Navidad Yuuki

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Asuna y Kazuto pasaban su primera Navidad como marido y mujer pues esta misma noche cumplían dos meses como tal. Hoy cenarían en casa de Kyouko debido a que les había invitado a pasar la Nochebuena con ellos, algo extraordinario dado que, aunque la madre de Asuna hubiera aceptado su relación hacía cinco años, aún le seguía costando incluir a Kirito como un miembro más de la familia Yuuki puesto que, a pesar de que sabía que el moreno hacía muy feliz a su hija, la matriarca Yuuki seguía pensando que Asuna podía haber aspirado a un chico mejor y con más poder adquisitivo pero, aún así, daba lo mejor de ella misma para interactuar con Kazuto por su hija.

Kazuto, dadas las circunstancias, estaba muy nervioso, no solo por la cena sino porque Asuna últimamente estaba muy extraña, no comía mucho, vomitaba con frecuencia y tenía cambios de humor extraños, por no hablar de las excesivas horas de sueño que tenía. El muchacho, inocente, pensaba que su mujer estaba enfadada con él por algo e iba a dejarle por lo que, un día, le transmitió su preocupación a su madre.

- Asuna está bien, hijo - sonrió tiernamente la mujer - pero está cansada de las muchas horas que trabaja en el restaurante - era chef de cocina de uno de los restaurantes más exclusivos de Tokio - dale tiempo y se le pasará - le besó en la frente. No comprendía porque pero su madre parecía feliz a la par que le estaba escondiendo algo.

Tras hablar con su madre se había quedado más tranquilo por lo que se encontraban ambos de la mano en la puerta de la mansión Yuuki, él estaba hecho un manojo de nervios pues hacía muchos años que no venía a un evento a esta casa.

- Tranquilo, cariño, todo va a ir bien - le susurró su esposa mientras lo abrazaba.

- Eso espero - sonrió.

Se dieron un beso en los labios pero fueron interrumpidos por Sada, el ama de llaves de la mansión Yuuki.

- Feliz Navidad, señorita Yuuki y señorito Kirigaya - sonrió la mujer conforme abrió la puerta, aún no se hacía a la idea de que Asuna era una mujer casada de veinticinco años.

- Feliz Navidad a ti también, Sada - sonrió la castaña y la abrazó - pero ya no soy señorita, ahora soy la señora Kirigaya - miró a Kazuto sonriéndole.

El ama de llaves asintió y Kazuto le devolvió la felicitación con una amplia sonrisa en su rostro. Sada les indicó donde estaban sus padres y entraron al amplio comedor.

- Bienvenidos - dijo una sonriente Kyouko mientras se levantaba a abrazar a su hija - ¿Has cogido un poquito de peso, no? - preguntó con un aire de sospecha mientras acariciaba el vientre de Asuna, Kazuto no comprendía a qué venía ducha pregunta.

- Que cosas dices, mamá - se rió falsamente la muchacha - si con la cantidad de trabajo que hay en el restaurante no me da tiempo a parar.

- ¿Cuando inaugurais el restaurante, hermanita? - preguntó su hermano que había venido acompañado de su novia, con la cual llevaba demasiados años dado que Asuna la conoció antes de entrar al SAO por lo que se le hacía extraño que se hubiera casado ella antes que él.

- Si todo va bien, el día ocho abrimos por fin - sonrió ya que habían estado unos cuantos meses parados debido a las obras del local - ya tengo la nueva carta preparada y faltan pequeños detalles.

- Nos alegramos mucho, hija - le dijo Shouzou, su padre - estoy muy orgulloso de ti.

- Gracias papá - respondió una emocionada Asuna mientras se secaba las lágrimas. Esperaba poder controlar sus emociones hasta que se repartieran los regalos.

La familia al completo se sentó a la mesa para disfrutar de los deliciosos platos que había preparado el servicio para ellos. Kazuto no podía evitar sentirse incómodo puesto que él estaba acostumbrado a comer lo que, bien su esposa o bien su madre, habían cocinado en este día, se sentía fuera de lugar por disfrutar la comida que había hecho otra persona que no iba a poder disfrutar de estas fiestas con su familia o hijos. Si había algo que tanto él como Asuna habían hablado antes de casarse fue que, en el momento que vinieran los hijos, nunca iban a permitir que los criaran alguien ajeno a ellos, como había pasado con Kouchirou o Asuna, ambos querían ser partícipes de todo lo que sucediera en la vida de sus retoños. Al igual que con la cocina o las tareas domésticas, lo harían entre los dos pero no iban a pagar a alguien para que hiciera lo que ellos podían.

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora