Regresa, por favor

826 41 19
                                    

Los primeros rayos de sol estaban entrando por la cabaña que Asuna y yo habíamos comprado en el piso 22 de Aincrad. En estos momentos no podía ser más feliz, sin abrir los ojos tenía una amplia sonrisa dibujada en mi cara pues me iba a dormir todos los días con ella y despertaba a su lado, me sentía el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra. En este momento me daba igual que esto fuera un juego, no quería que esto que sentía acabara nunca, no quería estar lejos de Asuna nunca más. 

Sentía el cuerpo desnudo de Asuna enredado al mío entre las sábanas y la sensación que eso despertaba en mí era algo increíble. Cuando los rayos de sol comenzaron a molestarme no me quedó más remedio que intentar abrir los ojos pero no quería levantarme, quería seguir con ella abrazada a mí también era porque tenía inmovilizado prácticamente la mayor parte de mi cuerpo por ella. Poco a poco fui abriendo mis ojos para irlos adaptando a la luz del día y lo primero que vi fue su pelo castaño por toda la cama. Después de eso miré las sábanas blancas, estaban llenas de sangre. Intenté despertar a Asuna pero no abría sus ojos. Retiré las sábanas y tenía un corte que iba desde su hombro izquierdo hasta el lado derecho de su cintura. 

Sin poder evitarlo demasiado me puse a llorar desconsoladamente gritando su nombre, no podía creer que esto estuviera pasando. No sabía muy bien pero al alzar la vista vi a Sugou. 

- Te lo advertí - dijo sonriendo mientras sostenía un cuchillo ensangrentado - no iba a ser tuya de ninguna manera - se acercó a mí - espero que ahora vivas bien en tu soledad, para suerte mía me casé con ella sin su consentimiento - me enseñó una alianza en su dedo izquierdo - así que ya tengo la vida solucionada. Adiós - desapareció. 

Seguí gritando su nombre desconsoladamente mientras lloraba como un niño pequeño. 

- Kazuto, hijo - escuchaba la voz de mi madre - despierta - sentía como agitaban mi cuerpo. 

Abrí los ojos y comprobé que estaba en mi habitación del mundo real, en Kawagoe. Miré a mi lado izquierdo de la cama y, efectivamente, ella no estaba ahí. Este tipo de sueños no era nada nuevo en mí desde que volví al mundo real pues aunque yo había vuelto ella no había venido conmigo y seguía tumbada sobre una cama de hospital presa dentro del NerveGear. 

- Perdón por haberte preocupado, mamá - dije incorporándome un poco - debo de haber tenido una pesadilla. 

- Estabas soñando con ella, ¿verdad? - la miré extrañado - con Asuna - me miró - Sugu me lo contó dado que estaba preocupada porque salías mucho y volvías muy tarde. Me contó que habías conocido a alguien especial en ese juego pero que ella no había vuelto al mundo real y estaba en el hospital todavía. 

- Así es - sonreí tímidamente pues era la primera vez que hablaba con mi madre no solo de Asuna sino también de chicas y de que me había enamorado - tengo la sensación de que no voy a estar de vuelta al completo hasta que ella no esté a mi lado. Aunque conocí a su prometido el otro día - notaba como salían lágrimas de los ojos mientras le explicaba a mi madre lo sucedido hace un par de días en la habitación de Asuna con su padre y con Sugou.

- No creo que esa chica sea consciente de lo que han organizado para ella - me abrazó mi madre - si realmente estás perdidamente enamorado de ella, no te rendirás hasta tenerla de vuelta. Al menos yo no lo haría. Se nota que lo que vivisteis juntos en ese juego fue importante para ti y parece buena chica pues pareces otro desde que has vuelto, vuelves a ser tú. Estoy feliz de tenerte aquí conmigo pero, si sientes que sin ella no estás completo, lucha por ella, pelea y, si lo que habéis sentido en el juego era de verdad, volverá junto a ti y no se casará con ese hombre. Es la primera vez que te veo así por alguien así que hijo, no te rindas - besó mi frente. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora