Jazmín

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Asuna estaba en la azotea del hotel más exclusivo de Kyoto, había asistido aquí con sus padres, su hermano y su novio, Kazuto. Su familia había sido invitada a una fiesta de la alta sociedad debido a que las Navidades estaban próximas y siempre que estas fechas se acercaban era lo normal que los más ricos de la sociedad celebraran este tipo de eventos para celebrar que habían acabado otro año con beneficios. También era el evento perfecto para presentar en sociedad a las hijas solteras de dichas familias, pues servía como carta de presentación en la búsqueda de un futuro marido para aunar dos grandes riquezas y hacer que ese dinero quede en las familias, evitando que se pierdan los negocios familiares. 

La joven chica castaña sabía muy bien como funcionaban este tipo de eventos debido a que no hace mucho ella era una de esas jóvenes que presentaban en sociedad para buscarle una persona con la que casarse. Por ello no podía evitar más que sentir lástima por esas chicas pues, a diferencia de ellas, Asuna había podido encontrar el verdadero amor, a la persona por la que arriesgaría todo, el indicado para su corazón y para ella por la cual se enfrentó a su madre, a la que no le quedó más remedio que aceptar su relación, haciendo así que Asuna dejara de ser una cara bonita que subastar en eventos de la alta sociedad. No podía estar más que agradecida a entrar a ese juego mortal dado que, a pesar del impacto que supuso para todo el país, para ella había sido su salvación, el destino la quería en Aincrad, le tenía reservado encontrar en ese castillo flotante al amor de su vida, la persona que la completaba, que la protegía y que no sabía que la necesitaba hasta que lo encontró. La joven Yuuki nunca supo muy bien qué buscaba en un hombre, a diferencia de las chicas de su clase, ella nunca había imaginado el día de su boda o el día que descubriera que estaba embarazada, sentía que no era merecedora de un amor de verdad pues desde que sus abuelos maternos faltaron, perdió toda la fé que tenía en encontrar ese hilo rojo que le habían contado sus abuelos, pensaba que ella no iba a encontrar a una persona con la que tendría la misma relación que tenían sus abuelos, con la cual ella creció y soñaba con encontrar. 

El mismo día que murieron sus abuelos Asuna renunció a cualquier posibilidad de encontrar ese amor verdadero, ese alma gemela, del que tantas historias le habían contado sus abuelos. Desistió debido a que lo único que frenaba a su madre de buscarle un matrimonio concertado era la oposición de sus abuelos por lo que con ellos ya muertos, Kyouko se puso manos a la obra y no tardó mucho en organizar diferentes reuniones con distintos chicos de las altas esferas kiotenses. Lo que no sabía Asuna es que sus abuelos desde donde estuvieran le habían guardado una sorpresa para ella, dejarle la casa completamente libre para que ella pudiera entrar en la habitación de su hermano y cogerle a escondidas el NerveGear, se lo llevó a su habitación y se conectó al castillo flotante. Ahí fue donde le conoció, él fue quien le dió sentido a todas y cada una de las historias de amor que le habían contado sus abuelos mientras estaban sentados en el porche en compañía de un buen helado casero. Aunque dichas historias terminaron de tener sentido cuando él acudió en su rescate a la cárcel dorada donde la tenía encerrada el prometido que le había buscado su querida madre, en ese instante comprendió la leyenda del hilo rojo que le contó la hermana de su abuela. 

Kirito, o Kazuto, le dió sentido a su vida, comprendió que era esa persona que ella buscaba, le dió el color que su vida necesitaba, pues hasta su llegada Asuna vivía en blanco y negro. Había luchado contra todo y contra todos por ese chico de cabello azabache, habían pasado juntos por muchos momentos complicados pero habían superado juntos todos y cada uno de los obstáculos que les había presentado la vida debido a que, como Asuna sospechaba, y su hija Yui le terminó por confirmar, Kirito y ella estaban atados por un hilo rojo, por muy separados que estuvieran, siempre encontraban el camino de vuelta el uno a los brazos del otro, como dijo Yui, los lazos que les unían eran más fuertes que los que los separaban. Hoy se cumplían dos años de la salida de ambos de Underworld y, el que ella y su novio se encontraran en ese evento era por una razón. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora