándose y agarrando una de sus piernas. José María se encontraba agachado a su lado e intentaba calmarlo.
— ¡¿Qué ocurre?! — Pregunté al llegar.
El grupo los rodeó en un instante.
— ¡Me duele! — Gritaba Juan, con lágrimas en sus ojos.
— No te muevas — Decía Jose María.
— Un cepo — Dijo Andrés, como si supiera al instante de lo que se trataba, introduciendose en el círculo y acercándose a donde se encontraba Juan.
— Esto si que es mala suerte — Dijo Juan, preocupado, soltando otro quejido.
— De eso nada. Al menos no es un cepo letal, pero te va a dejar una bonita marca en el tobillo — Respondió Andrés, resolutivo — La mala noticia es que acabas de descubrir que por aquí hay furtivos. Los furtivos no son gente agradable y espero que no nos los crucemos.
Guadalupe y Maria asintieron, dando veracidad a sus palabras. Estaban en shock por la situación.
— ¡No lo toques! — Suplicó Juan, retorciéndose de dolor, cuando la mano de Andrés se posó cerca del cepo.
— ¿Como podemos ayudar? — Me interesé, sintiéndome impotente — ¿Traes algún tipo de anestésico en el kit de emergencias? Déjame mirar.
— No. Si — Se contradijo — pero no debemos malgastarlo — Dijo Juan, apretando la mandíbula para contener el dolor — Solo es el primer dia de expedición.
Ese chico delgado tenía agallas.
— Esto no es malgas...— Repliqué, sorprendida por sus palabras.
— Tiene razón - Interrumpió Andrés — Es mejor que se alejen todos unos metros. José María me ayudará, por suerte o por desgracia ya he tenido que quitar algunos de estos — Hizo una pausa — Te va a doler mucho, pero podrás soportarlo.
Juan asintió, con una mueca de dolor en la boca.
El grito de dolor que pudimos escuchar desde lo lejos, fue peor que el primero y atravesó la selva de lado a lado.
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🟢 Expedición
AventuraMexico 2021 Siete personas son reclutadas para documentar y cartografiar el actual estado de un antiguo templo Chichimeca. Celia, junto con el resto del grupo que conforma la expedición, descubrirá los secretos que oculta la selva y hasta donde es c...