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Asuna

Estábamos merendando con nuestras amigas mientras intentábamos convencer a Kirito para que participara en las nuevas peleas de SAO del Augma, pero no había manera ya que a mi novio no le hacía mucha gracia el aparato que nos habían regalado en la escuela. 

Cuando terminamos de merendar me fui junto a Kirito a su casa pues Sugu se iba mañana a Shimane a un campamento de Kendo y quería desearle suerte y despedirme. Al llegar al hogar de los Kirigaya comprobamos que no había nadie por lo que intenté buscar la manera de convencer a mi novio para que fuéramos a la batalla. Había una forma que siempre funcionaba, que era el sexo, por lo que mientras estábamos sentados en el sofá comencé a besarle el cuello. 

- Asuna - dijo entre gemidos - sé lo que estás buscando pero no vas a conseguirlo. 

- ¿Tú crees? - pregunté con un tono un tanto inocente mientras me mordía el labio pues sabía que eso a Kirito le excitaba. 

- Sí, lo creo - dijo intentando evitar mirarme pues el que me mordiera el labio era su debilidad. 

Seguí besando su cuello mientras me desabrochaba un par de botones de mi uniforme, no lo estaba haciendo por conseguir ir a la pelea, quería tener sexo con mi novio pues últimamente estaba un poco más excitada de lo normal ya que llevábamos un par de semanas sin hacer absolutamente nada porque había pasado todo lo de Yuuki. 

Finalmente, después de volver a morderme el labio, Kirito cedió. Me tumbó sobre la moqueta enfrente de la chimenea que la familia Kirigaya tenían en el salón. Terminó de desabrocharme la camisa y me quitó el sujetador de golpe. Yo también lo desnudaba a cada beso que nos dábamos estábamos disfrutando mucho. 

- Ahora se va a enterar, señorita subcomandante - dijo una vez estábamos ambos desnudos.

No sabía muy bien lo que iba a hacer pero la sonrisa pícara que tenía en la cara delataba que era algo pervertido. Kirito cogió mi cinta del uniforme y me ató las manos sobre mi cabeza con ella. Después cogió su corbata y me tapó los ojos con ella. 

- Va a probar de su propia medicina, señorita Yuuki - me dijo susurrándome en el oido, algo que a mi me excitó demasiado. 

Mi novio empezó a besar cada centímetro de mi cuerpo, deteniéndose en mis pechos o en mi vagina, algo que me hizo gritar muy alto debido al placer que me daba tener su lengua en mi interior. Cuando llegué noté como mi novio me agarró mis manos con una de las suyas mientras que con la otra me sujetaba por las caderas. Sentí su pene dentro de mi, entró con una gran embestida provocando un grandísimo grito de placer, sus movimientos de cadera eran fuertes y marcados, hacía movimientos muy pasionales, me encantaba como movía las caderas Kirito, adoraba cuando mis provocaciones acababan en estas cosas. 

- Amor - dije entre gemidos - estoy muy cerca. 

- Yo también - dijo mientras me besaba. 

Hizo un par de embestidas más fuertes y, finalmente, mi orgasmo llegó. Era la primera vez que gritaba tanto de placer. Kirito me desató las manos y me quitó la corbata de los ojos, nos besamos de nuevo apasionadamente. 

- No empecemos de nuevo - dijo - mi hermana estará al llegar y no es cuestión de que nos vea así - nos ruborizamos. 

Recogimos la ropa del suelo y subimos al baño para darnos una buena ducha. Yo no dejaba de sonreír. 

- ¿Qué pasa? - preguntó mi novio con curiosidad. 

- Que me morderé el labio más a menudo - respondí riéndome. 

- Eres toda una pervertida, señorita Yuuki - dijo mi novio intentando fingir un tono de desagrado, quería imitar el tono de voz que ponía mi madre cada vez que me llamaba la atención. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora