Forever and always

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Kirito y Asuna estaban regresando a casa de la castaña después de haber pasado un rato en el Dicey junto a Sinon. Debido al miedo que le tenía aún el azabache a la madre de su novia, se habían parado en el parque que había unos metros antes de la mansión para despedirse de Asuna.

Ambos adolescentes estaban tomados de ambas manos mientras se miraban tiernamente a los ojos, sus bocas se iban acercando lentamente pues iban a despedirse y estaban felices dado que en unos meses marcharían a América a estudiar juntos. Mientras se encontraban de esa manera, Kirito se puso en alerta dado que notó la presencia de alguien, no estaban solos, algo que le extrañó al joven puesto que de normal esa zona estaba más bien desierta. El chico tomó un poco de distancia de la ojimiel dado que tenía miedo a que fuera algún vecino de la familia Yuuki y no quería que los viera así y le dijera a Kyouko como estaban en el parque los dos, no quería darle motivos a la madre de su novia ya que conforme acabaran los exámenes finales aceptaría la invitación de ésta para ir a cenar con ellos y aprovecharía para pedirles permiso por lo de América.

El que Kirito se distanciara tan rápidamente llamó la atención de Asuna porque, generalmente, sus despedidas solían ser bastante más largas y mucho más románticas por lo que miró al punto donde estaba mirando el antiguo héroe de SAO. Vio un chico de complexión delgada se acercaba a ellos. El transeúnte tenía el pelo blanco y parecía algo desorientado.

- Perdón por molestar - se dirigió a ellos - pero... estoy perdido. ¿Podrían decirme dónde está la estación? - Asuna ladeó su cuerpo y alzó su mano izquierda para señalarle el camino.

- Esto... sigue por este camino... - Kirito dio un paso al frente y colocó a la castaña a sus espaldas. El cuerpo del azabache estaba entre el desconocido y ella - ¿Kirito-kun? - preguntó extrañada la joven pues parecía que su novio se había puesto en alerta.

- Llevas siguiéndonos desde que hemos salido del Dicey - se dirigió al hombre - ¿Se puede saber quién eres?

- Sabía que para ti no podría pasar desapercibido, Kirito - sonrió amargamente el hombre - pero me sorprende que me preguntes quien soy cuando no ha pasado ni un solo día en el que yo te haya olvidado - el chico pensó por un momento y abrió los ojos de par en par. Acababa de recordar quién era él.

- ¿Johnny Black? - preguntó e inconscientemente se llevó la mano por encima de su hombro, esperando encontrar su amada elucidator, acababa de recordar que era el último miembro de Laughing Coffin. Esto hizo que el hombre se riera a carcajada limpia.

- No tienes tu espada, no está - seguía riendo. Asuna observaba todo completamente sorprendida pues no esperaba que él siguiera suelto.

- ¿Estás huyendo?

- Obviamente - respondió sin ningún tipo de duda - y tú, sin espada, no eres más que un niño debilucho. Ya no eres el héroe que todo el mundo admiraba en Aincrad - el hombre comenzó a andar hacia ellos, lo que hizo que Kirito diera un par de pasos atrás, protegiendo a la castaña.

- Tú tampoco tienes tu arma venenosa - le reprendió el joven.

- En eso te equivocas - sonrió y metió su mano en el bolsillo, sacando una jeringuilla. La pareja se quedó en shock al ver lo que el hombre tenía en una de sus manos - tristemente no es un cuchillo pero creo que, para lo que quiero hacer, servirá - corrió hacia la pareja mientras reía como un loco. Kirito empujó al amor de su vida hacia atrás, quería protegerla como fuera.

- Asuna, huye y busca ayuda - le dijo. Ella, con algo de reticencia, asintió. Vio como el azabache alzaba el paraguas de la chica como si fuera una espada.

- Destello veloz, corre la voz. Yo fui quien acabó con el espadachín negro. Johnny Black, recuerda mi nombre - le dijo antes de que ella tomara distancia y fuera a una de las casas cercanas al parque. Tristemente la chica no llegó a llamar a ninguna puerta pues antes de que esto sucediera vio como el hombre hincó el arma venenosa en el cuerpo del amor de su vida, vaciando todo el contenido de la jeringuilla en el interior de Kirito. El azabache había conseguido clavarle el paraguas en el muslo, lo que significaba que al menos le inmobilizaría durante un rato. Asuna esperaba que ese periodo de tiempo fuera suficiente para que llegara la policía a detenerlo.

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora