Forget me not

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Kirito y Asuna habían vuelto de Underworld después de estar doscientos años allí encerrados. La primera en volver al mundo real fue la castaña, quien retiró su soul translator de su cabeza y fue al lado de su amado a esperar que él hiciera lo mismo, algo que no tardó demasiado.

- Bienvenido de vuelta, Kirito-kun - sonrió Asuna al verlo. El azabache miró a su alrededor y, después, a la muchacha.

- ¿Dónde estoy? - preguntó completamente descolocado - ¿Y usted... quién es?

- ¿Estás bromeando? - cuestionó la chica pero, al ver la mirada descolocada del joven sabía que no era así - soy Asuna... Asuna Yuuki. Llevamos juntos tres años, incluso me diste un anillo para hacer más seria nuestra relación - le mostró su mano izquierda, donde estaba la joya más preciada de la joven.

- Creo que se está equivocando - respondió él - yo jamás haría algo así.

Aki, quien había estado pendiente de la escena, no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Asuna, sin poder evitarlo, se marchó lo mejor que pudo al servicio más cercano, necesitaba llorar dado que no podía creerse que Kirito no recordara nada de lo vivido junto a ella.

- Asuna-san - llamó la enfermera a la puerta - vamos a hacerle pruebas a Kirigaya-kun, la mantendré al tanto de lo que salga.

- Gracias - alcanzó a decir con un hilo de voz.

Se quedó ahí encerrada, llorando, hasta que la enfermera volvió a por ella. Salió y se agarró a su brazo pues sus piernas aún no estaban bien. Aki la llevó a una sala que tenía una gran mesa, en la que estaban sentados Kikuoka, Rinko e Higa. La castaña y la mujer de gafas tomaron asiento.

- ¿Me vais a decir que le ocurre a Kazuto-kun? - preguntó la joven bastante enfadada.

- Al borrarle los datos sobre lo ocurrido en los doscientos años que estuvisteis en Underworld le borré también lo sucedido en estos tres años. Lo último que recuerda ahora mismo es a su hermana diciendo que se iba a Kendo - explicó Higa - no recuerda nada de SAO, ni de ALO, ni de los otros mundos en los que ha estado. Tampoco recuerda a ninguna de las personas con las que vivió todo eso.

Asuna se encogió en la silla, no podía creerse lo que estaba escuchando ahora mismo. Tenía ganas de llorar, de parar el tiempo y volverlo atrás para ser ella quien se olvidara de nuevo.

- Esto... es vuestra culpa - dijo alzando la voz mientras miraba a Kikuoka e Higa - habéis experimentado con él a vuestro placer sin un consentimiento ni de Kazuto ni de sus padres.

- ¿Preferías que se quedara en silla de ruedas o en coma de por vida? - le respondió Kikuoka de malas formas - porque de no ser por nosotros es lo que le hubiera ocurrido.

- Viendo el resultado de ahora... sí - dijo sin pensar la muchacha - al menos recordaría todo. Ahora volverá a ser el Kazuto que no ha perdonado a su familia, que no se relaciona con nadie y que no sabe lo que es amar y se amado de verdad. Y todo es culpa suya pues si no hubiera entrado en su vida, Kazuto estaría bien, podríamos vivir en tranquilidad.

- Le recuerdo, señorita Yuuki, que entré en su vida porque su novio estaba desesperado por verla y encontrarla. Todo esto es culpa de Kirigaya - Asuna fue a abrir la boca.

- Asuna-san tiene razón - interrumpió Rinko - abusaste de la desesperación de Kazuto - miró a Kikuoka - y lo usaste en tu beneficio. Ahora él está en una cama preguntándose donde está mientras que tú te has salido con la tuya de salvar a Alice. Ahora deberías encontrar alguna manera de que él recupere su memoria ya que lo trajiste aquí en contra de su voluntad.

- Lo intentaré - respondió el hombre - pero no sé si se podrá a corto plazo.

- A corto plazo es imposible - habló finalmente el informático - pero a medio creo que sí será posible. Será implantarle sus vivencias a través del Soul Translator.

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora