Pingüinos

1.5K 65 44
                                    

Kirito 

Tenía ganas de pedirle una cita a solas a Asuna, últimamente solo quedábamos con nuestros amigos, resultaba imposible quedarnos a solas para darnos un beso, siempre había alguien mirándonos para poder burlarse, esto era sobre todo típico de Liz, por lo que me había decidido a que mañana tendríamos una cita de pareja. Me apetecía pasar un día juntos, cogidos de la mano, quería poder besar a mi novia sin nadie que se burlara de nosotros o sin que nos llamaran ''tortolitos''. 

Durante la clase escribí una nota y, cuando terminó el profesor, salí de mi aula para ir a llevarle la nota a Asuna. Mi preciosa novia estaba hablando con unas compañeras, sin pensármelo demasiado entré en su clase y le di la carta. 

Asuna

Estaba comentando la clase con un par de compañeras cuando de pronto Kirito entró dentro, me dió una carta y se fue sonrojado. 

- Te ha escrito una carta de amor, Yuuki-san - me dijo Haruka - que romántico. 

No pude decir nada me limité a sonrojarme pues era la primera vez que Kirito hacía algo así, no era típico de él venir a darme cartas de amor. Más bien él no era de escribir cartas de amor, le costaba mucho expresar sus sentimientos tanto por escrito como hablado, por lo que estaba deseando leer esa carta. Cuando llegó el profesor, volvimos cada uno de los alumnos a nuestros sitios y me puse a leer la carta. 

''Princesa: 

Sé que te estarás preguntando porqué te he escrito esto, pero llevo un tiempo pensando que me apetece, más bien, que necesito pasar un tiempo contigo a solas y, no, no estoy pensando en lo que tú crees, conociéndote seguramente estés pensando, ''Kirito-kun, eres un pervertido'' pero no estoy hablando de sexo, precisamente, aunque si se da el momento, ¿por qué no? Es broma, que como si te viera sé que te estás poniendo roja como un tomate. 

Estoy hablando de tener una cita, los dos solos, me apetece poder besarte cuando tenga ganas, sin necesidad de tener que escondernos en algún lugar para darnos un beso rápido para no ser vistos, quiero poder cogerte de la mano sin que nadie tenga que meterse con nosotros porque, según dicen, somos unos ''tortolitos'' por lo que, qué me dice, señorita subcomandante, ¿le apetece quedar con el espadachín negro y solitario pero que está enamorado hasta la médula de su preciosa esposa?

Si su respuesta es afirmativa, estaré muy feliz esperándola mañana a las diez de la mañana en la puerta de su casa. El sitio es sorpresa.

Te amo, mi subcomandante.''

Me quedé un rato mirando la carta sonriendo, no estaba prestando atención a la clase, de lo único que tenía ganas es que llegaran las diez de la mañana para irme con mi chico favorito a una cita.

- Señorita Yuuki - me despertó el profesor de mis pensamientos - ¿puede contestar al ejercicio?

- Sí, - miré a la pizarra y respondí lo mejor que pude. 

- Bien, pero espero que no tenga que volver a llamarle la atención porque está en otro sitio. 

Asentí con la cabeza y me disculpé. Pasadas unas cuantas clases, por fín se había acabado el viernes. Salí del aula y me dirigí a la moto de Kirito, donde me esparaba él apoyado sobre el asiento. 

- Sí - le sonreí mientras ponía mis brazos alrededor de su cuello - estoy deseando tener una cita con mi esposo espadachín - le di un beso en la mejilla. 

Subimos a la moto y me llevó a casa pues al salir mañana con él prefería pasar la tarde en mi habitación para que mi madre no me dijera que salía mucho. Me despedí de él con un beso en los labios y entré en casa. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora