ア.0930

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Asuna se encontraba en su despacho como cada día, mientras tecleaba en su ordenador miró su mano izquierda, donde yacía el anillo que dentro de unos meses la uniría de por vida al chico azabache que ella amaba con toda su alma. Hoy era el día de su cumpleaños y habían quedado con sus amigos para celebrarlo en el Dicey y, así, dar la buena nueva.

Tras revisar varios proyectos y asistir a un par de reuniones, llegó el turno de terminar el trabajo y al bajar a la calle para coger el metro se llevó la sorpresa de que su prometido la estaba esperando en la puerta sentado sobre su vieja moto.

- Feliz cumpleaños, princesa - le dijo con una sonrisa pícara en los labios mientras le daba un rápido beso sobre éstos, beso que a ella no le dio tiempo a corresponder ya que, a pesar de llevar juntos nueve años, Kazuto todavía tenía miedo de que sus suegros le vieran dándole alguna muestra de amor en público a su novia - te he traído un regalo - le tendió una pequeña cajita y ella la abrió impaciente. Dentro de la caja había un llavero que era una réplica de la espada que ella usó durante la época de SAO, cuando era el destello veloz. Asuna, sin importarle demasiado dónde estaban, se abalanzó sobre él y se lo comió a besos hasta que la mano derecha de su padre pasó por su lado y les llamó la atención.

- Me encanta - sonrió emocionada la joven - tiene todos y cada uno de los detalles que tenía la de Aincrad.

- Conté con la ayuda de Yui para sacar el boceto - se ruborizó el chico - el mes que viene se cumplen diez años desde que entramos en Aincrad y quería hacerte un regalo relacionado a ello pues, gracias a ese juego, te encontré.

- Aunque hubo cosas malas en él, yo solo puedo estar agradecida por haber entrado ese día - sonrió suspirando. Sus bocas comenzaron a unirse de nuevo pero se vieron interrumpidos por el sonido del teléfono móvil de Kazuto.

- Es Liz - dijo el moreno - sube que llegaremos tarde y seguro que ya están todos allí, no tengo ganas de que piensen mal - rió. Asuna asintió, cogió el casco que le tendía su prometido y subió junto a él a la moto.

Kirito condujo por las calles del centro de Tokio hasta que llegó al pub de Ágil, el cual desde hacía años se había convertido en una especie de "guarida" cada vez que querían quedar con sus amigos. Kazuto aparcó la moto y entraron al local donde, según entraron, todos se lanzaron a los brazos de Asuna para felicitarle el cumpleaños. Después de las felicitaciones y de las muestras de cariño, la pareja tomó asiento.

- Bueno, tengo algo que deciros - dijo Asuna algo avergonzada pues era la primera vez que iba a hacer público que el mejor espadachín de SAO y ella se iban a casar en unos meses. Con sus padres lo hizo Kirito por lo que ahora comprendía lo que el pobre chico pasó unos días antes.

- Estás embarazada - interrumpió Liz, lo que hizo que Asuna usara su mirada de subcomandante de los KoB. La herrera tragó saliva - perdón.

- Kirito y yo nos casamos en unos meses - continuó mientras alzaba su mano izquierda para mostrar la alianza - concretamente el tres de Marzo - sonrió.

El silencio sepulcral se apoderó del pub hasta que Sugu, conocedora ya de la buena nueva, se levantó a abrazar a la que ella consideraba su hermana adoptiva. Tras ella, llegó el turno de Liz, Sinon y Sílica.

- Queremos saber todo tipo de detalles - le dijo la más pequeña - ¿Cómo fue? 

Asuna miró a su prometido y, tras el consentimiento de él en forma de asentimiento, comenzó a recordar cómo fue, algo que le hizo sonreír mientras recordaba.

Flashback

Kazuto se encontraba en la cocina, hecho insólito pues la castaña y él se habían ido a vivir juntos hacía ya dos años y todavía no había sido capaz de cocinar un huevo frito, intentando hacer el desayuno ya que su novia marcharía a la oficina de RECT en cuestión de una hora y quería darle la sorpresa que llevaba tiempo planeando. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora