Pero te conocí.

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Piso 61, Selmurg. 24 de Octubre de 2.024.

Kirito estaba sentado sobre la cama mientras observaba a una durmiente Asuna, cuya desnudez se atisbaba incluso a través de las sábanas. Hacía unas horas que ambos habían perdido su virginidad en el juego de la muerte, Sword Art Online. A pesar que era un juego y en el mundo real seguía siendo completamente puro, para él esto suponía un paso muy importante dado que desde que conoció a la chica apodada actualmente como el destello veloz, sintió algo que nunca supo describir muy bien hasta que se reencontraron en aquella siesta en un césped del piso 56. En ese instante comprendió lo que había sentido desde el piso uno de Aincrad. Él estaba enamorado de esa chica, por más que intentara negarlo era la realidad. 

Asuna y él compartieron muchas cosas durante los primeros pisos de la conquista de Aincrad. Cuando él tenía todo en su contra por ser un beater, la castaña se antepuso a todos y a todo y siguió acompañándolo piso por piso, misión por misión y mazmorra por mazmorra. A él le encantaba ver que, a pesar de ser un beta tester, contaba con el apoyo de esa joven castaña. Admiraba disfrutar del cambio y del avance que tenía la chica de ojos color de miel, cada día que pasaba era más rápida y adoraba darle consejos de mejora para su arma y para su equipo. 

Durante el tiempo que duró la conquista de los primeros pisos de Aincrad, la pareja conoció a Kizmel en el piso 3 y comenzaron una misión complementaria para ayudar a la raza de Kizmel, los elfos oscuros. Aunque le daba un tanto de vergüenza admitirlo, Kirito desde ese instante cogió una costumbre un tanto... extraña. La costumbre que dicho joven azabache adquirió fue despertarse en mitad de la noche solo para admirar a la que era su compañera de batalla. Aunque era un adolescente en el mundo real, tuvo que admitirse a él mismo que la belleza de Asuna era algo que él no había visto en su vida. Era un tipo de atracción diferente a la que él estaba acostumbrado a ver en su clase cada día, en el metro o por la calle. En el mundo real no es que fuera un chico que se relacionara con nadie, es más, podría decir con total seguridad que sus primeros amigos los había hecho en el juego de la muerte pues era un chico muy hermético y casi nunca se relacionaba con nadie, ni siquiera con su familia. Sin querer, recordó a su madre y a su hermana, Suguha, solo esperaba que ambas estuvieran bien y no tuvieran un disgusto muy grande porque él estuviera encerrado en ese castillo dado que, a pesar de la gravedad del asunto, Kirito estaba feliz pues estaba junto a la persona que amaba y que lo hacía sentirse completo.

- Si nos hubiéramos conocido en el mundo real, sé que les hubieras encantado - pensó en voz alta mientras seguía observando a la joven ojimiel - ojalá lleguemos al final y, una vez estemos fuera, puedas conocerlas - sonrió. Asuna se revolvió en la cama, lo que le dio un poco de temor a Kirito dado que no quería que aún despertara pues veía muy a gusto a la chica.

El joven siguió pensando en las aventuras que vivieron junto a la elfa oscura. Él, a pesar de la imagen de persona solitaria que daba, estaba encantado de poder compartir con Asuna sus vivencias en dicho mundo digital. Tristemente, dicha alegría terminó cuando Kizmel falleció a causa de la guerra que mantenía su gremio contra los elfos del bosque. Este hecho hizo que Asuna y él tomaran caminos distintos. Kirito buscó la calidez y la calma que sentía con Asuna en el gremio de los gatos negros iluminados por la luna. En él conoció a Sachi, una joven de pelo corto y ojos claros, que tenía miedo a luchar. El azabache, por miedo a la soledad, escondió su verdadero nivel y le prometió a la chica que la protegería y saldrían de este maldito juego. A pesar de que se encontraba cómodo con Sachi, no era lo mismo que con Asuna. La morena le recordaba a cuando pasaba tiempo con su hermana pequeña en el jardín de su hogar del mundo real, sin embargo lo que sentía por la castaña era algo completamente diferente que él no sabía muy bien cómo describirlo. Aunque pasara mucho tiempo con Sachi, incluso alguna vez habían compartido dormitorio, la última acción que realizaba el espadachín antes de dormir era revisar sus amistades, quería saber que ella seguía con vida. 

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora