Cocinando con la esposa (1)

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Asuna acababa de llegar a su hogar después de una sesión bastante dolorosa de rehabilitación. Kirito, esta vez, la había acompañado hasta la puerta de su hogar y, al saber que no había nadie dentro de él, se atrevió a darle un beso en los labios.

- ¿Y esto? - preguntó la castaña con una amplia sonrisa en los labios cuando terminaron de besarse.

- Porque estoy orgulloso de ti - sonrió - y quería hacértelo saber.

- Si el premio es este, me esforzaré más todavía - sonrió la muchacha abrazándolo - aunque me quedaría así toda la vida, debo de entrar dado que mi hermano llegará en un rato y no quiero que nos vea así - lo que no sabía ella era que su hermano, sin querer, los estaba observando desde la ventana de su habitación aunque procuraba no ser muy visto dado que veía a su hermana tremendamente feliz.

- Lo comprendo - la besó en la frente - nos vemos mañana en el hospital y esta noche en ALO - le dio un rápido beso en los labios - te quiero, princesa - sonrió.

Asuna le robó otro beso antes de que su novio se marchara y la chica entró a su casa con una amplia sonrisa en los labios.

- Vaya, hermanita, sí que te hace feliz ir a rehabilitación - le dijo su hermano dado que la estaba esperando en la puerta de entrada - dicen que, de normal, duele pero a juzgar por tu cara no parece que eso sea así.

- Claro que duele - le respondió ella más roja que un tomate - mi cara es por otra cosa.

- ¿Por qué? - se hizo el tonto Kouchirou aunque él ya sabía la respuesta quería torturarla un poco - ¿un chico, quizás? - rió.

- ¿Cómo lo has sabido? - preguntó un tanto atónita Asuna.

- Estaba estudiando y, en uno de los descansos, me he asomado a la ventana y, sin querer, os he visto - las mejillas de Asuna estaban cambiando de tono, de rosado a rojo intenso - no te pongas así, Asu - rió el joven - me he alegrado mucho ver como te hace feliz ese chico aunque, si me permites, quiero saber más de él - la chica lo miró - quiero que me hables de tu novio - aclaró Kouchirou sonriendo.

Asuna no daba crédito a lo que estaba escuchando dado que era el primer miembro de su familia que quería saber sobre ella y su relación ya que para su madre era un tema vetado en el hogar desde que una de las enfermeras le informaron que los habían descubierto besándose en la habitación del hospital, y su padre, aunque le conocía y le caía bien, incluso le tenía cariño, prefería no hacer enfadar a su esposa. La castaña abrazó efusiva a su hermano debido a que le hacía muy feliz poder compartir con alguien de su familia la felicidad que la invadía desde hace algún tiempo.

- Le he pedido a Sada que nos hiciera café y nos preparara algo para comer - le dijo su hermano mientras la abrazaba - está todo preparado en la mesa de café del salón, como mamá no llegará hasta esta noche podemos tomárnoslo en el sofá - sonrió.

La joven asintió y subió a su habitación para ponerse más cómoda. Bajó al salón donde su hermano ya estaba acabando de servir dos tazas de café caliente y había croissants calentitos. Asuna tomó asiento y le dio un sorbo a su café mientras que su hermano la miraba expectante.

- Kazuto, así se llama mi novio - dijo primeramente. "Qué bien sienta decirlo en voz alta", pensó la chica - nos conocimos en una cueva del primer piso de Aincrad, me salvó de morir - Kou se quedó con los ojos abiertos dado que no se esperaba algo así - tras eso decidimos hacer equipo para vencer al monstruo del primer piso. Aunque yo noté que tuvimos una conexión especial, no sabía muy bien qué significaba eso. Solo sabía que me iba a dormir con ganas de verlo y me despertaba de la misma manera y, como comprendí unos meses más tarde, eso significaba que me había enamorado. Seguimos haciendo misiones juntos hasta que, un día, nos separamos por completo. Cada uno siguió su camino, él se fue por su lado y yo por el mío, uniéndome a los KoB, la guild más fuerte de SAO, en la que llegué a ser subcomandante. Desde ese entonces, tuve pesadillas hasta que, un día, en una reunión para conquistar el piso 56 nos volvimos a encontrar. Debido a que yo no quería hacer caso a mis sentimientos, me comportaba de una manera un tanto dura con él, sobre todo cuando lo vi durmiendo una siesta sobre el césped y, después de echarle una buena reprimenda, no lo pensé más y me tumbé junto a él ya que, como me dijo, no me vendría mal relajarme un poco. Esa vez fue la primera que no tuve pesadillas dado que, desde que nos separamos, éstas no habían cesado. A partir de ahí buscaba cualquier excusa para verlo y, un día que cenó en mi casa, le propuse formar equipo, aunque se negó, terminó cediendo - sonrió pensando la manera en la que lo persuadió - y, sin darnos cuenta, dimos con el boss del piso 74. Él casi muere y fue ahí cuando le dije que no quería separarme de él - le siguió contando toda clase de acontecimientos tales como lo sucedido con Kuradeel aunque omitió lo ocurrido esa noche en su hogar - me protegió con todo, solo quería devolverme segura a casa y lo consiguió - sonrió mientras de su rostro salían lágrimas de felicidad.

Relatos sobre Kirito y AsunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora