Bebé a bordo

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Asuna llevaba un tiempo encontrándose bastante mal, no sabía lo que le podía ocurrir. Hoy había quedado en el Dicey con Sinon y Liz y, a pesar de que se encontraba bastante mal para ir, hizo su mejor esfuerzo para vestirse y salir de casa. Llegó al pub donde ya estaban sus dos mejores amigas esperándola. 

Era increíble ver como, a pesar del paso de los años, la amistad de esas tres chicas no variaba, estaban cerca de los veintidós años, Asuna y Liz, y de los veinte Sinon y seguían viéndose con frecuencia a pesar de que las tres estaban bastante ocupadas con sus respectivas vidas. 

- Qué cara traes - le dijo Liz invitándola a sentarse en la mesa - ¿estás bien?

- Tienes ojeras - puntualizó Sinon - algo te pasa. 

- No sé - respondió encongiéndose de hombros la castaña - llevo un par de semanas que vomito cualquier cosa, estoy de un humor muy insoportable y no duermo nada. 

Ambas amigas se miraron, como si estuvieran leyéndose la mente, y después giraron su mirada  a la chica de ojos color de miel. 

- ¿Hace cuanto que no te viene la regla? - preguntó Liz sin ningún tipo de franqueza. 

Asuna sacó su teléfono y lo consultó en la aplicación que tenía. Al verlo se quedó con la boca abierta, no podía ser, habían tomado precauciones. 

- Tengo un retraso de un mes - respondió con la voz entrecortada - mi madre me va a matar - comenzó a llorar, Ágil que estaba presenciando la escena pensó en llamar a su amigo, primero para matarlo y, después, para que apoyara a su novia. 

- No te preocupes - la abrazó Sinon - lo primero es que te hagas la prueba - Liz se levantó a pagar las consumiciones y a pedirle a su amigo que no le dijera nada a Kirito, y salieron del pub. Tenían suerte de que en la calle en la que se situaba el negocio de Ágil era peatonal y tenía muchos negocios por lo que no les resultaría muy complicado encontrar una farmacia para comprar un test de embarazo. Cuando la encontraron, Asuna pagó y Sinon propuso ir a su apartamento ya que estaría más tranquila. 

Asuna entró al servicio y siguió las instrucciones de la caja. Una vez terminó se quedó encerrada en el baño a esperar la respuesta, la cual obtuvo a los diez minutos. No pudo reprimir las lágrimas al ver lo que salía en el palito. Cuando se encontró mejor salió junto a sus amigas.

- ¿Y bien? - preguntaron al unísono. 

- Tengo que hablar primero con Kirito-kun - respondió por lo que ambas sabían ya la respuesta - le he escrito un mensaje y me ha dicho que ahora viene a buscarme.

- ¿Qué harás? - se preocupó su mejor amiga.

- No lo sé - sollozó - lo más lógico sería asumir la irresponsabilidad y tenerlo pero no sé si es el momento o si estoy preparada si quiera. 

- Decidas lo que decidas estaremos a tu lado - la animó Liz. 

- Gracias - se abrazó a ambas. 

Kirito la avisó para decirle que estaba en el aparcamiento del edificio de Sinon por lo que la castaña salió del hogar de su mejor amiga y bajó hasta encontrarse con su novio el cual, según la vio llegar, se asustó. 

- ¿Estás bien? - le preguntó. 

- No - cogió el casco y subió a la moto - vamos a un lugar tranquilo, tenemos que hablar. 

El azabache asintió y condujo hasta el monte donde vieron las estrellas unos cuantos años atrás. Aparcó la moto y bajaron. Se sentaron sobre la tierra y miraron el horizonte. 

- Tengo un retraso - dijo finalmente Asuna - de un mes. Me he hecho el test en casa de Sinon y es positivo - dijo sacando el palito que se había guardado en el bolsillo un rato atrás. El moreno lo cogió y lo examinó detenidamente. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora