Cocinando con la esposa (2)

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Kirito

Asuna acababa de decirme que su hermano sabía que habíamos estado casados en Aincrad, lo que desembocó en que, sin querer, me cortara el pulgar. Asuna rápidamente me curó el dedo, lo que me hizo divagar cuando, el día de mañana, en vez de a mí, curara a nuestros hijos. Debido a que la herida me escocía, grité.

- Eres peor que un niño pequeño, Kirito-kun - me reprendió mi novia - en Aincrad no eras tan bebé llorón - rió.

- Es que duele - respondí - el cuchillo estaba demasiado afilado.

Mi novia se rió y siguió curándome un rato más algo que me hacía admirarla todavía más de lo que ya hacía. Sabía de sobra que el día de mañana sería una gran madre para nuestros hijos. Tenía todo, era cariñosa, inteligente, adorable, sabía cocinar y era comprensiva.

- ¿Qué piensas? - me sacó Asuna de mis pensamientos.

- En que soy muy afortunado de tenerte - sonreí - y que, el día de mañana, mis hijos van a tener a la mejor madre del mundo.

- ¿En serio estás pensando en hijos? - preguntó con una amplia sonrisa en su rostro.

- A ver, no en tenerlos ahora mismo pero sí en unos años - respondí - el que me estés curando me ha hecho ver una imagen de futuro en la que curas a nuestro hijo - sonreí muerto de vergüenza.

- Seguro que no gritan tanto como su padre - rió - además es una herida pequeña, casi ni sangra - se burló.

- Gritarán más porque se harán heridas más grandes que esta - respondí - y, para no sangrar tanto, bien que te has llevado el dedo a la boca para limpiar la herida con tu lengua. ¿Era por limpiar la herida o por qué tienes ganas de algo que tú y yo sabemos, subcomandante?

- No digas tonterías - se ruborizó por lo que sus mejillas estaban respondiendo por ella - venga, vamos a terminar de cocinar - dijo.

Debido a su reacción yo ya había perdido todo el interés en la cocina, quería otra cosa diferente a aprender a cocinar unas verduras por lo que me puse a la espalda de mi esposa en el mundo virtual y la cogí en brazos. Apagué los fuegos y salimos de la cocina.

- Kirito-kun - intentó decir algo más pero la callé con un beso en los labios, el cual fui tornándolo más pasional.

Entramos en mi dormitorio y dejé a Asuna sobre mi cama. Comenzamos a desnudarnos mientras escuchábamos como en la calle estaba cayendo una gran tormenta eléctrica. Una vez estuvimos completamente desnudos jugué con los pechos de Asuna e inserté mis dedos en su vagina, algo que a ella le hizo gritar de placer. Mi novia, mientras tanto, masajeaba mi miembro con su mano. Al cabo de un rato, cuando ya no podíamos más, me situé y penetré a Asuna, el agua de la lluvia pegaba fuerte sobre mi ventana pero no la escuchábamos ya que los gritos de mi amada eran más fuertes que los truenos y el agua que había en el exterior.

Cuando acabamos nos tumbamos ambos sobre la cama y Asuna se puso sobre mi pecho para escuchar mis latidos, yo no podía más que sonreír ya que esto era algo que hacía desde Aincrad y a mí me hacía feliz, al igual que escuchar los suyos dado que significaba que ella era real, que estaba ahí conmigo.

- ¿Sabes? Mi hermano también me preguntó si habíamos tenido relaciones - me dijo medio dormida.

- ¿Quieres que me corte de nuevo o que me vaya corriendo? - me reí - porque creo que voy a vestirme y voy a coger el primer avión que salga de Narita ya que tu hermano acabará matándome.

- No le contesté - me dio un ligero golpe sobre el pecho mientras se incorporaba en la cama cubriendo su cuerpo desnudo con una sábana - simplemente le he dicho que sacara sus propias conclusiones.

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora