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Asuna se encontraba en su despacho preparando la reunión, como CEO de RECT, puesto que heredó de su padre unos años atrás, tenía que verse con cualquier CEO que quisiera reunirse con ella. Hoy le tocaba el turno al de RATH, Kazuto Kirigaya. No sabía muy bien el porqué pero Asuna no aguantaba a ese muchacho. Y, para colmo, tenía que ir ella a su empresa, algo que a ella no le gustaba pues sentía que jugaba en territorio enemigo y no tenía a Sinon para que ella pusiera los pies en la tierra. 

Sinon era su mejor amiga, la cual, cuando heredó el puesto, contrató como secretaria porque sabía que era la única persona del mundo que podía calmar sus nervios. En ello se encontraba ahora mismo mientras que la castaña estaba leyendo los contratos que iba a presentarle al azabache esta tarde.

- Deja de resoplar - le dijo una de las veces su mejor amiga - siempre te pones igual cuando lo ves. Te pones tan nerviosa que cualquiera pensaría que te gusta.

- ¡¿Qué dices?! - exclamó ella un tanto nerviosa sonrojándose pues había sido descubierta - es un impertinente. Siempre me mira de arriba a abajo, parece que me está desnudando con la mirada cada vez que me mira y, para colmo, sonríe como si lo disfrutara. Me habla con unos aires de superioridad que no soporto. Encima, para colmo, siempre que nos vemos no deja de pedirme citas, cree que soy como las tontas que salen con él en las revistas. A mí no me valen cuatro palabritas y dos miradas. Necesito más.

- Lo dicho - rió su mejor amiga - te gusta y demasiado. 

- No, no y no - gritó - deja de decir ese tipo de tonterías, por favor. Además ya no estamos en el instituto para estar diciendo que me gusta un chico. 

- ¿Tan guapo es? - me preguntó, pues ella nunca había coincidido con él dado que él siempre quería que nos viéramos en RATH - es decir, ¿es tan atractivo y elegante como lo pintan?

- Es más - se sonrojó la castaña sin darse cuenta de la sonrisa en sus labios y de que estaba respondiendo demasiado - es guapo, tiene unas manos enormes. Una sonrisa perfecta, unos ojos azul acero que te penetran hasta el alma... Por no hablar de lo alto que es y lo bien que le sientan los trajes - sonrió pensando en él. 

- Te acabas de delatar tú sola - rió Sinon pues había conseguido lo que quería, que Asuna confesara. 

- Me has hecho hacerlo - se tapó Asuna la boca. 

Aunque siempre lo había llevado en secreto, la castaña siempre había tenido una relación de amor odio entre ambos. Desde que se reunieron por primera vez, con sus padres, notó que saltaron chispas entre ellos pero ella lo veía como a alguien inalcanzable por lo que se escondió tras una montaña de indiferencia e ironía hacia Kazuto, no quería darle el lujo de ser una más de sus conquistas, quería ser su rival como la empresa líder del país. Quería vencerle. 

De repente, llamaron a la puerta y apareció él. Asuna miró el reloj y vio que todavía faltaban casi dos horas para la reunión, que sería en la otra punta de la ciudad. 

- Disculpe - dijo con esa voz que tanto le gustaba a ella y que le hacía perder los estribos - sé que no es la hora ni nada pero estaba por aquí cerca - mintió pues a él también le gustaba ella y, cuando se reunían, siempre buscaba la manera de volver a verla por eso nunca se ponían de acuerdo en las reuniones dado que él pensaba que si aceptaba cualquier tipo de trato no la vería nunca más y eso es lo que menos quería - y he pensado que podíamos tener la reunión en su despacho.

- Sí, claro - respondió la castaña poniéndose de pie, estaba tan nerviosa de verlo ahí que casi se tropieza con sus propios pies, algo que a Sinon le hizo soltar una carcajada - entre por favor - dijo Asuna cuando recuperó un poco su dignidad mientras asesinaba con la mirada a Sinon. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora