Una buena acción

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Desde la vuelta de Kyoto por las vacaciones navideñas, Asuna no había vuelto a ver a su novio debido a que su madre se lo había prohibido. La única manera de verse era en ALO dado que, gracias a su hermano, podía conectarse a escondidas en el cuarto de éste. La castaña intentaba no decirle la verdad al moreno debido a que no quería que Kirito se sintiera culpable o mal por la relación casi nula que tenían ella y su madre. 

Durante este tiempo la ayuda de la espadachina Zekken, Yuuki en el mundo real, había sido el único remanso de paz para Asuna pues era a la única persona que podía contarle el problema que tenía en este instante. Gracias a Kirito y al taller de informática de la escuela, habían podido crear una sonda para que ambas amigas pudieran también compartir cosas y tiempo en el mundo real. 

- Asuna, estás muy triste hoy - le dijo la que en poco tiempo se había convertido en su mejor amiga - ¿ha ocurrido algo más con tu madre?

- No - respondió la aludida - apenas hablamos cuando estamos juntas en la mesa. Se piensa que Kirito-kun y yo ya no estamos juntos algo que, al parecer, le hace muy feliz. 

- ¿Por qué piensa eso?

- Porque no nos ve juntos - dijo - según me dijo mi hermano, puso a alguien a averiguar cosas sobre él y no le gustó ni la familia ni sus orígenes. No le gusta que sea adoptado, algo que, realmente, a mí no me importa. Desde entonces hemos evitado vernos en lugares públicos más allá de la escuela por si acaso me ha puesto observadores. 

- No puedes vivir con ese miedo - le aconsejó - ese chico y tú os queréis por lo que nadie tiene que evitar que os veáis. Tienes que hacer algo. 

- Hoy hace un año que me dio el primer beso en el mundo real - soltó de repente la ojimiel - hace un año que él y yo nos conocimos aquí - la morena no sabía muy bien qué palabras decirle a su amiga para consolarla - quería que tuviéramos otro tipo de celebración los dos solos, no te ofendas - le dijo - pero quería pasar un día solo con Kirito-kun. 

- ¿Y qué habías pensado para celebrarlo? - preguntó inocentemente Yuuki. 

- Prefiero no contártelo - se sonrojó la castaña - pero era un plan muy íntimo para nosotros. 

- ¿Es que acaso tú y él... habéis hecho "eso"? - la morena, debido a su corta edad, tenía cierta vergüenza a pronunciar la palabra sexo. 

- Obviamente - respondió la castaña con las mejillas ligeramente sonrojadas. Nunca antes había sido capaz de contestar esa pregunta cuando se la habían hecho sus amigas o su cuñada pero, no sabía porqué, con Zekken era diferente todo - llevamos un año juntos y, en alguna que otra ocasión, nos hemos quedado solos por lo que hemos aprovechado la oportunidad que se nos brindó y lo hicimos. No es que lo hagamos a diario, seguramente habrá parejas de nuestra edad que lo hagan más, pero tenía ganas de pasar una tarde los dos solos en algún lugar u hotel perdido del mundo. Aunque, a causa de mi apellido, me reconocerían enseguida y mi madre sabría lo que he hecho por lo que dejaría de ver a Kirito-kun inmediatamente y podría ser peor porque, conociendo a mi madre, sería capaz de acusarlo de que ha abusado de mí o algo. 

- Que mala situación tienes, amiga - se lamentó Yuuki - ojalá estuviera bien o, aunque estuviera así, tuviera alguna manera legal de cederte mi casa. Así podrías hacer tu vida tranquilamente, sin nadie que te la amargara. Incluso podríais vivir vuestro amor en completa armonía y paz. 

- Más me gustaría tenerte aquí en carne y hueso - se secó una lágrima la ojimiel - así podríamos hablar cara a cara sin pantallas de por medio. 

- Eso también estaría bien - rió la adolescente - y, si así fuera, vivirías conmigo en mi casa ya que necesitaría a un tutor legal. Podríais ser tú y Kirito, de esa manera viviríais juntos porque tendríais que cuidar de mí. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora